8 de noviembre de 2025
Aunque es uno de los platos más comunes en las mesas argentinas, muchas veces el arroz con pollo termina saliendo soso o sin ese sabor reconfortante que todos esperamos. Y no, no siempre es cuestión de sal o cocción. Hay un paso que suele pasarse por alto y que puede transformar por completo el resultado final. Para mejorar desde el inicio, usar condimentos de calidad como los de Alicante puede marcar una gran diferencia sin complicarte. Si querés que este clásico vuelva a brillar en tu cocina, seguí leyendo porque acá está la clave.
Antes de sumar el arroz o el pollo, es fundamental trabajar bien la base. Nos referimos al sofrito inicial, esa mezcla de vegetales y especias que marca el rumbo del plato. Cebolla, morrón, ajo, zanahoria... todo vale. Pero lo que realmente hace la diferencia es cómo los cocinás y con qué los condimentás.
Una cucharadita de pimentón dulce bien distribuida en el sofrito puede marcar la diferencia. No solo aporta color, sino también ese sabor característico, levemente ahumado, que complementa a la perfección tanto al pollo como al arroz. El truco está en sumarlo justo cuando las verduras ya están transparentes, para que libere todo su aroma sin quemarse.
No lo agregues crudo al arroz directamente. Primero sellalo en la olla con un poco de aceite y retiralo. Esto no solo mejora la textura, sino que ayuda a que los jugos queden en la preparación y sumen al sabor general.
Usar agua sola está bien, pero si podés optar por un caldo casero o bien condimentado, el resultado se multiplica. Podés hacerlo con hierbas, cáscaras de vegetales y un poco de sal, o simplemente usar cubitos ya preparados con moderación.
Una vez que la base está lista y el pollo sellado, sumá el arroz y mezclá bien para que se impregne de todo el sabor antes de incorporar el líquido. Este paso garantiza que cada grano absorba los condimentos desde el principio.
El arroz con pollo también entra por los ojos. Usá vegetales de colores: morrón rojo, arvejas, zanahoria, choclo. Estos no solo aportan textura y frescura, sino que hacen que el plato luzca más apetecible. También podés espolvorear un poco de perejil fresco al final para un toque verde que equilibre.
Aunque no lo parezca, este paso final también es clave. Unos minutos de reposo con la olla tapada permiten que los sabores se asienten y el arroz termine de absorber el líquido restante. El resultado es un plato más uniforme y sabroso.
Pequeños detalles como estos pueden transformar por completo una comida cotidiana. Con buenos ingredientes, una base bien condimentada y el condimento justo en el momento adecuado, tu arroz con pollo va a dejar de ser "uno más" para convertirse en un verdadero plato estrella en tu casa.
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