MEDIOS DE COMUNICACIÓN. La radio, una vieja que todavía 'tira'

¡No es la magia de la radio, no señora, no señor!: la comunicación no es hechicería sino gente a un lado y otro de una onda electromagnética elaborando un vínculo hecho de palabras y emoción. Como quien amasa un pan. Y uno bien rico y esponjoso, que se estira fácilmente, porque podés tocarle el corazón a alguien que desde Islandia te envía un mensaje pidiéndote una canción que le ayude a pasar la noche. No fue magia: alguien inventó la radio y ella decidió quedarse.

Porque pasaron y pasarán las crisis económicas en un país que, zarpado en masoquismo, elige tropezar mil veces con la misma piedra, no habrá más revoluciones o habrá una para siempre, el tecnocapitalismo pondrá al mundo de rodillas y un instante antes de la extinción, surgirá un micrófono en alguna radio perdida por el que alguien dirá algo, así sea un desesperado y ya tardío ¡¡¡Sálvese quien pueda!!!, o ¡¡¡Todes a los botes!!!, si es fan del Indio Solari y feminista. Cuando ya no haya nada quedarán los artistas, diría Enrique Pinti, y también la radio, decimos nosotros, con enamorada ilusión. No fue magia, fue trabajo, fue proyecto y fue pasión. Los de todos los hombres y mujeres que alimentaron un medio de comunicación práctico e inigualable.

El único que tiene poesía porque de esa materia está hecho, aún hoy que relato parece ser todo lo que está mal. Ayer, cuando había que imaginarse lo que ocurría en algún sitio lejano que nos llegaba traducido en palabras, sonidos y climas a través de un aparato cuadrado que encantaba sin tener encanto, u hoy, que podés ver a quienes desde un estudio te cuentan lo que pasa, te comparten su mirada sobre la vida y el mundo, te entretienen, provocan para que pienses o arengan para que actives. (Te mienten, también, pero no nos ensuciemos hablando de los malos.) Como siempre fue. AM o FM. Spika, Audinac, Carina o Twitch. En el auto, el baño, la cocina o el bar.

En Argentina, gracias a Larrea, Carrizo, Betty Elizalde, la 'Negra' Vernaci, el 'Negro' Guerrero, Dolina, Pesoa, Víctor Hugo, Aliverti, los de la vieja Rock & Pop, los de la clasiquísima y acaramelada Aspen, hoy los de Urbana Play, Gelatina y acá nomás los 'Locos' Stebani y Díaz, Ledesma, Mónica Prada, Leandra, Lorena Palacio, Gustavo Dadante, Oscar Bissio, César Casas, 'Chiqui' Cuevas, Betty Alba, los recordados 'Tuco' y José Luis Piro y los de la innovadora Medium. Por citar unos pocos ejemplos de gente que abrió una huella por la que tantos y tantas seguimos transitando.

Con nuestros miedos, nuestras certezas, nuestras mierdas y nuestras bellezas y vanidades; con el compromiso con el otro a partir del indispensable acuerdo con uno mismo: sólo quien se banca decirse la verdad puede ofrecérsela al otro, como quien entrega su corazón. Y verdad no es tener razón ni ganar una discusión, sino sencillamente no mentirse. Hagas el programa que hagas, que siempre terminará pareciéndose a vos.

La radio se reconvierte y perdura. Existe porque resiste, y ayuda a resistir. No sobrevivió para contarlo, vive para contarnos. La transforman pero no pueden con su esencia. Es compañía y entonces necesidad, porque solo no se llega ni a uno mismo. Quizá un día no requeriremos autos ni aviones, nos besaremos a distancia y seremos ya parte de un episodio de Black Mirror con pasmosa naturalidad, pero la radio siempre estará ahí con la sonrisa en el ojal, como la última bandera flameando en la tempestad, como la imbatible banda de sonido de esa deformidad anhelante que conocemos como humanidad.

Será lo "viejo" contaminando lo "nuevo", una silueta luminosa en el panóptico del progreso. Aunque nos instalen un chip y la veamos y escuchemos en nuestra mente, pervivirá como la primavera, que vuelve a alzar su cabeza contra todos los inviernos. Como comer y amar, como dormir y pelear. Como creer, como dudar.

Como encontrar el amor a la vuelta de cualquier esquina. Creciendo sin sentar cabeza. Con su insaciable antena pidiendo más. Y siempre habrá alguien que le dé un para qué, un sentido al medio, un fin perfumado de principio, un grito humanizando la máquina. Mientras eso pase, los que amamos la radio, vos y yo, podremos seguir soñando con que jamás todo estará perdido, y con que siempre se justificará estar acá con la promesa de ser uno, con su voz, en la voz de todos.

El 27 del corriente fue el Día de la Radio Argentina, por eso Melina Gómez y Chelo Barrios, de Rompan Todo, que se emite todas las mañanas por la Medium, me encargaron un escrito alusivo, que fue leído en el programa el jueves y hoy publicamos acá.