6 de julio de 2025
por
Dr. Felipe Martínez Pérez
Desconozco por donde cae el motivo que lleva, y a buen tren, al hecho fehaciente, que desde hace más de dos años, nadie se acerca a dar trabajo haciendo obra. Obra argentina y para todos. Aquí no se hace nada y eso se ve en las carreteras, en los trenes, en los diques, en los aviones, en la construcción, o en la doma del Vallimanca; y crucialmente en el talante de las gentes. Pues todo es muy bonito, pero lo que se ve es, que la famosa salida no sale nunca. O sea siempre en Argentina el pescado sin vender y que al día de hoy, se pudre. Por eso digo, desconozco, porque el país no se pone en marcha. Y es imposible que tal cosa suceda, pues todo está por hacerse. De todas maneras, a fuerza de mirar en derredor, no cabe duda que quienes lo coman dan, o lo hacen caminar o lo dejan quieto, y en ello no hay vuelta. Y por el momento y sin duda, alguien lo tiene parado, salvo claro está, como es habitual en las riquezas que bajo la tierra o casi a su nivel se las reparten las mismas empresas de siempre; y viva la Pepa.
Pero con una patada de Messi se olvida y es una pena que el automovilista no gane carreras, para mantener en vilo la llama de la argentinidad. Pero de tapar pozos en las carreteras de eso nada. Y para más inri uno lee el diario a diario, y siempre desde hace meses, el balcón en primer lugar. y alguna noticia que dice que alguien se quedará con el litio y nada más. Y en ese nada más, están todos los que deberían estar trabajando y llevando una familia adelante. Que problema hay para que la construcción esté casi parada Que hay para que no haya un tren que de verdad una ciudades y regiones. Dicen que la construcción a toda marcha mueve el país; y entonces porque no se dedican a la construcción. O es tales cosas rompen el número que esperamos junto al presidente y los perros de él y los gatos y perros de nosotros. Que las bolitas no están muy baratas.
O es que son tan poca cosa, que al estar el dólar donde está no deja ir adelante, y sin embargo al estar donde está, y es de esperar no lo espanten, pues al menos, los pesos que han quedado en los bolsillos de aquellos que trabajan sirven para algo; aunque cualquiera que vaya al supermercado y compre para la semana, ya se ha esfumado un altísimo porcentaje de lo que gana, y hablo de una semana. O sea, que estamos mejor pero nos va mal; y a algunos malísimo. O sea algo inentendible, como si de un jeroglífico extraño se tratara se cierne sobre Argentina y los argentinos...
Y como si nada hubiera pasado continúa el balcón eso si sin tiesto alguno. Y por si algo faltare todo el día diciendo, ella, lo que hay que hacer, que curiosamente no hizo cuando debió hacerlo. Que es un poco, y en ocasiones un mucho, lo que todos y todas dicen. Personalmente como es tan importante el balcón y podría estar todo el día en él pues al estar en llano es imposible, y he borrado de mi mente el salir al balcón, porque éste tiene que estar al menos a una cierta altura ni muy alto que no te vean lo que llevas puesto ni muy bajo que todo caiga en la misma vara, así que he dejado de pensar cómo hacerlo; era más que nada para estar a tono con lo que hay. Eso sí, como desde niño, en casa, nadie decía palabrotas tampoco las aprendí. Que si hubiera sabido que era lo que se iba a usar en el gran país del sur y esto es en serio, a pesar de los bajitos de cerebro; la verdad que a lo mejor hubiera alquilado algún arriero de los de antes, para estar al día.
A mí me causa gracia que es una manera de no llorar el escuchar a quienes han sido ministros de economía de este país y ver que dejaron el tendal y se suben a un banco -el de sentarse- y hablan como si de verdad portaran el premio Nobel; y han hecho trizas el país. Y lo curioso pasa por el hecho que tiene el asunto dos vertientes: la primera que siempre es la prensa la que les llama y la segunda, que nunca han sido conscientes de haber desgraciado-la desgració me diría una paciente-al país y a los paisanos. O sea, que la Gracia por aquí no cae a pesar de tanto empeño. Y que siga la juerga. Y hablando de economía resulta que ahora la señora y el señorito que quiere despegarse de ella, han hundido al país y ahí andan; en el balcón. Como si nada. O sea, que han destruido YPF y no pasa nada.
Al presidente lo primero que se le ocurre es que va a apelar, olvidando que hace años que Argentina apela y lo único de verdad es que pela. Y suponiendo que todo salga de manera favorable cuantos galones se han llevado para otros sitios incógnitos y en que sitio incógnito los van a meter de una buena vez, porque por aquí hay que ser muy estúpido para ir a prisión y así no termina nunca la película. Y los causantes de que haya que apelar seguirán sueltos. La verdad que la Argentina de estos argentinos debe ser envidiable para los malos del universo. Porque no hablamos de miles de pesos ni de millones sino que hablamos de trillones de dólares que hunden a las generaciones que están en él, y a las que vienen. Me acuerdo de aquel que pintó las cárceles y al final no entró nadie y lo peor que buena parte de ellos gobiernan. O sea, es como si mañana metemos presa a Caperucita por tener abuela.
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