2 de julio de 2025
por
Chino Castro
Rodolfo Mederos arrojó dos piedrazos que sería saludable que impactaran grosso: tuvo que suspender un recital por falta de público, nada menos que en La Plata, cuna de músicos y de música, y al otro día salió por las redes a preguntarse y preguntar si lo suyo no interesa o hay una peladera apabullante que -a esto no lo dijo- sería el inevitable producto de las asfixiantes políticas del gobierno nacional para con los sectores populares o 'no financieros', es decir con demasiado más de medio país.
Si fuera que la plata no alcanza casi ni para comer, menos para ir a recitales, resultaría gravísimo, porque Milei va a gobernar hasta finales de 2027 y es más factible que Edinson Cavani convierta un gol que un acceso de sensibilidad en gente que sólo demuestra vocación en pasarles la motosierra a los más débiles de la escala económica -con más desprecio cuanto más inermes- para profundizar la asesina transferencia de recursos de pobres a ricos. Y ya hemos visto que una mayoría de nuestro pueblo se banca, y hasta con una descompuesta alegría de tanto odiar, que la depreden hasta que ni mocos le queden.
Pero si ocurriera que la música del inquieto Mederos ya casi no le importa a nadie también sería terrible, ya que ese desdén no abarcaría en particular al bandoneonista sino a todo un espectro de músicos y, peor aún, a toda una concepción de hacer música no sólo con un fin comercial, en la que están enrolados miles de instrumentistas y compositores del país cuyos nombres, según todo parece indicar, cada vez conoceremos menos. Es decir que si alguien quiere cantar y tocar para vender, tiene tomorrow en la (aún) República Argentina, pero si persigue otros fines con su labor artística, más altruistas que una cuenta gorda en un banco, unos puñados de dólares o ver su imagen reflejada en las vidrieras del país, como podría ser el de mejorar el mundo a través de estimular el pensamiento, la creatividad, el espíritu crítico, la apuesta por la libertad desafiando lo es tablecido con 'acordes' no siempre complacientes o 'masticables', mejor que se busque otra changuita y no joda más. La propia realidad lo estaríaconvidando, y con dos de cianuro en vez de azúcar, a abandonar su vocación. Sería un rotundo triunfo del miserable 'agarrá la pala'.
Lo digo porque el desinterés por ese modo de concebir el hacer musical podría estar abarcando a Litto Nebbia, que tampoco es que llena estadios como un Fito Páez, y dale alegría alegría a mi corazón. Se vio el sábado 21 en Dublin: aunque una buena cantidad de gente recogió el guante lanzado por la enjundiosa Dani López,que para fortuna de algunes sigue apostando a la riqueza del alma como si hubiera mañana-lo mismo que la Asociación Musical y Casa Negra-, su concierto aquí no fue la cumbre cultural que debió haber sido dada su envergadura artística: Litto merecía sala llena como Malosetti, y no ocurrió (Javier tampoco es un músico hitero, cabe aclarar). Quizá incidió que se presentó solo y no con banda, no lo sabremos. Entre los ausentes hay que contabilizar en un primer renglón a una enorme mayoría de los músicos locales: hoy tenemos bandas como para hacer dulce, y muy buenas; salen de debajo de las mesas de bares y restoranes como el vapor del invierno, pero sus integrantes no pasaron ni por la puerta. Puede que Nebbia no les mueva medio milímetro la aguja de la emoción, pero es curioso que ni se acerquen a ver a un tipo que no sólo abrió las puertas para queellos puedan desarrollarse, sino que es venerado por casi todos sus ídolos. Quiero decir que si amás a Charly y a Fito, capaz que Nebbia podría interesarte un touch, ¿nocierto? O por ahí juega la otra piedra que lanzó Mederos, y es cortita la bochita: no hay un mango, viejo Gómez...
Tampoco concurrió la gente que maneja la cultura a nivel Estado municipal, ni representantes de las franjas políticas que pujan por ser gobierno, que alguna idea en materia de arte tendrán, no pretenderán conducir los destinos de todo un pueblo con el único propósito de mantener las calles limpias, ordenar el tránsito corriendo a los morochos de gorrita, pasar la Champion y rendirles pleitesía a los buenos de la Rural.
Pues no, nada, qué vachaché...
Ni se vio en el boliche de Eugenio Ricardo Silva -salvo excepciones- a artistas de otros 'palos', es decir del teatro, la pintura, la literatura, el cine. Mirá que tenemos eh. Si contabilizamos a la gente que aparece en las películas, casi todo el pueblo.
Ese desdén viene en combo con la música que se amasa en casa: hoy tocar hits parece el refugio más seguro, hay menos riesgo que en un museo. Marida con la fiebre 'tributera' de grupos que homenajean a sus deidades musicales emulándolas, o casi. (Homenajear a creativos sin crear, la ofrenda imposible.) Al arte un gran favor no le hacen. Nunca vinieron tantos, es casi una invasión, y pronto habrá bandas tributo a bandas tributo.
Será que por imperativo epocal el arte es ya meramente un producto, una mercancía tipo un frasco de mermelada, y si no vende, una porquería. Pero si no promueven música, teatro, pintura, cine, los propios realizadores más allá de lo propio y de lo probado, ni los funcionarios públicos que nos organizan la vida, sólo sobrevivirá lo mainstream, lo que no necesita promoción y siempre termina mordiéndose la cola. Y minga con transformar nada: el cielo que nos espera lucirá un solo color, y eso significa exclusión, no inclusión; uniformidad no diversidad; pobreza, y no riqueza. Quien no reclama y no milita diversidad no reclama y no milita inclusión, y una sociedad encandilada por los brillos de lo exitoso se condena a la oscuridad de una impotente comodidad, con el padecimiento general como único puerto posible.
Será por una piedra o por la otra, o será por las dos, ya que bien mirados son asuntos que guardan una íntima relación, aunque parezca una asociación arbitraria: cuanto más nos dejemos conquistar porel arte en su concepción de hamburguesas para devorar rápido (que también debe haber siempre disponibles, que quede bien claro), de entretenimiento que adormece los sentidos a puro impacto, de comida calórica pero poco proteica, más crecerá el abismo en nuestros bolsillos. A menos bola a Nebbia y Mederos, más Milei, Caputo, Espert, Adorni, Lemoine, motosierra, peladera, desesperación y destrucción.
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