Por el Dr. Felipe Martínez Pérez.
Me ha llamado la atención el paso de la motosierra por la Cancillería, y con los pocos diplomáticos de carrera que venían de lejos y que los había puesto Macri tales los de Gran Bretaña, Francia, India, Vaticano, Rusia, los ande sacando la canciller, porque en la diplomacia salvo deshonrosas ocasiones como las pasadas, son siempre sin política, es decir son hombres o mujeres que llevan la bandera albiceleste, en este caso. Y eso de andar removiendo para poner el hijo de la cuñada o al padre de la amante es triste y sobre todo cuando se trata de países que son de peso, porque tengo entendido que Rusia es de peso y más afín a Putin que al desastre ucraniano que ha dejado en la miseria a su pueblo.
Porque lo que surge cuando se mira en profundidad al ucraniano, para más inri invitado por Milei, sin darse cuenta que no es de derecha sino rozando el nazismo; y que quienes lo metieron en esto, los del hemisferio norte, cumplida la trastada, se están yendo; porque las tierras que acunan la peripecia de Jesús son más importantes. O sea, que este ucraniano es el malo de la película. Y eso es lo que tienen que aprender estos señores y señoras, o se invita a todos sin importar el número que calcen o se elige bien que en el carro hay cuarenta y cinco millones de personas. O por ahí, pues es sabido que los habitantes no vienen en bolsos, y en consecuencia los que se van no han sabido contarlos.
No cabe duda que todos los anteriores y son muchos por desgracia, lo único que han sabido hacer de verdad es el diagnóstico y como siempre era malo pues se dedicaban a tapar las goteras que se veían y sobre todo las propias y a otra cosa que al enfermo no lo curó nadie pues la enfermedad ha dado para comer a generaciones de malditos políticos y buena parte de ellos andan dando consejos al presente que espero acierte. Y hablando del dinero, parece mentira que todo lo cifren en el dólar y por si no bastare ahora hay dos, que algo hemos adelantado, pues dos es menos que seis o siete, cuando había dólares para todos menos para los médicos. Pero los que saben dicen que en cualquier momento se junta el caro con el barato, y cuando se junten se estabiliza todo y esperemos que se junten para abajo.
Ahora bien me parece que para empezar tenemos que ser ricos de argentinidad y hablar más del peso que, a pesar que va unido al dólar, y a los desvergonzados que es de esperar transiten hacia la extinción. Y mal no estaría asumir la cultura, que tal basamento falta por estos lugares y en todos los niveles, e incluso la derecha argentina hoy por hoy está bastante desmañada. Pero bueno, a lo mejor con el roce se asientan. Por el momento aparecen como aliñados que bastante desaliño se ha sucedido por el último cuarto de siglo.
Cuantas fiestas de este tipo macabro por demás han pagado la totalidad de los argentinos; incluidos los que se la creen. Y cuantas ilusiones en el tiempo le han quitado a la totalidad de los argentinos, y cuantos años de su vida le han robado a cada uno de los argentinos. Podríamos decir que el cuarenta por ciento de su vida y quizás nos quedaríamos cortos, porque ese cuarenta por ciento ha repercutido en cada uno cada años hasta la jubilación, y sobre todo la quita en la familia por venir porque no es lo mismo empezar la infancia con la casa en orden económico que en desorden causado por los politiquillos incultos, soberbios y hasta ladrones; algunos. Es lo que se está yendo y es de esperar que nunca más vuelvan. Pero cuanto futuro nos está costando este poner en orden el país y que le van a dar estos a sus respectivos años. Es para pensar, porque el dinero que en este momento está en manos indignas debería volver al Estado, que curiosamente es el pueblo; y en tal caso, mucho menor sería el latigazo. Pero impresiona, como que se tiene miedo a hacer las cosas bien; por enésima vez.
Porque la verdadera verdad es que ni Milei, ni quienes han sido llamado casi a empujones son los elegidos; porque el cincuenta y cinco por ciento de los habitantes eligió echar a los que se están yendo, y ese mismo porcentaje hubiera votado a cualquiera de los tres chiflados de estar solos. O sea, lo que tenemos es lo único que había y se ha rodeado de gente, unos excelentes y otros menos, pero que no les queda otro remedio que hacer las cosas bien. Y Milei sabe de economía y es de esperar que acierte y sea con un solo dólar, aunque le ha dado por dos. Y hacerlo rápido y no más de sesenta días.
Por otra parte, no está demás preguntar en que manual ha estudiado –y todos los habidos- que es de rigor suceda que el sacrificio lo hagan quienes trabajan y hacen la diaria; y los que también trabajan o no, pero que dependen del sol y el agua; y los que han votado a la señora los mantienen los que trabajan. Así es, los buenos con su trabajo mantienen a los que la van de parásitos y a los que quieren trabajar. O sea, es hora de que Milei empiece a hablar de obra estatal o privada para que la demanda llame a dejar los planes. Pero de esto nada ha dicho Milei ni los que lo acompañan, que bien deberían agradecer; pues cuando sin comerla ni beberla se han visto en otra. ¿Y los jubilados Milei? Milei, los jubilados. Los jubilados, Milei. Que se te va a terminar la luna de miel y para ellos será la peor Navidad de la historia. Y la Historia se convertirá en historieta.
