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viernes, 26 de abril de 2024
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Columnista: De esto y aquello – Nota 1497 (4ª Época)

Por el Dr. Felipe Martínez Pérez.

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Hay algo que me quedó dando vueltas el otro día cuando el bali y pisano entregaron 300 escrituras. Aunque es harto sabido que las escrituras siempre se apilan para cuando llegan las elecciones y en acto solemne entregan lo que ya debería estar entregado, e incluso hacen uso de las de aquellos, que sacrificios de por medio pagaron cuota tras cuota; y poco y nada tenían que ver con quienes las entregaban. Al cabo una fiesta con algo o mucho de humillación. Porque si verdaderamente son 300 hay que pensar que hace años que no se entregaban o es que las escrituras se reproducen en elecciones; me gustaría saber el número. Lo único que falta es que sea alguna de cuando las entregaba por valor de un millón cifra puesta por él, mientras este columnista preguntaba a constructores locales y  escribía que valían doscientos cincuenta mil y uno hablaba de trescientos mil; es decir que se perdían tres casas por cada una entregada. Todavía estarán dando vueltas escrituras de aquella etapa de obra pública. Lo cierto es que tanto desvarío debe terminar dentro de unos días.

Y no puede ser que el bali se enoje porque la gente se queja de él, sin tomar conciencia que desde hace unos cuantos años le deben al país y a cada uno de sus habitantes buena parte de sus trabajose ilusiones. Entonces, el bali y los balis que abundan, deben darse cuenta que son ellos los que están en falta. Una falta tan grande y grave que es el país que han desfondado; y quien no se ha opuesto al destrozo es cómplice del destrozo. Y como tal el votante debe tratarlo. Las malas acciones no las hacen solos los señores y señoras de los respectivos gabinetes, sino también quienes no les recriminan o mandan a parar. Y en eso anda la gente Señor bali; en ver, si de una buena vez se para toda esta desorientación adrede y los desaires de libro que no cesan. Y que se le va a hacer,  en este momento el asfalto y las casas pasan a segundo plano no porque no sean importantes, sinoporque una cohorte de perversos se vacunaron a pie de avión junto a sus familias y amigas y amigos, con las vacunas que eran de los mayores y esenciales que decían defender; y ahora, curiosamente, se enojan porque se enojan las graderías.

En una palabra la salud de cuarenta millones de habitantes se la han pasado por las verijas. Encerrabanen sus domicilios como si fueran  presos y hasta con estado de sitio, por las dudas, a los pobladores de las ciudades y pueblos, mientras ellos salían a realizar sus ejercicios diarios para estar en forma para poder llegar sin disnea a los Congresos en las famosas y disparatadas reuniones por internet. Y además se levantaron el sueldo unos remedos de políticos y eso que estaban vacunados. Los salvadores de la patria, o sea el bali y los balis que tanto abundan. Y por si fuera poco, buena parte ellos iban y venían sin guardar cuarentenas ni distancias. Total, estaban vacunados. Y ahora se enoja el bali y los balis porque la gente se enoja. Pero olvida y olvidan, cuando reunidos en quintas, chacras y estancias se reían con estentóreas carcajadas de sus respectivos convecinos. Y ahora les entra el miedo,porque no saben de dónde rascar los votos que faltan para seguir chupando de la teta del Estado.

Por eso se enoja la gente porque está tomando conciencia que mientras sin trabajo y sin futuro se caían de su respectiva capa social y despertaban  de noche pensando en la escuela de sus hijos  que por otra parte, los y las, desvergonzados y desvergonzadas  de la troupe de baradel, se las cerraban a cal y canto y a gritos como energúmenos; la hez de los maestros de la patria. Y ahora el bali y los balis se enojan porque la gente se enoja. Todavía faltan los juicios.  Pues bien estas gentecillas han llevado a la bancarrota al país y a buena parte de sus paisanos que los han degradado y ellos con la algarabía de siempre contentos del desastre; y a por más, para que no falte. Contentos con el desastre y ahora enojados, porque se les viene encima el castigo pero hasta días atrás contentos haciendo el mal. Ellos que son nadie ascienden de capa social y los otros que son gente descienden a pesar que son alguien.

Parece mentira que toda esta recua de inútiles odie a los jubilados. Todo lo que les prometen no se lo dan y lo poco que tenían se lo van quitando. Van cuatro quitas o por ahí. Y tan contentos. Ellos no trabajaron durante dos años y se aumentaron las dietas, que se dice pronto; mientras por el mundo se donaban porcentajes ellos a carcajada batiente se hacían los sordos. Y son tan engreídos y soberbios que piden les voten; y ahora se enojan porque la gente se enoja. Se supone que los jubilados que son ocho millones habrán tomado conciencia individual y patriótica que solo con su voto salvan al país a sus hijos y a sus nietos y a sí mismos hasta que se acabe la cuerda.

Por si algo faltare toda esta caterva de vanos incompetentes intentan parcelar Argentina. Alrededor de 70 terroristas tienen en vilo al país entero y mientras no se deciden a intervenir matan y queman hombres y mujeres y animales y sembrados. Hace veinte años en esta columna se hablaba de correrías de ETA por esos parajes; mientras una hija de este pueblo andaba por esos territorios relevando indios a petición de famosa Universidad europea. Y ahora la señora con asesor catalán pues han comenzado la faena. Que España y Argentina hoy es lo mismo. Allí también llegan alto los que delinquen. Y se llega a tal extremo con tal de parcelar países que queman habitantes. Por lo tanto no  los vote en el municipio, ni en la provincia, ni en la nación.

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