Fabiana Meza es una de las tantas/os manualistas que se dieron cita en el peculiar Me Encanta 2024, en el centro de la ciudad y tan vidriera como siempre para el que quiera mostrar algo, allende lo meramente musical que es la raíz de este festival nacido como Cantapueblo en el lejano 1987, más o menos en la misma zona donde se desarrolló esta edición novedosa que finalizó en la fría y ventosa noche del sábado con el recital de Los Caligaris.
Crochet en Luna se llama su emprendimiento. Participó del festival por primera vez, aunque hace varios meses que su titular, una mujer muy joven, aprovecha cuanta chance de exponer públicamente se le presente, casi siempre en las ferias céntricas organizadas por la municipalidad. Justamente hace unas semanas estuvo en el mismo lugar pero en el corso, también un estreno para ella.
Ofrece muñequitos tejidos al crochet, con lana o hilo según prefiera el interesado. Pueden ser diseños propios o por encargue, y ahí la variedad es grande: desde cartoons de todas las épocas y procedencias, hasta figuras públicas exitosas, sean del arte, el deporte o la televisión. “También hago llaveros, de lana o hilo, flores y lo que me pidan, siempre tejidos al crochet por mí. Elaboro en base a un patrón de diseño, que me pueden traer o eventualmente puedo conseguirlo por internet”, expresó la joven expositora a este diario, parada al frente de su puesto, que estuvo ubicado en el Centro Cívico, casi enfrente de la entrada principal de la municipalidad pero sobre la plaza Alsina, siguiendo la línea del corredor montado para artesanos y manualistas.
A la hora de esta entrevista, el viernes antes de las 20 horas, aún no circulaba mucha gente por el perímetro delimitado para un festival con tres escenarios y varios paseos diferentes, pero ya iba formándose el ‘clima’ que caracteriza a cualquier encuentro artístico por el estilo. Uno de los que pasó por el puesto de Crochet en Luna fue el intendente Marcos Pisano, quien solo y relajado se dedicó a recorrer cada sector del predio, antes de que se diera luz verde a la actividad en los escenarios.
Lo que más llama al interés de lo suyo son “las macetitas con flores”, y también “los Spiderman, los pulpitos reversibles y los pollitos de cascarón”, enumeró. Toda una producción orientada al público infantil, la razón de ser de un emprendimiento como Crochet en Luna. Teje figuras pequeñas, de entre quince y veinte centímetros, “pero hay gente que me pide muñecos más grandes, y los hago sin problemas”, puntualizó la manualista. Los valores de sus artículos están comprendidos en un arco que va de los 800 pesos -los llaveros- a los 4.400, el valor de una coneja de veinte centímetros de altura.
Fabiana Meza se radicó en Bolívar hace unos dos años. Llegó de Hortensia al finalizar el secundario para estudiar la carrera de Acompañante terapéutica. Era 2021 y había una pandemia, ¿te acordás, amigo lector? “Se me complicaron unas materias y no pude rendir, y luego cerraron la carrera. Mi 2022 fue sabático, casi, y en el 2023 me puse a estudiar maestra jardinera. Ahora además estoy cursando, online, nuevamente Acompañante terapéutica”, relató su periplo desde que se afincó entre nosotros.
Curiosamente, hace tan solo un año que aprendió a tejer al crochet. Le enseñó su suegra, una mujer experta en una materia que siempre tendrá interesados/as, de un lado y del otro de las siempre pacientes y pertinaces agujas. Primero lo hacía “para pasar el tiempo, distraerme”, pero enseguida le vio ‘la veta’ comercial, y hoy no digamos que consigue armarse un sueldo con su taller de producción y venta, pero algo es algo. Esencialmente, con lo que vende obtiene los dividendos para adquirir material y seguir produciendo. No está mal para empezar a desarrollarse. Sin embargo, el crochet le había llamado la atención ya desde niña, en sus propias palabras, pero los materiales eran caros y no podía incursionar en el oficio, entonces su vínculo con el aprendizaje se demoraba. Hasta hace menos de un año, cuando su suegra le brindó una explicación básica y le envió unos tutoriales. Entonces Fabiana se compró sus primeros rollos de lana y su primera aguja, una unidad para principiantes, y desde entonces no ha parado.
El sábado nuevamente dijo presente en el festival, pero quizá haya sido de las que levantó campamento cuando apenas pasadas las ocho de la noche un inoportuno viento les complicó la vida justamente en primer lugar a los manualistas y artesanos, que en una amplia mayoría optaron por juntar sus cosas -en general piezas muy chicas- antes de perderlas en el vendaval.
Crochetenlunabolivar2 es su página de Instagram, donde podrás ver sus diseños y productos y contactarla para comprar. “Me encanta que me hagan pedidos, y hacer cosas nuevas”, destacó finalmente Fabiana, mientras cada vez más gente iba acercándose al predio del festival ese viernes, mucha de la cual se ha de haber parado a ver, y, mejor aún, quizá a comprar.
Chino Castro
