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Columnista: De esto y aquello – Nota 1516 (4ª Época)

Por el Dr. Felipe Martínez Pérez.

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No sé si con el Fondo vamos a estar mejor o peor. Es de suponer que ha de servir, pero  como viene el asunto, donde te descuides ha de ser peor, porque lo único que les sale bien es el mal. El mal que no cesa y que parece quiere que cese empotrados en la histeria de que has sido tú porque yo no he sido y así un cuarto de siglo, que se dice pronto, donde a diario el improperio es dueño de la verdad. Es tal la calidad de la ramplonería imperante que  ya ni se dan cuenta de la chatura general en que nada la nación y que acaece  gracias a su propia chatura; que parece como asumida. Cerebros romos. La mediocridad en Argentina es hoy del grosor de aquellas famosas plagas, lo cual por su calibre, hace inentendible la normalidad con que se cuela entre los intersticios sociales.

No toman conciencia en la oposición, que no hay cosa que mejor les salga que llevar a la invisibilidad, palabreja que usan mucho ellos mismos cuando ponen en acción a sus inventados grupúsculos o sus trabajos sobre el invisible. O sea, son maestros en dejar a un lado al que estorba y no se arredran ordenar a los suyos  que nada se hable del caído en desgracia; ni a favor ni en contra. Y entonces no veo por qué, hay que darle tanta prensa o tanta respuesta a algo que no debería llenar ni un párrafo de dos palabras. Sin embargo, siempre el Fondo ha dado pie para que salten al frente los problemas de los unos y de los otros. Los problemas que hacen llevar a cuestas a las gentes como una terrible mochila; que al parecer a ellos no les pesa.

Les ha costado un cuarto de siglo hacer añicos el país y a cada uno de sus habitantes, pero se han dado el gusto. Y esta vez ha sido en serio, porque nunca han sido tan malos, tan mostrencos, los que dicen trabajar para los demás. Un cuarto de siglo siempre bailando al compás del malo y con cierta alegría siempre que se ponía peor. Un cuarto de siglo en que en Argentina el malo es sobresaliente. Entonces, no es extraño que por aquí se le eche la culpa al Fondo para desdibujar las culpas de quienes deben manejar los dineros. Que parece mentira la cantidad de años que de lo único que se habla es del famoso Fondo. Y para poco sirve salvo para tocar fondo. Porque en definitiva el Fondo da dinero a quien se lo pide y está para eso, para dar dinero al tanto por ciento; y si te gusta lo tomas y si no lo dejas.

Porque curiosamente, hay que devolverlo, pero por aquí se hace caso omiso a tal entelequia, como si pagar fuera un desplante del cobrador. Pero eso sí, siempre paga el hombre de la calle. El que trabaja y sueña. Y desde hace un cuarto de siglo se le ha quitado el trabajo y el sueño. Pero en el país del desmérito poco importa que un hombre trabaje y sueñe.El argentino hace muchos,que ante la algarabía de losdestrozones, no ha podido darse el lujo de hacer uso de la ilusión. Ni cuando trabaja ni cuando ya jubilado, ve lo que nunca se había visto, que los actuales odien a los jubilados; que hay que tener agallas para odiar a sus padres y decirlo y sacarle las chirolitas.

Es de suponer lo hacen de jodidosya juzgar por los sueldos que calzan jubilarán con cifras siderales y sin trabajar o destruyendo al que trabaja. Y todos tan campantes, esperando las elecciones venideras. Y siempre con la risita sardónica colgada dela comisura izquierda del podemaje. Si un intendente de la cámpora gana casi quinientos mil pesos,poco puede importarle su futuro. Y ahora lo más curioso es que unos quieren firmas salga lo que salga y otros que ya ni saben si es de día o de noche no firmar y seguir con el verso. Pero también se les termina.De lo que no cabe duda es que el Fondo empieza por el fondo curtido de cada uno de los que trabajan, porque siempre es a las apuradas, porque digámoslo como es, se lo han regalado; y durante un cuarto de siglo con alegría suma.

Y gracias a todo ello y a todos ellos los que trabajan en serio no importa en que, ni importa si lo hace con las manos o con el cerebro, pero como es de suyo desde inmemorial será el primer caído por el Fondo y por la Patria. Parece en broma, pero es grotesco,que así ha sido  es siempre. Que el drama por ellos causado lo arreglan los que no han sido invitados al ágape bien surtido. Y el estropicio se arregla con la suba de todo lo que toca un trabajador o un jubilado, así que a pagar más el gas, más la electricidad, más el teléfono, más la lechuga, o lo que venga; que dicho sea de paso, una amiga vegana  ya se ha pasado al pollo y ha dejado de ser incisiva e inclusiva; que no hay mal que por bien no venga.

De manera que poco le puede importar a políticos advenedizos o a un politiquillo de los que abundan, si a fin de mes llevan al bolsillo cantidades inclusivas; les importa tres pimientos. Para eso están en la política. Y peor, porque además buena parte de ellos, sobre todo los peores tienen acceso a los dineros de lo que paga cada uno que trabaja. Y no les tiembla la mano. Y lo más asombroso es que en ningún momento  y a pesar de la diaria tabarra, nadie sabe que se hará con ese dinero. Y por lo tanto es de esperar no salga en almoneda pública para parar el dólar. Porque ya tenemos la experiencia. Compran los que echan abajo el peso. Que el peso no se cae solo.

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