El pasado 9 de julio en estas páginas reclamábamos por el lomo de burro que quitaron de la intersección de Av. Juan Manuel de Rosas y Sargento Cabral, de los pocos “viejos” que quedaban en la ciudad, construidos en tiempos de Juan Carlos Simón intendente (1995-2009) y que pensábamos que se iba a reponer por otro, sobre todo por el lugar estratégico en el que estaba, a escasos metros del Centro Educativo Complementario N° 801, al que asisten a diario los días hábiles muchos pequeños para la ayuda escolar y la alimentación.
Han pasado de aquel 9 de julio algunos meses, en realidad más de medio año, finalizó el ciclo lectivo 2023 y comenzó el 2024, y esa esquina volvió a ser como en otros tiempos “tierra de nadie”, porque quien viene por la Sargento Cabral ya cuando supera Alberti, sabiendo que no hay barrera que lo detenga, acelera y sabe que hasta el ingreso a Palermo en la prolongación Sáenz Peña no tiene nada obstáculos, puede acelerar a gusto, más todavía las motos, que por estos días son más peligrosas que los autos.
Está muy bien pensar en una política de tránsito y tratar de que los motociclistas usen casco (en promedio, de cada 4 en moto sólo 1 lo lleva), que se decomisen y se destruyan caños de escape no reglamentarios (hay muchísimos, e incluso no se inspecciona los lugares en los que se los vende, que es el principio del problema). Incluso hay una Ordenanza para que aquel que no tenga casco cuando va a una estación de servicio no le carguen nafta, es más, hay calcos pegados en los surtidores; pues bien, vecino bolivarense, fíjese si eso se cumple en los lugares de expendio de combustible.
El tránsito en Bolívar no tiene solución mientras no se lo intervenga como se debe. Juan Carlos Simón quitó los semáforos y los reemplazó por rotondas cuando el parque automotor de la ciudad era el 25 por ciento de lo que es hoy en día. Todavía se escucha a algún concejal decir que “los semáforos no son la solución”; pero tampoco plantean cuál sería la forma de mejorar. Se anunció la colocación de tres en las avenidas Lavalle y Brown, se anunció antes de que ganara Javier Milei y el “no hay plata”. Es difícil suponer cuándo se van a colocar, si es que se terminan colocando.
Pero volvamos a los lomos de burro, moderadores de velocidad o como gusten decirles. Sacaron el de Sargento Cabral casi Juan Manuel de Rosas sin tener en cuenta el peligro que representa dejar ahí el tránsito al libre albedrío. Pero no sólo eso, se repavimentó el parque y levantaron todos los lomos de burro que había en el pasaje Profesor Cancio y sus continuaciones, no los repusieron y hoy “Las Acollaradas” es una pista de carreras cuando no hay controles. Y a eso hay que sumarle que hace ya mucho tiempo quitaron los moderadores de altura, con los que se impedía que los vehículos de gran porte ingresaran al principal pulmón verde de la ciudad, es decir, camiones y motos libres en el parque, un combo explosivo que si no hay ocurrido nada grave aún es porque hemos tenido suerte.
Al margen de las estadísticas, que son manejables de uno y otro lado, como las encuestas, el tránsito en Bolívar es un caos y hay que intervenirlo. Se habló del estacionamiento medido, que vuelve, ¿cuándo? Será otro problema, porque la gente se desacostumbró, si vuelve, que debe volver porque hay una Ordenanza que cumplir, tiene que ser para siempre, para que tengamos normas claras de convivencia, duraderas en el tiempo, que hagan que la gente se acostumbre o se acostumbre.
Seguimos siendo una ciudad encerradas por barreras arquitectónicas que nos impiden la expansión continuada más allá de las 16 x 16. Y en ese cuadrado casi perfecto, que sólo se deforma por el ingreso al parque Las Acollaradas y el Estadio Municipal, ocurren la mayor cantidad de los accidentes. Uno no ve que sucedan muchos en los barrios, o en las avenidas de acceso, ocurren, sí; pero en mucho menor medida.
Ayudaría a mejorar el tránsito también que haya algún cajero fuera de la planta urbana. Que alguien que vive en Barrio Pompeya o Barrio Jardín no tenga que venir al centro de las 16×16 a sacar dinero. Repasemos dónde están los cajeros en la ciudad, todos en un recorrido de nomás de 3 cuadras, que es el lugar donde se concentran los bancos públicos y privados.
Y como esta medida, habría muchas más que se podrían tomar y que no son sólo colocación de semáforos, lomos de burro o estacionamiento medido, es pensar cómo se mueve la ciudad a diario, con tan sólo observar uno se da cuenta cuáles son las falencias, y en tránsito mucho más, porque donde están las fallas aparecen los accidentes, que son a diario.
El faltante del lomo de burro del final de la Sargento Cabral es uno de los tantos problemas que tenemos si queremos mejorar el tránsito y prevenir accidentes. Hace ya unos 9 meses de aquella nota reclamando por el lomo de burro que se quitó, parece que como viene la cosa será un parto que lo repongan. Mientras tanto, hay que rezar para que no ocurra nada grave en esa zona.
Angel Pesce
