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Cantar la vida

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Escribe: Mario Cuevas

‘Gracias a la vida’ (Violeta Parra), ‘Años (Pablo Milanés), ‘Sueño con serpientes’ (Silvio Rodríguez), ‘Alfonsina y el mar’ (Ariel Ramírez y Félix Luna), ‘Como la cigarra’ (María Elena Walsh), ‘Soy paz, soy paz, soy más’ (Piero), ‘Solo le pido a Dios’ (León Gieco), ‘Cuando ya empiece  quedar solo’ (Charly García), ‘Los hermanos’ (Atahualpa Yupanqui), ‘El cosechero’ (Ramón Ayala), ‘La arenosa’ (Cuchi Leguizamón y Manuel J. Castilla), ‘Los mareados’ (Enrique Cadícamo y Juan Carlos Cobián)…

¿Cómo no conmoverse ante semejante  ‘play list’ reunidos en un solo disco? Y si además participan cantando Charly y León, y tocan Raúl Barboza, Ariel Ramírez, Antonio Tarragó Ros y Rodolfo Mederos; y si a la artista la acompaña un grupo conformado por José Luis Castiñeira de Dios (bajo, guitarra y dirección), Omar Espinoza (guitarra y charango) y Domingo Cura (percusión), y si la artista es Mercedes Sosa en su apogeo artístico volviendo del exilio al país gobernado por una dictadura militar desgastada pero que días después iniciaría una guerra para perpetuarse, podemos afirmar que estamos ante un verdadero hito de la música popular argentina.

El disco doble, con veinte canciones, se llama “Mercedes Sosa en Argentina” y resume los treces recitales que la negra realizó en el Teatro Ópera  durante febrero de 1982, del 18 al 28.

 

En diciembre de 1981 Fabián Matus recibió la invitación de su madre, que estaba en Colombia de gira, para que viaje a pasar su cumpleaños y nochebuena en Bogotá. Antes de partir, Fabián recibió el llamado de Daniel Grinbank: “Hablá con tu mamá y comentale que me parece que este es un buen momento para que vuelva. Explicale que hay una apertura  pequeña por dónde colarnos. Que me diga cuáles son sus requerimientos y me pongo a organizar el regreso.”

En 1978 Grinbank había organizado un concierto de Mercedes junto a Raúl Porchetto pero fue prohibido por la dictadura militar, el compromiso entre el productor y la artista había quedado pendiente.

Matus regresó con el sí de su madre, para su regreso Mercedes Sosa había elegido el Teatro Coliseo, que dependía del Consulado de Italia, un territorio dónde se sentía protegida. Pero los responsables del teatro se negaron, finalmente fue el Teatro Ópera a instancias de Grinbak, quién anunció un ciclo de diez conciertos que finalmente fueron trece.

Fabián estaba a cargo de coordinar el operativo con la policía, el cronograma incluía la visita del escuadró anti bombas, vigilancias, registros y otras medidas.

Además, se había confeccionado una lista de canciones que la Negra no podía cantar, entre ellas, ‘La carta’ de Violeta Parra, y ‘Fuerza’ de Susana Lago y José Luis Castiñeira de Dios (del grupo Anacrusa).

Tuvieron que calmar a Mercedes y ‘consensuar’, sacrificar algunas canciones para evitar la clausura de los conciertos. Cuenta Fabián Matus en ‘La Mami’: “Aquella serie de conciertos fue realmente inolvidable. El inicio del show se demoró por los cacheos y los controles. La crónica del concierto que salió el día siguiente en ‘Clarín’ cuenta, que, en un momento, justo antes de empezar, ella dijo: -Bueno, o arrancamos ahora o me voy a la mierda…

Era verdad. Estaba desesperada. Su ansiedad era total, casi tan grande como la alegría que le vi cuando terminó ese primer concierto. Una alegría que, aunque hoy cierre los ojos para volver a verla con absoluta nitidez, ninguna palabra mía llegará a reflejarla tan feliz y plena como sé que fue.”

Sólo Mercedes Sosa podía reunir a principios de la década del 80, a artistas y repertorio de distinto palo, del folklore, del tango y del rock. Años después, Castiñeira de Dios le cuenta a la revista Billboard: “El logro inmenso que consiguió Mercedes para la música popular argentina fue el de convertirse en puente entre diferentes expresiones de nuestra creación musical y poética, encarnando ella misma esa unión, con una audacia artística notable.

Sin embargo, simbolizó la unión del arte nacional frente a la barbarie, la unidad del canto y de la poesía. Algo que solo ella pudo encarar con tanta frescura, convicción y nivel artístico.

Para mí, es una grabación histórica, el registro de un momento en que la respiración de muchos argentinos se suspendió ante el asombro del reencuentro con esa figura artística central que simbolizaba también las luchas y las esperanzas de sus compatriotas de aquí y de toda América Latina.” 

Abordar ‘Cuando ya empiece a quedar solo’ de Charly García, de la época de Su Generis, era absolutamente normal en la cabeza de Mercedes Sosa, pero no para la mayoría de los oyentes que todavía no se imaginaban cruces de géneros, y menos el derribar ciertas fronteras y prejuicios musicales.

 

Un año después la Negra nos deslumbraría con “Mercedes Sosa 83”. Una vez más, Mercedes Sosa nos enseñaba a los argentinos a no encasillarnos en un género, una vez más, como antes lo había hecho en cuestiones de dignidad artística, política y social, nos marcó el camino a seguir.

Ahí está la versión de ‘Inconsciente colectivo’ que realizan con Milton Nascimento para demostrarlo. El propio autor de la canción, es decir Charly García, ejecuta todos los instrumentos y realiza los arreglos creando la atmósfera ideal para que estas dos grandes voces de Latinoamérica se explayen. El tema va concluyendo lentamente con Mercedes agradeciendo y Milton mostrando su falsete que sólo un ángel caído del cielo puede igualar.

Para este disco Mercedes también convocó a Margarita Palacios, cantante catamarqueña, compositora y gastrónoma, para cantar juntas ‘Me voy pa’l mollar’, conjunto de vidalitas, en su mayoría de autoría de Palacios.

Sobre Milton, Mercedes dirá en el sobre de “Mercedes Sosa 83”: “Qué decir de la voz de Milton, tan hermosa. Lo imagino al final de la canción, con la guitarra al hombro, alejándose de mí. Siento ganas de pedirle que siga cantando, su voz es tan bella…”. Sobre Margarita, escribió: “Lo grabado con Margarita me golpeó profundamente porque ya no está. Porque pudimos contener lo auténtico de su canto tan expresivo y profundo.”

En el mismo disco Charly García arropa magistralmente ‘Unicornio’ de Silvio Rodríguez con un arreglo tan jugado como inspirado. Al igual que ‘Inconsciente colectivo’, García se encarga de toda la  instrumentación. Son dos artistas en su apogeo: la voz de nuestra artista argentina y los arreglos de un García en la cúspide creativa reinventando una de las grandes canciones de la nueva trova cubana.

Mercedes también incluye ‘María María’, el clásico de Milton Nascimento y Fernando Brant que la Negra convirtió en himno.

“Cuando grabé esa canción me di cuenta cuánta influencia ejerce mi mamá en mi canto – le contaba emocionada Mercedes al escritor Leopoldo Brizuela en ‘Cantar la vida’ – La letra es muy fuerte, habla de la lucha de ‘una mujer que merece vivir y amar como cualquier mujer del planeta…’. Cuando comencé a cantarla noté que me salía mucho más fuerte de lo que yo pensaba. Entendí que esa es la fuerza que le brota a una hija de una mujer trabajadora cuando piensa en su madre. La fuerza que a lo largo de la historia hemos necesitado las mujeres.”

Mercedes Sosa, la gran madre de la canción latinoamericana que con su poncho cobijaba a todas y todos los artistas del continente, confiesa finalmente en ‘Cantar a vida’: “Es que con las canciones me pasa lo mismo que con las personas. Me enamoro de ellas y me juego por ellas, contra viento y marea a veces. No puedo explicar por qué me enamoro, pero no bien lo escucho sé que eso es lo que busca mi voz, mi cuerpo, mi mente, mi vida…”

 

 

 

 

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