24 de abril de 2023
De Marcela Esnaola para Beatríz Locícero.
Beatriz querida:
Necesito despedirte con unas palabras que me dejen abrazarte y con ellas decirte lo que dejaste en mí y en muchas otras y otros que te conocieron y pudieron ver la persona que fuiste en este plano de la vida.
Te conocí como mamá de tus 4 soles: Blas, Aurelio, Caco y Marina. Una mamá que se enorgullecía de cada uno, aun en sus diferencias, pero siempre conservando el mismo eje: amar sin sobreproteger y valorar sin imponer. Como esposa también me mostraste un modelo: compañera de Pino en los buenos y malos momentos, conservando la calma y atenta a cada necesidad. Siempre creando y transmitiendo un espacio sano y necesario para que cada uno disfrutara de sus particularidades y deseos. Como mujer siempre admire esa manera de vestirte que tenías y que te definía: impecable y coqueta, aun con el ambo y su barbijo. Una mujer que supo, desde su posicionamiento político, comprometerse con lo que sucedía.
Como profesional, te seguí de cerca por más de treinta años desde que llegué a Bolívar, allá por los años "90. Encontré en vos la síntesis de un ser entusiasta y en constante búsqueda de ser la mejor en lo suyo: te recuerdo allá por el año 2000 ya incursionando con cursos en capital para hacer los primeros implantes acá en Bolívar, y yo siendo una de las primeras en seguirte.
Madre, mujer y profesional: alegre y dispuesta atendiendo en su consultorio, recibiendo a cada paciente con una sonrisa, un chiste o un relato cómico. Ir al dentista, dejaba de convertirse en un tedio: supiste invertir las sensaciones, verte me resultaba siempre un placer.
Me quedan muchas palabras ancladas y guardadas para vos, a riesgo de caer en lo común, sólo quiero decirte gracias, gracias Beatriz.
A toda tu hermosa y sólida familia les has dejado una huella inmensa de amor y entrega, que tomarán como estandarte tus hermosos nietos y los que aún están por venir.
A tus amigas, les dejas el legado de seguir compartiendo mas vida porque siempre tu carisma y espontaneidad estará presente cuando te recuerden en cada reunión o encuentro.
Quizás nuestro paso por este mundo requiera de más seres como vos, seres que regalen afecto sincero y transparente, que dejen ejemplos de vida, como lo hiciste conmigo.
Me quedo con tu mejor recuerdo y con tu luz para imitarte un poco, porque en vos vi la síntesis perfecta de alguien que vivió cada instante de su vida a pleno, disfrutando su profesión elegida con vocación, abrigando y cuidando de su familia.
Habrá reencuentro(s) con más relatos y risas porque tu ser cuadra perfecto con aquella poesía que profesa que:
“Hay mujeres
Que son estaciones de (d) año,
Tormentas torrenciales en agosto y estufa
En un diciembre lleno de abandonos.
Hay mujeres
Que son pájaros sin alas
en un cielo lleno
De recuerdos. (Elvira Sastre)
Hasta siempre mi querida Beatriz…
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