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martes, 30 de abril de 2024
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De esto y aquello

Columna del Dr. Felipe Martínez Pérez.

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Causa pena y un poco de pavor, que toda esta chusma se levante a diario para decir estupideces que solo sirven para marear la perdiz y envenenar el  diario transcurrir. Porque lo hacen adrede porque les sale de adentro; y además porque vamos a decir la verdad, es lo único que les queda; y el quilombo si algo les sale mal. Porque Argentina ha sido pionera en múltiples asuntos y no puede ni debe soportar más inútiles puestos adrede en puestos de importancia y aquella Argentina respetada en el mundo no puede levantarse a diario a escuchar chorradas de las más altas autoridades. Que al cabo, solo sirve  para  ensañarse con cada uno de los argentinos; y hundir la Argentina toda. Y esta caterva de camorreros son quienes nos dicen como tenemos que hablar y de qué hablar.

Argentina no puede acostumbrarse a maldecir cada mañana al levantarse, y a preguntarse, cómo estos insoportables perversos la llevan al precipicio; una faena muy bien edificada; y que los políticos de cierta importancia, asuman la corrección como un vicio apabullante que acompaña en comisión o por omisión el mal camino. Es hora de cerrarles el camino a estos políticos correctos ante una democracia incorrecta. Y por desgracia abundan los correctos en un país donde mandan los incorrectos. Y todos tan campantes. No hemos ido a Venezuela de casualidad; o mejor dicho, gracias a los votos radicales del interior. Y sin embargo, se continúa en la estupidez, cuando no en los insultos, entre los que deberían haber adelantado las elecciones. Que otro sería el cantar Se están permitiendo el lujo indecente de incidir en la sociedad sin darle respiro, a diario, con el afán de cansarla y llevársela por delante en el menor descuido.

Son maestros en insistir  de continuo. Parece mentira que cincuenta millones de personas estén en manos de dos docenas de mediocres, que a diario hablan y hablan sin ton ni son. Y con alegría de nuevos ricos han sumido a la gente en la pobrezae incluso los que no han caído, si han descendido de escalón. Y se da en todos los habitantes hasta los que no se dan cuenta porque les sobra en las cuentas. Todos han  bajado escalones y en la escala vital. Algo vergonzoso, pero no pasa nada, al punto que ni siquiera se discute que hacer; expoliados los cerebros, los bolsillos y la salud de todos y cada uno. Hieren lo que tocan. Y lo curioso y atroz, es que ni la oposición despierta a pesar de tanto ruido, ni la gente sabe qué hacer ni a qué atenerse aunque se empiezan a ver vestigios de tomar el toro por las astas. Y que aparezca alguien más o menos, pues se irán y sería sensacional, si no fuera que se trata de Argentina y cada uno de los argentinos.

Destruyen, desde las cosas hasta las relaciones; y les importa tres pimientos. Porque a eso vinieron. Y sin embargo, los unos porque no saben o no quieren, y los otros que si quieren pero no quieren tomar el toro por los cuernos, pues prefieren sustentar meses de agonía para todo el país esperando que se caigan algunos habitantes del país. La verdad es inentendible como asumen el estado estos políticos y por si fuera poco se quieren quedar con el estado cuatro politiquillos que llegaron hace un rato y son tan romos que ni siquiera han ido a comprar las tortas negras para el mate;  como es de rigor y ha sido hasta anteayer. Es como si los políticos de estas últimas hornadas nacieran ya sabidos. En una palabra entre los arribados hace un rato que se quieren quedar con la presidencia y los que nada hacen y  los que si hacen pero todo mal y adrede, desconozco que estamos esperando. Lo único que falta es que estemos esperando a Godot. Y en tal caso, estamos fritos.

O peor, esperando que los malos cambien o se caigan solos, cuando es de rigor que estas gentecillas nunca se caen o al menos lo dicta la experiencia, es cierto que nunca se ha llegado a este desarme de personas; pero olvidan que si bien están cayendo, aunque están arriba, y cosa inaudita se sostienen, y se verá andando como cambian de camisa en pleno desbande y nunca dejaran el pastel. Que siempre estarán más lejos o más cerca  y sin embargo, con el adelanto de las elecciones que parece es tuto,  ya estaría todo arreglado. Y me atrevo a decir que para siempre. Pero al parecer mirando en derredor todos andan en el chiquitaje, como si la cabeza no les diera para más. Y ante ello deberían tener clase para dejar pasar la vez. Y ahora que los jueces han dicho lo que deberían haber dicho hace años, pues bien podrían adelantar las elecciones.

Porque es de espera, no se descuiden los radicales que son los llamados para cambiar las cosas, aunque no con el cirujano de cabeza, sino con las cabezas de quienes han mantenido el radicalismo, que por otra parte son del interior. Y son los que han hecho que por lo menos tengamos gente en las Cámaras que es, aunque Usted lector no lo crea, lo que ha hecho que no respondamos a Caracas.  Y lo ideal para salir del atolladero, pasa por el mendocino. Pero no sé qué hace él ni los que tienen que hacer. Y la Argentina no se salva a toda costa poniendo un neurocirujano a la cabeza que sabrá mucho de cabeza y de soberbia, pero poco de países y singularmente de uno como Argentina; que digamos las cosas por su nombre,  no es para advenedizos, que bastante difícil ha de ser y así es de esperar para el que le toque, que debería ser el aludido. Es decir el de Mendoza. Y de una buena vez los radicales presentar a su gente y marchar solos; pero con los otros. Que no es tan difícil hacer las cosas bien.

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