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viernes, 26 de abril de 2024
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Opinión. Nota 1470 – (4ª Época):De esto y aquello

Por el Dr. Felipe Martínez Pérez

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El abandono de persona y la prórroga de las elecciones se ha de prolongar eternamente, porque al no vacunar adrede como en España, compañeros de ruta, la podemos seguir hasta el juicio final, salvo que la oposición se ponga las pilas y no se duerma en el desgaste del oficialismo que ya está bastante, pero no vencido y tiene la sartén por el mango  y la perversa capacidad para maniobrar lo que quiera; y la pandemia, solo se ha de arreglar, lo demás no, con la compra de vacunas por empresas privadas. Algo que prohibieron, pero que se harán con el triunfo ellos, cuando empiecen a comprar los otros. Es cierto que el Estado debe hacerse cargo pero cuando el Estado no está, ni estará en este caso, se podría comprar  en las farmacias de distintos laboratorios, como se hace con la antigripal; por un precio que al menos sirva para dos asuntos clave. La  inmunidad de cada uno  y el efecto rebaño de todos.

Que es justamente lo que demanda la población por el miedo que se les ha metido hasta el caracú, pero no hay oferta de salvación,sino más miedo, más cuarentena, más destrucción de la nación y estado de sitio. Y más incertidumbre, ya una cotidiana costumbre. Es decir que lo que sucede no es una tontería ni algún signo que vislumbre un horizonte porque tampoco quieren que lo haya; en consecuencia no se lo puede seguir dejándola a su aire, pues se ha convertido en un padecimiento que está a la orden día y ya lleva al médico, que por supuesto poco les importa. Pero se les ha ocurrido no adquirir vacunas suficientes ni dejar que otroslas compren y así es  el retrato de esta gente que pretende salvar la patria, pero que solo pasa por salvarse ellos desde el primer día.

Se ha llegado a un extremo tan grotesco  y fuera de toda verdad que les ha dado por que sí, partir las dosis y porque se les antoja; sirven igual, por decreto. Y por si no bastare otra vez las prohibiciones que nadie quiere y que se apoyan en su gente para que diga no a las clases o no a lanoche o no al día mientras se han pasado yendo y viniendo de fiesta en fiesta, velorios ycolas con millones de jubilados al alba invernal. La cuarentena tapa el susto, ahora de ellos, porque saben que la gente no aguanta más y basta que alguien encienda un fósforo. Entonces, por si acaso, adentro y sin salir. Y que se pudra la economía. Y esperan se les crea que son buenos. Pero hace catorce meses que  la patria está en cuarentena nacional y en cuarentena internacional. Y llevamos un encierro de medio siglo a cargo de casi siempre los mismos, al punto que ya los nombres aburren hasta el cansancio; y sobreviene el hastío de verlos a cada rato reírse de la gente y a carcajada limpia. Y es de esperar que no estén con la misma carcajada los santos de la oposición.

 Que da vergüenza. No adquirirlo suficiente, y no dejar adquirir aotros, es una tosca y extravagante situación a la manera de un gigantesco perro de hortelano que no hace ni deja hacer y no lleva a nada, pero ladra, aunque solo sirve para arrear hacia adelante sus problemas que les acogotan, y continuar arrastrando esta agonía de la población que, por supuesto, les importa tres pimientos.Con gente de vuelo raso de gallináceano se hace una república, pero, eso sí, se la destroza. Son maestros sobresalientes. Se ve por lo andado. Y sin embargo,no saben hacer una O con un vaso manchado de vino. Asombra llegar a la conclusión que el mal ha llegado por elecciones libres; y sanas, se supone. Porque llama la atención, algo que no se ve todos los días, que un país con semejante pasado elija romper la república. Y que además, no se haga nada, para que todo siga peor, es alucinante.

     Y llamando a la prevención, cuando nadie del gobierno se previene a sí mismo ni a los demás. Pero se aplicaron la vacuna y las dosis, que eran para los esenciales, que casualidad. Pues eso es abandono de persona. Por otra parte no se puede seguir a diario escuchando siempre lo mismo, martillando la cabeza de la población con miles de muertos, que no lo son, porque la gente curiosamente se muere de otras enfermedades. Y otra vez con las terapias llenas y al rato, que están al cuarenta por ciento y al rato un setenta. Y así todo. Lo bueno es que con terapia o sin ella el miedo se va curando solo. Y eso es terrible a futuro. Sin embargo, que más de cuarenta millones de habitantes  estén esclavos  de un desaire tras otro y que buena parte de ellos, de esos pobladores, gusten de esos desaires y desplantes, da que pensar. Con esta tropa, la nación está perdida sin remedio, salvo las urnas ya.

Con esta gente se hunde la república por mala praxis y por mala saña. Solo falta aplaudir. Y lo más curioso es  ver como con la democracia se puede destruir y de maravilla. Pues con la democracia están rompiendo la democracia. Quizás no hay mejor arma para una dictadura que hacerse de la democracia. Claro, que las democracias de este actual calibre. Y llama la atención  y produce urticaria ver que estos perversos personajillos no trepidan en romper la cultura de siglos que de tan larga andadura, resulta lo que somos; mientras ellos que al cabo no son nada ni nadie reciben las órdenes y pretenden y en eso andan, enviar a la oscuridad pueblos enteros básicamente de Iberoamérica con la historia más rica. Y al verlos tan poca cosa uno se pregunta quien los manda y quien los paga. Solo falta que rompan las bibliotecas nacionales. En una palabra, cuídese del virus, guarde las distancias, y sobre todo cuídese de ellos.

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