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domingo, 26 de mayo de 2024
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Dar en la tecla y armonizar el encierro

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Descubrir o redescubrir el arte como testigo o consumidor final puede ser una salida para atenuar el agobio de un encierro forzoso, pero también hacerlo como intérprete. Es el caso de Lucía González Livio, quien gracias a un teclado que quedó en su casa se lanzó a probar y practicar con un recuperado entusiasmo de adolescente, y así empezaron a brotar las canciones.

En los últimos años, Lula despuntó más como difusora artística, básicamente musical y de rock, que como intérprete. Pero cuando hace unos años junto a la ‘Flaca’ Tiani y Emiliana Ron armaron la banda Murió la Irma, muchos se desayunaron con que además de promover recitales, discos y juntadas podía ser la protagonista de un emprendimiento rockero. Esa línea se profundiza ahora con su irrupción, de momento a través de las redes sociales, como incipiente cantante y tecladista.

Pero esta historia tiene un recorrido previo que nace en su infancia y adolescencia. Tocaba piano y órgano, tomó clases con Mariela Pagela y con su madre, y además en la escuela (el Cervantes) “canturreaba en los actos. Por ejemplo con Santiago Naya, que tocaba batería, y Juan Andrés Rivas, que era tecladista, hacíamos el Himno”, recordó Lula en charla con este diario, donde integra la Redacción hace algunos años.

Más tarde abandonó el piano, cuando se fue a La Plata a estudiar la licenciatura en Relaciones Públicas. Reservaba esa pasión “par alguna peña o juntada”, pero no siguió desarrollando un camino como música. “De todos modos esos años no abandoné mi interés, y al volver acá y disponer de una batería en casa, cuando estaba con Lolo (el baterista Lorenzo Blandamuro, su ex pareja)”, comenzó a practicar con un nuevo instrumento. Así nació Murió la Irma, trío del que González Livio era la batera.

“Ahora estuve trabajando con la banda Juglares, y pegué buena onda con el guitarrista, Federico Suárez, a quien desde Carlos Casares, donde vive su familia, le enviaron este verano un teclado. Él toca la guitarra, y con ese teclado nos pusimos a hacer algunas cosas. Así retomé mi viejo vínculo con el instrumento”, relató Lula. Lo que pintaba para un plan musical aún sin bases sólidas, con Suárez en guitarra y González Livio en teclados y voz, fue abortado por la cuarentena. Pero el teclado en cuestión quedó en casa de Lucía…

“Es como aprender otra vez a tocar el piano de un modo más autodidacta, sin el plan de leer partituras y demás”, graficó su encare de esta etapa. Lula no proyecta, por ahora sólo disfruta del sabor del reencuentro. “No sé qué pasará, la cuarentena impide juntarse”, lo que representa un momentáneo tatequieto a las aspiraciones artísticas grupales. Para retomar el dúo con Suárez habrá que esperar. Ella sin embargo se desmarca, al admitir que “no estoy a la altura quizá, me gustaría pero me da pudor salir con un proyecto con alguien que toca así de zarpado”. Ya habían realizado algún ensayo, que incluía canciones del casarense, y no hay que descartar que el impulso inicial cuaje en una banda.

Estas semanas de otoño y aislamiento, Lula practica en casa. Bien por ella que encontró algo productivo que hacer con su tiempo y así morigerar los efectos en un encierro obligatorio, en una ciudad que a las cuatro de las tarde baja sus persianas, cuando aún hay luz natural en Islandia. “Para mí la música es lo más lindo que existe, un idioma que te permite vincular con todo el mundo. Por ejemplo con los videos que he ido subiendo al Facebook, me reconecté con personas con las que no hablaba desde que era niña”, destacó.

En esos videos se la ve al piano en la soledad de su hogar, tocando y cantando cosas de El Mató A Un Policía Motorizado, por ejemplo.

 

¿Qué elegís?

-Músicas que me gustan. Canciones de Spinetta (“qué atrevida”, admitió), de Aristimuño, de El Mató. Es un lenguaje la música, y estoy refrescando contenidos. Me he olvidado de cosas, y hay mucho que tengo que aprender. Antes de la cuarentena queríamos con Fede (Suárez) sacar algún standard de jazz que fuera medio y fácil y que yo pudiera tocar. Me gusta toda la música, no sólo el rock. Pero ahora estoy abordando temas que no sean muy complejos, no quiero ponerme a hacer algo que no me va a salir. O los simplifico, porque con Spinetta y Aristimuño, por ejemplo, hago lo que puedo con la información que ellos tienen, son dos bestias. Pero el Google me ayuda bastante, ‘Amílcar Eugenio Google’ es la ‘persona’ con la que más contacto tengo en el día, le pregunto todo.

Chino Castro

 

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