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De esto y aquello

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Por el Dr. Felipe Martínez Pérez

Hace unos días, al  leer en La Nación como había votado cada uno de los diputados el famoso plan, que casi seguro solo unos pocos han  leído la letra chica y la mayoría solo votaba lo agendado en el cerebro; y a pesar de ello continúa haciendo agua. Pero de la nota saltan dos asuntos de peso, por tratarse de gente conocida. Para empezar, me entero que hemos dejado de lado el apodo bali para ser Eduardo, y la segunda, que tiene miga, es que el bali ahora Eduardo es justicialista no K, lo cual me lleva  a rever toda su intensa campaña hacia la presidencia, de cuando era K no justicialista. Y me hago cruces ante semejante cosmética. Dejando a un lado, que por otra parte con K o sin ella, lo que no hay son justicialistas. Y eso si es grave y no, si el bali ahora Eduardo será presidente o no. Me han dicho que ya lo han radiado, pero es tozudo y persistente y adinerado, que es lo que importa para ser de un bando o del otro, o del bando que no cesa; el de los tránsfugas. O incluso, de ir dejando en la banquina a todos aquellos, sin importar los pesos pesados que les alentaron o apoyaron a estar donde tantos quisieran estar y no han tenido ni para pagarse un barbero, mientras otros compraban las diputaciones en almoneda casi pública. Pero, es lo que hay.

Porque no hay que olvidar que una gran mayoría  de los que se sientan en esos sillones para trabajar por la patria o dictar leyes extemporáneas, están tan metidos en sus asientos de amplios respaldos, tanto los salientes, que no alcanzaron a ver la realidad y así nos ha ido, y los ahora ya entrados que están haciendo malabares con la realidad que de hecho pretenden cambiarla como la  historia y se lo creen y después, es lógico, que no la encuentran, se les evade entre los dedos como arena. Ni aunque se empinen la ven. Tal el caso del gobernador otrora ministro de economía que podía habernos dicho por qué no podía bajar los impuestos, que ahí está el futuro, pero llegaba sin sustancia y con venganza y pretende aumentar los impuestos hasta hacer el daño prometido y desconoce queen tal caso se hunde con nosotros y es de esperar, aunque más no sea por la patria, que se hunda solo. Olvidan ponerse colorados ante los votantes e incluso, ante los propios; que poco les importan los unos y los otros.

 En realidad todo son artimañas de peso para permanecer o continuar, no importa dónde, como ha ocurrido por esta ciudad de las palmeras donde han votado a quienes no debían los que se suponía votaban al debido. O sea, una barrabasada  al adolecer de ideología.Pues bien, el asunto es que lo que votaban o no lo habían leído o se habían olvidado lo que leían y de tal manera no notaron que no estaba la nación ni los nacionales en todo su esplendor. Solo había asuntos que después iban a arreglar aunque lo más seguro es que lo han hecho mal adrede como algo de manual. Pues unas veces vamos aumentar los sueldos de los estatales pero era solo para los salvadores de la patria o sea los que trabajan en el espacio que se denominan bancas y a juzgar por las fotos no parecen extenuantes, y entonces les da por aumentar los sueldos de los privados  que  vaya a saber si pueden; lo ideal sería que pagaran en dólares, así no hay que ir a comprarlos. Hace meses y meses y en varias oportunidades, he escrito, que al estar tan ocupados no ven la triste foto en que se ha convertido el granero del mundo. Y es que un jubilado no puede ir al geriátrico o residencia para ancianos que queda más bonito, ni siquiera al más barato. Y ahí están humillados por enésima vez, quienes al día de hoy deberían  estar en alrededor de 25.000

 Y lo obsceno, pasa por esgrimir el dedo índice, en las instituciones que tutelan o deben tutelar a la totalidad del universo, a jóvenes que poco entienden, cuando deberían estar al frente jubilados con mente clara y corazón abierto hacia los propios. Y siempre me he preguntado por qué estas gentes que se aumentan los sueldos hasta donde se les canta, aunque saben la mayoría de ellos que no dan la talla para esos cargos, sin embargo, tienen potestad para decidir lo que debo ganar; o debéis ganar.  O sea, para poner precio al trabajo de los demás. Es decir de los que trabajan que son los que siempre terminan pagando los platos rotos. Nadie sabe contestarme y es facilísimo. Se trata de no odiar, por encima y por debajo de todas las cosas. Pasa lo mismo con el recurso anómalo de negar la realidad o no querer verla o verla como otra  historia. Que esto es demasiado malo.

A la larga y a la corta porque por más que hundan a Sarmiento, por ejemplo, que está de moda, éstos ni son eternos ni son capaces de hacer una nueva historia, porque la historia es lo que fue y lo que se está haciendo y no lo que puedan decir cuatro mentirosos, pues la hacentodos los habitantes que son, curiosamente, variopintos; de la misma manera que diversos eran los ancestros incluidos los de los mentirosos. En una palabra, que si con Macri haciendo las cosas más o menos bien, se salía de la grieta en treinta años, si la cosa continúa con borrar las viejas pisadas o forzar las futuras, se tardaría alrededor de un siglo, y en ese tremendo espacio de tiempo, el puñado de pueblos que se harán con el futuro  y que aman su historia, saben también por donde han sido cambiadas y varias generaciones adolecerán de fundamentos históricos, ni sabrán nada acerca de sus trasabuelos. Burros, que ni siquiera tocarán la flauta por casualidad.

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