Escribe: Licenciada Adriana Macchia
El poder concentrado corporativo busca que sus intereses se hagan realidad, que triunfe su visión “apolítica”, basada en su habilidad para decidir qué cosas se deben hacer para preservar sus propios intereses económicos, los cuales no están acoplados a la consideración por al bienestar común, o la inclusión.
Han logrado implantar demandas en la sociedad de aceptación a la “mano dura”, o resignación a políticas anti derechos, para lo cual se valen de los tanques mediáticos, trolls, big data, fake news, un ejemplo de ello es el triunfo de Bolsonaro en Brasil, o el caso de Trump enjaulando a los hijos de inmigrantes, separándolos de sus padres, o con el gran muro excluir de su mapa nacional a los mexicanos, insultándolos haciendo una humillación internacional con su lema “ Ley y Orden” , se impone así una psico política que trabaja con sadismo para tener obediencia y seguidores nacionales e internacionales.
Una de las herramientas de que se vale el terror neoliberal es el desapoderamiento de la identidad, singular y colectiva, sin política , sin lógicas colectivas , se fragmentan los lazos culturales, se vuelve habitual azuzar con perder el trabajo, bajar escalafones y sueldos, destruir derechos y bienes culturales, debilitar servicios de salud pública, bajar asignaciones o beneficios a los jubilados, desandar y reducir las instituciones de investigación y ciencia; Una progresiva desposesión cultural y económica que propicia el extremismo de derecha con una civilidad despolitizada, des personalizada con terror a perderlo todo.
El efecto buscado desde “arriba” se produce por una alianza entre una defensa narcisista de desamparo a gran escala que compensa estos sentimientos de temor a lo que vendrá con la figura del “líder fuerte” poseedor de certezas y crueldades.
El psicoanalista S. Ferenczi ( 1933) en Confusión de discursos entre niños y adultos- analiza y estudia el trauma del abuso ejercido por la familia que niega el abuso o el abandono emocional y su propio rol en causarlo con un “ no pasó nada” , instalando lo que llamo una ideología de la hipocresía en donde este niño aislado , asustado, reprime su desarrollo y comprende que debe aceptar la historia falseada, así es que deja de pensar por sí mismo y de luchar por sus propios intereses,, pierde su sentido de pertenencia e identidad, se convierte en un niño obediente, complaciente y agradable que desean sus padres , La analogía con el líder autoritario que abusa de la masa explotando políticamente su vergüenza o culpa por su meritocracia fallida, produciendo un fenómeno de ir contra de sí mismo, -a más crueldad más negación-. Se produce una identificación con el agresor , el agredido socialmente hace un “ajuste” de su desposesión a las fantasías narcisistas de éxito y grandeza que le provee el líder, ante el cual capitula con sumisión, ofrece su propia vida por la libertad, sin saber que es un esclavo operado políticamente por una ideología dedicada a producir resignación y obediencia.
El sadomasoquismo impone la ideología de la hipocresía, una estructura privilegiada de la política totalitaria -una alianza perversa con la ansiedad primaria- narcisista de desamparo- asegurándose de que el debilitamiento de la estructura psíquica individual y colectiva, construya su partenaire masoquista – que huyendo de su impotencia y miedo- sea fiel al: “maltrátame de la forma que quieras, simplemente no me dejes”.