El autor es de El Bolsón, en el sur argentino, pero se radicó hace años en La Plata siguiendo su sueño de ser escritor y vincularse con el mundo artístico en general, ya que en su pueblo no pasaba nada en la materia. Hoy es docente en una escuela de arte en Morón, y llegó a la biblioteca bolivarense convocado por Selina Soysa, una de sus alumnas de sus talleres de poesía y también integrante del grupo teatral Vamos de Nuevo, que tiene sede en la institución anfitriona.
Durante la presentación, Neuhaus dialogó con Selina y compartió algunas facetas de su vida y de su ‘cocina’ creativa. Los textos de Despedidas fueron elaborados antes de la pandemia, alguno incluso es de su primera época como poeta. El autor encontró que las despedidas operaban como una suerte de hilo conductor, y por eso decidió agrupar esta producción bajo ese título. Contó que en La Plata y Buenos Aires no se siente local, pero tampoco es ya alguien del interior, por lo que transita esa zona tan común a todo llegado del interior a la gran ciudad, esa especie de grieta en la que no somos de ninguna parte y también un poco de todas, o al menos de dos.
Su literatura se inspira en el comic, en historietas mal dibujadas, en creaciones dislocadas, rústicas o mal terminadas desde una perspectiva de pureza estética, y también en el rocanrol y el punk, puntualmente en grupos como Ramones y Nirvana, “que quizá no sabían tocar bien pero tenían algo para decir, una especie de mensaje, y querían llegar a algún lado con eso”, dijo Maxi, que sólo recientemente comenzó a leer poesía y se dejó influenciar por autores como Kerouac, Ginsberg y algunes más. De hecho, explicó que poemas fue lo primero que escribió por una razón pueril: falta de tiempo. Mientras esperaba a un alumno, en un bondi o en un rato libre entre clase y clase no tenía tiempo de encarar un cuento o una novela, y sí de garabatear versos en papeles o el teléfono a los que luego dar forma. Al punto de que le es común en su derrotero cotidiano encontrar papeles con versos que no sabe dónde ni cuándo escribió, y que tal vez vayan a parar a un nuevo libro.
En uno de los segmentos más íntimos de la charla, Neuhaus confesó que la poesía lo contuvo en situaciones muy difíciles, que literalmente le salvó la vida, algo con lo que todo el que escribe poemas podría sentirse identificado, si no los escribe como adornos.
El escritor viajó a Bolívar acompañado por Julián Sforzin, un alumno de su taller que terminó siendo su amigo, y uno de los autores más interesantes de hoy, según su propia definición. Durante el encuentro su colega leyó algunas cosas propias y contó alguna experiencia vinculada con el oficio de escribir.
Tras las alocuciones de los protagonistas, se abrió el juego a las preguntas del público.
La presentación se completó con una expo de fotos aportadas por los artistas visitantes, junto a algunos cuadros de Selina Soysa, la factótum de la velada. Chino Castro
