5 de febrero de 2025
Bolívar Trío y una suerte de 'primera vez' en marzo en el Auditorio.
por
Chino Castro
Una formación de tres bandoneones horizontal y no piramidal, es decir sin un líder al que dos secunden, constituye una suerte de novedad en el ámbito de la música popular, y esa 'rara avis' están criando y cultivando artífices de tres generaciones de intérpretes del que dicen es el instrumento más difícil que hay, que se presentarán en marzo en la Rivadavia y por primera vez en la ciudad con algo propio, vale decir no siendo parte de la fiesta de otro.
Ellos son Ricardo Rubén Exertier, a estas alturas un ícono de la música popular vernácula 'libra por libra', como dirían en el boxeo; María Eugenia Alejo y el pibito Nicanor Pagola, que con sólo quince años no sale aún del deslumbramiento de ser parte de un grupo profesional y andar tocando por ahí.
El concierto de Bolívar Trío ocurrirá el sábado 15 de marzo desde las 21 en el augusto auditorio de la Biblioteca Rivadavia, uno de los sitios de mayor actividad artística de una ciudad que ahora sí puede jactarse de su movida cultural, por cantidad y calidad. La entrada, cuyo valor no está definido todavía, será bien accesible, anticiparon en charla con el diario los músicos protagonistas de la inminente velada.
Antes, el grupo fundado hace dos años y monedas tocó como invitado en varios espectáculos en Bolívar, y por primer vez en solitario hace unas semanas en Azul, convocado a la prestigiosa Semana Cervantina que se celebra cada año en la ciudad de los trámites judiciales. Una prueba de fuego superada, como evaluarán los músicos más adelante en esta entrevista.
De cara a lo del auditorio de la casa cultural que preside Julio Fal, Exertier-Alejo-Pagola dan fuego a una rigurosa rutina de ensayos. Se juntan cada semana, y más de un día, en la legendaria casa de Rubén en el barrio Villa Diamante, desfundan con entusiasmo de chicos sus 'armas' que tiran gorriones y no balas, y a tocar. Así, ya tienen amasado un repertorio de una docena de canciones -no sólo tangos-, que continuarán afinando para llegar como futbolista tras una pretemporada al primer partido, aunque algo más 'blandos' o flexibles. Uno, Felicia, 9 de Julio, Libertango, Romance de barrio, Nocturna, son algunos de los tangos seleccionados. El bolero en cuestión es Bésame mucho, y del folclore nacional recrearán tres páginas, cuales son Añoranzas, la zamba El duende del bandoneón y una chacarera.
¿Qué representa tocar en un sitio como el auditorio, y por primera vez como protagonistas del espectáculo?
Exertier: -Tenemos que trabajar, de acá para adelante darle duro. Ensayamos dos veces por semana, y febrero tiene cuatro semanas, pero vamos a reforzar. A las canciones las tenemos: ahora agregamos Canaro en París y La Cumparsita.
En el concierto habrá un segmento, seguramente el inicial, en el que Exertier tocará un ramillete de tangos solo. Y más adelante, cantará como invitada Lorena Palacio, quizá acompañada por los tres o únicamente por Ricardo Rubén.
Acerca del repertorio, Exertier aclara que "no vamos a sumar más piezas porque es un trabajo muy arduo...". Una suerte de es lo que hay. Y Alejo completa al remarcar, en línea con Ricardo Rubén y no sin una dosis de orgullo, que "esto es trabajo".
Claro, acá no se trata de milagros o de superdotados, sino de laburo duro.
Exertier: -Claro, porque además no es que uno toca y los otros acompañan, acá ensamblamos los tres bandoneones. Por eso no queremos hacer más de lo que podemos.
Otro plan: "Nuestra idea es que la música suene de otra forma"
Son una formación horizontal. No es lo más común tres bandoneones 'a la par', no uno al frente y dos acompañando...
Exertier: -Esa es la idea, esa es la idea. Lo otro ya está hecho, que uno lidere y los otros secunden, o alguien cante y alguien lo acompañe, con un bandoneón, una guitarra, pero la idea nuestra no es esa, sino otra (sonríe), ya que buscamos que la música suene de otra forma.
Después, encararán "lo que vaya saliendo", afirma con fe Alejo. Ensayan para estar listos, de modo que podrán asumir sin problemas la chance para tocar que surja, con unos pocos ajustes para la ocasión. "Todas las semanas ensayamos, queremos estar preparados para cuando nos llamen. Casi ni vacaciones nos hemos tomado, salvo una semana. Porque a veces te convocan diez días antes y tenés que estar listo, no podemos hacer todo en una semana", reflexiona la chica de la banda, a la que "solemos sacrificar un poco, porque su instrumento tiene en los bajos, las teclas de la mano izquierda, más volumen, más potencia que los nuestros. Y es la parte más difícil eh", bromea Rubén. Volviendo al punto preparación: "Si a nosotros nos dicen que dentro de media hora tenemos que tocar, vamos y tocamos. No una fecha propia, pero para hacer cinco o seis temas estamos a punto", enfatiza el emblema del trío.
En esa dirección, y aunque el tópico no surgió en esta charla periodística donde la música refrescaba en una tórrida tarde -una más- de un verano bien caliente, seguramente tocar en el Me Encanta Bolívar significa un gran sueño. Corresponde contemplar esa posibilidad, por más que respecto del festival mayor de nuestra música popular vuelve a reinar el hermetismo, como casi todos los principios de febrero, cuando el gobierno municipal ni siquiera anuncia su realización mucho menos la grilla artística.
Al margen de esta eventualidad, el proyecto de Bolívar Trío es tocar donde sea: clubes, instituciones, teatros, festivales públicos, incluso encuentros privados quizá también. "A la gente le gusta ver tres bandoneones, porque es algo diferente. Tres bandoneones sin una orquesta, tocando juntos, con una mujer y un chico en la alineación, es algo rarísimo", retoma el punto Exertier. Representa, finalmente, "lo que siempre quise y no pude tener", completa el experimentado instrumentista.
Pagola: "Ensayamos a gusto y con sentimiento, elegimos hacerlo"
¿Cómo es para vos ser parte de esto?
Pagola: -Estoy muy contento, porque puedo compartir con Rubén y Eugenia. Siempre ensayamos y lo hacemos a gusto, eso es lo lindo, lo hacemos con sentimiento, lo elegimos. Compartimos muchas cosas, es hermoso eso, y que nos llamen para tocar me pone feliz. Además nos damos cuenta de que hemos avanzado...
¿Se advierte eso, Rubén, el crecimiento como grupo? Digo básicamente en la cuestión conjunta, en ese ensamble que buscan, más allá de la pericia de cada uno como instrumentista.
- Sí, sí. Yo no sé si ustedes se dan cuenta, pero de hace un año a ahora yo noto una diferencia enorme. Más después de que estuvimos en Azul el 9 de noviembre. Ahí ya nos presentamos solos, actuamos con otra presión. Había que tocar una cierta cantidad de tiempo y de canciones, y nos fue muy bien. Era una prueba de fuego, de algún modo, frente a gente que no conocíamos, unas cincuenta personas o más. De ahí a hoy, las cosas cambiaron para bien.
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