19 de octubre de 2025

RECONOCIMIENTO

RECONOCIMIENTO. Marcelo "Chamaco" Valdez, con "v" de vara alta

Se jubiló el secretario administrativo del deliberativo local después de 36 años. Casi imposible de reemplazar.

por
Ángel Pesce

Se suele decir, y muchas veces con razón, que de imprescindibles están llenos los cementerios. Ocurre que a veces, en determinados lugares, las personas que ocupan cargos específicos, son muy difíciles de ser sustituidas.

La ya no tan joven democracia, nacida allá a fines de 1983, eligió, por parte del radicalismo, al primer secretario administrativo de la historia: Sergio Oberlando Natiello, quien era militante del grupo que llevó a la comuna al urdampilletense Alfredo Carretero.

Como ocurre históricamente en estos casos, hay que poner en un cargo a alguien del palo y Natiello fue el designado para el Concejo Deliberante. Trabajador del rubro bancario, pronto le llegaría un traslado y a los pocos años emigró de la ciudad y dejó el cargo vacante, es por ello que, por su corta estadía, pocos lo recuerdan, además de que se fue de la ciudad para no regresar a vivir aquí nunca más y hoy está radicado en cercanías de la Costa Atlántica.

Con las diferentes elecciones que se sucedieron luego de la de 1983, la oposición tuvo en jaque a los gobiernos de Carretero y de Julio Ruiz, y por ende mayoría y la presidencia en el Concejo Deliberante.

Fue durante la presidencia de Juan Emilio "Petete" Colombo que se hizo el concurso en 1988/1989 para elegir al sucesor de Natiello y el designado fue Marcelo Valdez, quien hasta entonces su vínculo con el Concejo Deliberante era de periodista. Como hombre del Diario La Mañana, "Chamaco" cubría las sesiones que realizaba el Cuerpo y se interesaba por la labor legislativa y de los legisladores de aquel entonces.

A partir de allí comenzó su tarea en el Concejo. Con su conocida meticulosidad, empezó a ordenar y organizar todo, a darle forma a lo que podríamos llamar la "Chamacopedia" que hemos consultado por años y que seguramente seguiremos consultando.

Lo que comenzó siendo un trabajo para mantener una familia que recién empezaba a formarse, se transformó en uno de los principales sustentos económicos de Chamaco; pero al margen de eso, se convirtió también en una pasión, casi una obsesión para que las cosas se hicieran bien, estuvieran de acuerdo a lo que marcaba el reglamento interno, y aprovechando la capacidad de su disco de varios teras (hoy ayudado por varios back ups), se fue transformando, quizás sin quererlo, en un referente ineludible a la hora de querer saber sobre ordenanzas, decretos, resoluciones, comunicaciones, etc.

Le tocó trabajar al lado de varios próceres de la política local, que eran muy buenos políticos pero que carecían de su meticulosidad para la cuestión organizativa del Concejo. Desde ese punto de vista, los mejoró, sin dudas.

El primer secretario político del Concejo fue elegido por el radicalismo: Francisco "Kiko" Alabart. Chamaco no alcanzó a compartir tarea con él en ese ámbito, luego sí lo hizo cuando el "Catalán" fue secretario de bloque de la UCR y posteriormente concejal.

Cuando "Chamaco" se hizo cargo de la secretaría administrativa en tiempos de Colombo presidente del HCD, compartió sitial junto a Humberto "Chingolo" Caligiuri, quien aún hoy, a sus 80 y tantos largos, puede dar fe de aquellas noches eternas de sesiones.

Luego compartió con otros secretarios políticos como Alfredo Acuse, Marta Olivera, Alejandro Reinoso, Juan Emilio Colatto y Claudia Grucci hasta llegar al actual Leandro Berdesegar. Es cierto que hubo algunos presidentes, en tiempos del simonismo, que ahorraban en exceso el 3% del deliberativo y también se ahorraban el secretario político, por lo que Chamaco quedaba solo en su sitio de secretario durante las sesiones y también durante la semana, ya que ese cargo lo ocuparon concejales. Esa designación recayó en Daniel Vallone (quizás el que más lo ayudó y acompañó), María Josefina González y Raúl Moroni.

Entre los presidentes, Chamaco siempre destacó a "Petete" Colombo, su primer jefe en el Concejo Deliberante; y aunque en la sesión de despedida realizada el miércoles pasado recordó a varios, con José Gabriel Erreca en particular, en la penúltima presidencia del escribano, tuvo una relación de mucha cercanía.

Los presidentes que siguieron a Colombo y que lo tuvieron en el cargo de secretario administrativo fueron Alicia March (la primera presidenta en la historia del Cuerpo), Hugo Goñi, Ricardo Criado, María Inés Longobardi, el ya mencionado Erreca, Siro Flores, Luis María Mariano y el actual Franco Canepare.

Entre los pocos empleados que ha tenido el Concejo Deliberante, posiblemente con el que más congenió y con quien también más tiempo estuvo en su momento, fue con Cachito Campión, que era el mozo del deliberativo. Hay mil anécdotas de esa época. También estuvieron Graciela Flores y Paola Dadante, la actual; pero Cachito fue muy cercano, pese a que antes de fallecer ya no estaba en el Concejo, lo habían trasladado.

De los secretarios políticos, al margen de una cuestión familiar con Daniel Vallone, tuvo un ensamble muy bueno con Alejandro Reinoso, un joven que fue electo en tiempos en que el Frepaso tenía bancas y Longobardi era la presidenta.

Chamaco no sólo es la biblia de lo que se sabe del Concejo porque está documentado en Ordenanzas, sabe el lado b, el que muchos desconocen, los concejales que cabeceaban de sueño en las sesiones (cuando eran nocturnas), y también era testigo de los que iban como Sarmiento todos los días a cumplir horario, como el caso del radical Alfredo López.

Aprendió a la par de muchos de ellos y no fue mezquino en enseñar, cualquier cosa que uno necesitara, Chamaco estaba a disposición, incluso hasta el último día de trabajo.

Le tocó trabajar en un Concejo Deliberante que debía grabar las actas en casetes y transcribirlas en una máquina de escribir. Renegar con el recordado sonidista Abel Blanco (aquel de sonidos Alfa Beta cuyo pie de micrófono antuvo en cercanías del recinto hasta no hace mucho), cuando las sesiones eran largas y Abelucho sobreescribía un caset, cuya acta después había que reconstruir a memoria y consultando a los oradores de la ocasión.

Le tocó un Concejo de teléfono fijo, con el soporte en la pared chueco durante muchos años que mantenía al viejo y querido fax del que constetaba él del otro lado del tubo cada vez que se lo llamaba.

Y fue el padre de la modernización del deliberativo, luchando con una vieja computadora durante años, esos tiempos en que los presidentes del simonismo invertían muy poco del 3% en el legislativo.

Y también vio la modernización, en cuanto se ha podido, de las secretarías y la sala de sesiones. Vio casi nuevas las tirientas cortinas que hace poco se reemplazaron por black out, fue un privilegiado al ser el primero en el primer piso del viejo Palacio Municipal en tener un aire acondicionado (gestión de Erreca). Fue testigo también de la mampara con la que le dividieron la secretaría en tiempos de Criado presidente y que Canepare quitó no hace mucho.

Sudó la gota gorda en cada extraordinaria de verano cuando había sólo ventiladores de techo y los aires acondicionado que aparecieron en la gestión de Luis María Mariano eran impensados para el recinto. Y subió mil veces las escaleras y seguramente muy pocas por el ascensor, que llegó hace poco para mayor accesibilidad al primer piso.

Tuvo siempre muy buena relación con muchos de los secretarios de bloque. Sintió mucho el fallecimiento de Noralía Benito, por ejemplo, que ocupó ese cargo en el bloque de la Coalición Cívica.

Hay mil cosas para decir de Chamaco, y posiblemente muchas más. Da tristeza despedirlo, con honores, obvio, como se merece. Ya hace un par de años se reconoció su labor poniéndole su nombre a la secretaría del Concejo.

Es una lástima que no se haya advertido que un día Chamaco se iba a jubilar y que había que preparar a alguien que lo secundara y lo continuara, porque como a la hinchada de Boca, a Valdez "podrán imitarlo, pero igualarlo, jamás".

Se va de la función pública un tipo que se la llevó por delante por necesidad y que la honró como pocos. Se va un tipo que se hizo querer por la mayoría y que estuvo al servicio de todos, sin distinciones de ningún tipo. Se va una muy buena persona, que nos ayudó a todos a ser un poquito mejores en la función que cumplíamos cerca suyo, más allá de que lo hayamos logrado o no. Se jubiló Marcelo "Chamaco" Valdez, Valdez, con "v" de vara alta, que es como la dejó en el Concejo Deliberante.

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