TEATRO. Un mundo de sensaciones que quiero recuperar

En El desolvido se da una particularidad: volvés a actuar después de añares.
- Veintinueve años de mi última presentación, que fue por noviembre-diciembre del '96 haciendo de Tartufo en Tartufo dirigida por 'Chamaco' Valdez. Terminamos esas funciones y no actué más. Tampoco fue una decisión, pero finalmente me quedé abajo porque prefería dirigir. Después pasaron cosas con mi cuerpo incluso, operaciones, diversas situaciones que me fueron alejando, de hecho me consideraba un exactor. Pero esta obra me despertó las ganas de hacer un personaje, lo abordamos y no me caí de la bicicleta, sigo andando.

No soy el gran corredor de bicicleta, nunca lo fui pero me mantengo arriba.

¿Y le estás 'tomando el gusto' a la bici, cómo estás viviendo el proceso de volver a actuar?
- Bien, bien. Ese proceso está muy bien, estoy sintiendo todas las sensaciones que alguna vez sentí cuando subí hace casi cuarenta y cinco años por primera vez a escena, con el aprendizaje del tiempo pasado arriba del escenario pero también con lo que uno aprende cuando dirige, que aprende también como actor. Así que la estoy pasando bien.

¿Hay un rescate real de aquellas sensaciones? Tengamos en cuenta que ahora sos un tipo grande, y hace casi cuarenta y cinco años eras un pibe. ¿Ese hombre grande que sos, que lleva puesto a aquél pibe como nos sucede a todos, recupera aquellos sentires, de algún modo como quien reencuentra aromas que lo transportan a determinado lugar o situación?
- Lo actoral siempre fue para mí una zanahoria puesta delante del burro. Yo sentí en 1980 cuando empezamos esta aventura que sigue hasta hoy, con el grupo Aletheia (el antecedente directo de Artecon), que estábamos con el 'Mono' Alabart, con Daniel Freire y tantos, una sensación que busqué durante mis dieciséis años como actor, y que no pude repetir. Y tampoco ahora, pero de lo que se trata es de buscarla, buscar esa casi náusea sartreana de repetir algo que no va a suceder porque sucedió en ese momento en que tenía dieciocho y ya no va a ocurrir, como no ocurrió cuando tenía veintipico, treinta o treinta y pico, y tampoco ahora. Pero la seguís buscando, porque es lo que te moviliza a volver a encontrar esas sensaciones tan particulares. Creo que les pasa a todos los que se suben a un escenario, que hacen música o buscan algo en particular con lo artístico y que se exponen, esta cuestión tan loca de exponerse ante la mirada de los otros.

Sala renovada e inauguración de un Espacio para muestras

La sala El Taller lucirá mejor para las funciones de El desolvido. Tras el cambio de alfombra el año pasado, ahora el grupo dirigido por Lanzoni ha renovado las luces del lugar, que "eran blancas y serán más cálidas".

Además, "se están volviendo a pintar las máscaras, que nuestros portones estuvieron casi cinco años sin ellas", mientras que para la función estreno de la obra, el 7 de junio, "inauguraremos el Espacio Malú ('Malú' era el apodo de María Laura Gardón) en el pasillo de entrada, sobre la derecha", abierto a la comunidad para exposiciones pictóricas e instalaciones artísticas, anunció Duilio. El lugar será abierto con una muestra del dibujante, pintor y escultor Ezequiel 'Quelo' Sapula.