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domingo, 28 de abril de 2024
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Los Caligaris, esos tipos que te alegran mientras cosechan amigos

Entrevista imperdible con los artistas en el marco del Me Encanta 2024.

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El cierre del Me Encanta 2024 fue puesto en las manos de Los Caligaris. Una banda que convoca a la alegría y cuyos integrantes, para eso, dejan la piel en cada uno de los escenarios del mundo por los que han transitado y los que vengan. Bolívar no fue una excepción y a pesar del inesperado frío de la noche, un tramo importante de la avenida San Martín generó calor gracias a ellos.

Nacidos de las entrañas de un circo -el de los hermanos Muñoz- sus puestas en escena apelan siempre a esa mística y entonces los escenarios a los que suben se transforman en una suerte de picaderos donde, además de música bien tocada y canciones bien cantadas, también se disfrutan pinceladas de acrobacias, un toque de magia y la inconfundible presencia del payaso, quizás el alma central de todo circo.

El propio nombre elegido (Los Caligaris) refiere a una especie de leyenda que se tejió alrededor del célebre payaso Caligari, quien murió en escena mientras realizaba su rutina. Nos lo cuenta Martín Pampiglione en una entrevista concedida a este medio en el lobby del Hotel San Carlos, un par de horas antes de subir a escena, junto a su hermano Diego (quien asumió el seudónimo de Raúl Sencillez) y Juan Taleb.

“Mi hermano y yo nacimos en un circo que era de nuestro abuelo. El circo de los hermanos Muñoz. Caligari, según siempre nos contaron, era un payaso que murió en escena y a nosotros nos pareció que es una buena imagen de la determinación de vida de divertir hasta el final. Hasta que quede la última gota de vida. Por eso asumimos este nombre y de alguna manera marca nuestra filosofía como artistas”.

Los Cali, en sus palabras a solas y también en sus canciones, tienen permanentemente presente al barrio. Al cordobés del que cada uno de ellos salió pero también a todos los barrios que, como ellos también lo dicen, no son solamente sus calles y edificios sino especialmente su gente. Por eso quizás se sientan tan a gusto en estos pueblos como el nuestro, del “interior” como repiten hasta el cansancio.

Preguntamos cómo los recibió Bolívar, en repetición de esa costumbre que tenemos y que siempre espera un muy bien…

“Cada lugar tiene su particularidad”, dice Diego, a quien de aquí en más referiremos como Raúl Sencillez, para que los fanáticos de los Caligaris entiendan bien de quién se trata.  “A Bolívar es la primera vez que venimos. Estamos desde ayer (viernes) paseando, dando vueltas, conociendo gente, haciendo amigos. Y es cierto que hay una especie de clima distinto en el interior, que nosotros disfrutamos mucho porque también nosotros somos gente del interior. Siempre tenemos la suerte de encontrar gente a la que le gusta nuestra música y siempre también están los que nos reciben con un “fernetsito” o con un asado. A veces podemos ir y otras no; pero Bolívar no fue la excepción y, desde ayer, estamos disfrutando un montón”.

¿Se preparan en forma diferente para este tipo de shows en festivales?

“Eso tiene más que ver con el formato de tiempo que disponemos para estar arriba del escenario. En los festivales generalmente tenemos tiempos más reducidos en relación a nuestros shows propios. En estos últimos podemos tocar un poco más relajados, haciendo un repaso por la discografía. En los festivales debemos hacer una especie de resumen de una hora y media o un poco más”.

Martín: “Igualmente tenemos una suerte de columna vertebral, que se repetirá hoy arriba del escenario. Después iremos cambiando alguna cosas, pero lo principal siempre está”.

Vienen de despedir su espectáculo “Veinticirco” y  ahora se preparan para “Los premios Caligaris”. El año pasado tuvieron su primer Luna Park y se viene el segundo. ¿Cómo viven todo eso?

Martín: “Es hermoso. Los Premios Caligaris será una gira hermosa, porque la vamos a hacer en lugares grandes. Todos los que están saliendo son lugares enormes. El Luna Park, por supuesto; pero en Córdoba tocaremos en el Teatro San Martín, que es el más importante que tenemos, el más lujoso, tocaremos en el Arena Movistar de Colombia, con un show para 20.000 personas (es la primera vez que hacemos un show tan grande en Bogotá); en México tocaremos en el Auditorio Nacional, en fin, va a ser una gira hermosa, que estamos esperando. Comienza el 16 de abril  y no sabemos hasta cuándo, pero va a durar más de un año, seguramente”.

La alegría es para ustedes una especie de leiv motiv, eso queda claro. Sin embargo algunas de sus letras se parecen mucho a las letras de los tangos. Hay una recurrente vuelta de tuerca por el lado del amor y particularmente por el amor no correspondido, el que duele. ¿Cómo han logrado eso? ¿Cómo es posible que haya alegría con letras, algunas de ellas, que de ninguna manera promueven la sonrisa y quizás estén más cercanas a la lágrima?

“Al principio hacíamos canciones felices, con letras felices; pero a medida que fue pasando el tiempo nos dimos cuenta de que podíamos incluir otro tipo de letras con la música nuestra, que incluye acordes optimistas, una percusión  bien arriba. Alguien nos dijo alguna vez que nosotros cantamos y tocamos de la misma manera que un amigo te acompaña cuando te deja tu chica. Ese amigo que no te deja solo, que igual te invita a salir a pesar de tu tristeza y que logra que de alguna manera te diviertas a pesar de la melancolía. Es una dualidad que efectivamente tenemos y que creo que está buena”, acierta Martín.

Nos estábamos poniendo serios pero es casi imposible mantener esa postura con Los Caligaris. Interrumpió imprevistamente la charla Marcos Ozamis (sí el de la cresta). Bandeja en mano comenzó a convidar pizza en un alto que hizo a su atenta observación del partido Talleres vs. River, que emitían a la hora de este reportaje por televisión.

Aprovechamos a preguntarle, ya que parece ser quien lleva algunas estadísticas del grupo, cuándos kilómetros llevan recorridos en los 27 años de carrera. “Sacamos la cuenta con Juan y el año pasado dimos 4 vueltas al mundo”, así que es cuestión de sumar.

Con toda generosidad, no solo se prestaron a nuestras preguntas formales, sino que también lo hicieron para un ping pon que les propusimos “en lenguaje Caligaris”, en una producción especial para redes. Fue quizás el momento más divertido de la entrevista porque creemos haberlos sorprendido con algunas propuestas.

Más tarde, cuando nos descubrieron dentro del público mientras disfrutábamos de su show y recibimos un giño, terminamos de darnos cuenta de que nos habíamos transformado en una especie de nuevos amigos, de esos que ellos buscan en cada oportunidad que se les presenta.

Y nos quedó la convicción de habernos relacionado con artistas honestos, coherentes entre el discurso y la acción. Son lo que son y les queda bien.

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