MÚSICA. La Caravana ya enciende el fuego para la fiesta en El Mangrullo

La Caravana es uno de los grupos más longevos del rock local. Sin contar las muchas interrupciones y constantes cambios de formación, el combo dedicado al ska, el rock y el reggae (en algún período se llamaron La Caravana Reggae) redondea casi tres décadas en la ruta, con mojones como haber tocado en La Ballena Azul, emblemática sala del CCK, y grabado un par de canciones en Tecnópolis, una inolvidable excursión porteña con proyección nacional en la primavera del 2015 que fue el premio por haber sido elegidos en un certamen del bandas del país, en épocas en las que el estado nacional invertía en cultura. (Xinergia fue la otra banda bolivarense seleccionada, y curiosamente a la vuelta de los años dos ex Xinergia, Elmiro Mendiburu y Alexis Chillón, forman parte de la nueva etapa de La Caravana.)

Algunos, como Roverto Papaleo, Gustavo Zappetini y Lucas Lezama, están ahí desde el principio, y son tres de los once músicos que se subirán al buque para 'salir al toro' el sábado 8 de noviembre desde las 22 horas en El Mangrullo. El concierto marcará el regreso de la banda a los escenarios locales, para lo cual las entradas anticipadas están a la venta a 8 mil pesos, y el valor será de 10 mil esa noche en la puerta de Venezuela 536.

¿Con qué vuelven?

Roverto Papaleo, tecladista: "Siempre nuestro fuerte fueron el ska, el rock y el reggae. Temas clásicos de Los Cadillacs, Los Pericos, también de La Zimbabwe y de Los Decadentes. Rondamos siempre esos repertorios, pero ahora ofreceremos canciones no nuevas, porque son híper populares (de esos grupos), pero sí nuevas para nosotros, ya que la banda nunca las tocó. Por ejemplos El pájaro vio el cielo y se voló, de Los Decadentes, y Me Mata, de Kapanga".

Del repertorio clásico de La Caravana volverán a estar Manuel Santillán (el león), Demasiada presión y Vasos vacíos, los tres de Los Fabulosos Cadillacs, y Sin cadenas y Runaway, de Los Pericos. Todo un material de 'blanco certero', "que convoca al baile y que con nuestra sección de vientos levita que es un contento, porque La Caravana es fiesta", resumen Papaleo y Raúl Tévez, uno de los percusionistas. Antes de lo de El Mangrullo, el 2 de noviembre el conjunto se presentará en Lamadrid, en un festival local y convocado por el director de Cultura del pueblo.

Empezar mirando

La alineación del combo es así: Javi Díaz Corbera y el mencionado Tévez (el nuevo), en percusión; el citado Papaleo y Alexis Chillón, en teclados; Leo Fernández, en guitarra eléctrica; Lucas Lezama, en bajo; Elmiro Mendiburu, en batería; Gustavo Zappetini y Flavio Lezama, en trompetas; Daniel Nieva, en saxo, y Hernán Moura, en voz.

Hoy son once, pero en casi treinta años "pasaron por el grupo más de cien personas", destaca Papaleo. "Yo creo que la mayo ría de los músicos de la escena actual arrancaron en La Caravana", complementa Tévez, el 'pibe' del conjunto, que se integró para el Me Encanta Bolívar del 2022: "Tocamos nosotros, una banda más y después La K'onga. Una locura total, mi debut fue ante 40 mil personas", dice Raúl, que empezó mirando: "Comenzamos como si fuera un juego, ellos no me conocían. En un ensayo yo me sumé tocando bajito, sin entrometerme mucho", pero sus futuros compañeros, especialmente Lezama, fueron los que lo motivaron para 'lanzarse a la pileta', y así es como se ganó la titularidad dentro de los once que en esta etapa saltarán a las canchas, como dicen en la jerga futbolística. "Esa vez estaba también 'Patita' Suárez, que me instaba a pegarle sin miedo. Entonces seguí su consejo, le pegué sin miedo y acá estoy", bromea el percusionista. Es su primera participación en una banda, y le "encanta", y lo mismo "el grupo de muchachos, que son macanudos, si el erro me corrigen, me dicen cómo hacerlo bien, es decir que me contienen y eso me satisface mucho", completa.

Otra cosa que sucede con un grupo tan inestable es que la gran mayoría de los que lo integran hoy, también lo hicieron en algún otro período, para luego emigrar y ahora retornar, menciona Roverto, si se quiere el 'historiador' de un proyecto artístico que, como ocurre casi siempre, no ha documentado su recorrido, al punto que los propios músicos no terminan de ponerse de acuerdo sobre el 'kilómetro cero' del colectivo en el que viajan.

La gloria, en otra era La gloria como banda la alcanzaron en la primavera de 2015, con el combo grabar en Tecnópolistocar en la esplendorosa sala La Ballena Azul, del CCK. En esos días también se presentaron en La Trastienda, emblemático boliche ubicado a muy poquitas cuadras de la Casa Rosada, sobre calle Balcarce. Roverto lo recuerda con orgullo y un cariño especial, porque se pareció a alcanzar el cielo para una banda de pueblo sin dedicación exclusiva. "Estar ahí, andar por esos camarines donde estuvieron Charly, Pappo, todos, fue muy fuerte", evoca el tecladista. Tévez, que entonces no formaba parte del siempre multitudinario grupo, sostiene que "eso fue la antesala del éxito, llegar a ese escenario con tanta historia", donde los héroes del rock argentino han escrito grandes páginas de su trayectoria y siguen haciéndolo hoy (y también artistas de otros géneros, claro que sí).

Las ganas intactas, el camino escarpado

La pregunta de si vuelven para quedarse es vidriosa, porque ni ellos lo saben. Sí advierten que "estamos sonando mejor que nunca, y muy unidos y con la camiseta del grupo los que lo integramos hoy", según el olfato y buen entender de Roverto, seguramente en línea con los otros diez. Las ganas siempre están -además tocar seguido es la manera de mantener el interés y a la banda armada-, pero en Bolívar no hay tantos escenarios como para sostener una continuidad y salir afuera es peliagudo para una banda de once, porque no le queda un peso a nadie. (Ya de por sí es bravo conciliar las agendas para juntarse a ensayar.) Por eso el de La Caravana es un caso especial. Así que veremos, o, mejor aún, oiremos, y acaso hasta piezas propias, dado que hoy también juegan con la idea de lanzarse a componer material propio, al modo de creaciones colectivas. A esta altura del año, quizá todas las flechas saltimbanquis del combo apunten al Me Encanta Bolívar 2026. A los músicos les encantaría volver a subirse a nuestro escenario mayor, y uno podría suponer, por ser optimista, que tras la cancelación de la edición 2025 el próximo marzo el festival volverá con tutti, con fritas y todos los chiches, pero andá a saber, si en la Argentina de Milei es más fácil ascender a la B Nacional que ser optimista...