ESPECTÁCULOS . A degustar una golosina musical mañana en el Coliseo

Después de bastante tiempo de silencio, el domingo vuelve el Polifónico. ¿Qué queda por hacer, o, preguntado de otro modo: qué se hace en los cuatro días previos?

Vicente Pérez Ramos, director: - Todos los años tratamos de modificar nuestra propuesta, o de salir por caminos nuevos. Ya estamos encima de esta realización que no es habitual para nosotros como coro, y que nace a partir de una charla informal con gente de la Sinfónica de Olavarría. Empezamos a esbozar una posibilidad y le fuimos dando un poco de vuelo y de sentido, y llegamos al acuerdo de que podíamos hacer algo juntos. En eso estamos, y hay detalles, como siempre, sobre todo para un proyecto como este que se ha elaborado a la distancia, porque Sonos del Sur ha trabajado en Olavarría y nosotros acá, tuvimos nada más que un encuentro y tendremos el previo al espectáculo en sí mismo, el propio domingo por la tarde con el ensayo general. Antes, Sinfonía Coral tendrá dos funciones en Henderson, en el teatro Carlos Cortés (ex centro cultural Gral. San Martín, que es más pequeño que nuestro Polifónico): la de hoy y la primera, que tuvo lugar anoche, ambas 'sold out'.

Como informamos, la grilla para el domingo en el Coliseo será: apertura a cargo del Coro Polifónico; luego ingresará Sonos del Sur para convidar su parte, y para el grand finale, ambas agrupaciones se unirán en empática mancomunión musical para interpretar piezas de Astor Piazzolla, un músico y una obra que, a la vuelta de los años, son punto de encuentro.

Se dará sala a las 20.30, el público se ubicará por orden de llegada y la música estallará a las 21. Quedan algunas entradas aún, a 15 mil pesos. Sonos del Sur es un sexteto, retoño de la Sinfónica de Olavarría, que por su parte nuclea a setenta y dos músicos. Flauta traversa, violín, clarinete, fagot, guitarra y piano son los instrumentos que conforman la alineación.

"Bolívar debe estar orgulloso" de un teatro de los que ya no habrá

Allende el factor económico, ¿qué representa -emocionalmente, hasta físicamente- volver a cantar en Bolívar después de todo este tiempo de silencio, y hacerlo nada menos que en el Coliseo, nuestro teatro más grande desde el punto de vista de sus dimensiones, y también un lugar con toda una historia y una gran magnificencia?

- Esa magnificencia que vos decís es absolutamente real. Y en la medida en que uno la abastece de posibilidades sonoras... El otro día pasó algo especial, el domingo que vino Sonos del Sur (a ensayar): ellos se sentaron, nosotros de pie, y en un momento Raúl, el violinista, me dice "esto es magnífico, fantástico". Hubo una carga de energía cuando arrancamos a tocar... Por lo que significa el lugar, por esta alternativa que estamos trabajando, por la sonoridad, por esto que dijiste recién y vale reiterarlo: la magnificencia de un lugar emblemático. Creo que Bolívar debe estar absolutamente orgulloso del teatro que tiene, y habría que aceptar que este tipo de posibilidades ya son muy difíciles de generar en la actualidad como edificio, como lugar. Entonces de allí la importancia del Coliseo. Uno pasa todos los días, lo ve, dice 'qué bueno'. No no, hay que dimensionarlo en su real magnitud, en toda su extensión.

Hoy no se podría hacer. Si se viniera abajo se perdería, no sería reemplazable. Como decís, algo así ya no se construye hoy, ya no sería posible lo que hace cien años (por poner una cifra) sí.

-Totalmente. Mañana (y en las noches previas en Henderson), el sexteto se transformará en octeto, con la incorporación del bolivarense Franco Exertier en percusión y el hendersonense Fabricio Di Paulo en bajo.

¿Qué obras cantarán ustedes?

- Lo primero que haremos será una versión libre de LIbertango, que no tiene nada que ver con el Libertango que ponía de relieve Astor y que nosotros también interpretamos mucho tiempo de la misma manera. Ahora le cambiamos el sentido rítmico, inclusive tomamos un texto, muy pequeño, que le hizo Ferrer, una parte introductoria hablada muy linda. Así que es como una versión que hemos intervenido pero desde otro lugar. Después haremos Todo cambia, que ya hemos cantado acá, y retomaremos dos de las obras de aquella puesta que realizamos sobre mujeres compositoras argentinas: una de María Elena Walsh y otra de Teresa Parodi.

"Trabajar con ellos nos enriquece a todos"

Sinfonía Coral se estructuró sobre arreglos corales que el Polifónico poseía, una base en la que "hubo que montar lo instrumental. Un trabajo que hizo Daniel Rodríguez (violinista de Sonos) muy intenso", explicó, agradecido, Vicente Pérez. Del sexteto olavarriense también forma parte Diego Lurbe, que toca el fagot y es el director de la alineación. "Resulta un honor tenerlo acá; todos ellos son músicos de un nivel fantástico, por eso trabajar con ellos nos enriquece a todos", elogió el director del conjunto bolivarense. No es la primera vez que el Polifónico encara una aventura artística de estas características y tamaña magnitud: a través de los años, ha hilvanado propuestas y sociedades artísticas con Opus 4, por citar un ejemplo, o se ha embarcado en "el desafío", como gusta calificar Vicente, de versionar esa catedral musical titulada Misa Criolla. "Siempre en busca de gente profesional, por así decirlo, para entrelazar alternativas que empujen a nuestro grupo hacia otro lugar", completó la idea.

Hoy son veinticinco voces. ¿Cómo está sonando el coro, cómo lo estás escuchando vos?

- Bárbaro. Lo escucho muy bien. Este ha sido un año difícil. Más allá de la envergadura del proyecto que tomamos, ha sido difícil por cuestiones de tipo económico. Quiero decir que el Coro se está autofinanciando, por lo cual hay que hacer lo que se pueda para sumar recursos ya que también queremos salir afuera, tenemos por ejemplo una invitación de Las Flores y alguna más, y trataremos de cumplir al menos con algunas. Eso significa que por ahí hay que dedicar un tiempo extra a la cuestión de generar recursos económicos, por eso a veces hacemos empanadas o alguna cosa el fin de semana como para ayudar. La puesta de este espectáculo indudablemente tiene un costo interesante, por decirlo de alguna manera.

Piazzolla, ese argentino universal que nos habla desde el futuro

Sonos y ustedes confluirán en Piazzolla, y pensaba: qué interesante que un músico tan combatido en su hora, tan acusado de dividir, a la vuelta de los años sirva para unir, fusionar, sea su obra incluso un emblema de unidad y hermandad. -¡Pero sin dudas! Esto que nos pasa como país, esta bendita discusión sobre si lo que hacía era tango o no, y trazar una línea, para dividir... Los años demostraron que la grandeza musical de Piazzolla, vista desde el punto de vista técnico-musical pero también desde lo expresivo, desde lo que significa como música que identifica si querés a una ciudad pero yo creo que en muchos sentidos a un país... Es lamentable que no se haya llegado a entender toda la dimensión de este músico. Quienes hemos tenido posibilidad de pisar otros territorios, otros países, podemos decir que no es mucha la música argentina que escuchás, ahora a Piazzolla lo vas a encontrar en todas partes.

Es universal. Uno de los pocos argentinos universales.

- Universal, absolutamente. Si vas a una competencia de patín de altísimo nivel, muchas veces la música sobre la cual montan la estructura coreográfica es de Piazzolla. Por citar un ejemplo de su dimensión universal. Es un músico distinto.

Vicente habla de Piazzolla en tiempo presente, no lo conjuga en pasado. Tal vez porque su música, como esas figuras célebres de nuestra vida política (el aserto se aplica al Che), no para de nacer. Desde esa perspectiva ni siquiera cabe afirmar que hay Piazzolla para rato, sencillamente porque Astor, a través de su obra, estará siempre entre nosotros, por ser parte de ese aire que respiramos aún sin que nos demos cuenta, por estar incluso 'condenado' a hablarnos desde el futuro.