27 de diciembre de 2025
Con un recorrido por el colegio, una visita a la Iglesia y un almuerzo.
por
Chino Castro
Dieciséis de los veintiún egresados (unos pocos ya no están entre nosotros) como peritos mercantiles de la promoción 1975 del Instituto Cervantes se juntaron para celebrar sus bodas de oro de graduados como estudiantes secundarios, y lo hicieron de un modo especial, toda vez que a la comida de reencuentro que, con la sola excepción del 2020 -el período de la pandemia- han llevado a cabo todos los años desde entonces, esta vez incorporaron un recorrido por las viejas aulas y por la escuela donde se formaron, y también visitaron la iglesia.
Ocurrió esta vez a mediados de noviembre. El almuerzo fue el sábado 22, en la quinta del 'Gringo' Venice, uno de los egresados de aquella promoción. Antes, visitaron la escuela, que cuando estudiaban allí estaba a cargo de sacerdotes de la Orden Trinitaria, y pasaron por la iglesia a agradecer y a recordar a los estudiantes fallecidos de la promoción.
A través de los años, las reuniones han acontecido en restoranes, parrillas, bares y casas particulares. Hoy resulta sencillo hilvanarlas, mediante el WhatsApp. Aquellos viejos alumnos y alumnas de mediados de los setenta comparten un grupo, activo durante todo el año allende la clásica juntada de fin de temporada, toda una tradición general a la que estos pibes y pibas de ayer que en muchos casos ya son abuelos, le han puesto el toque especial de no dejar de cultivarla ni un solo año, salvo por fuerza mayor en 2020.
Una mayoría reside en Bolívar, hay algunos miembros de aquella promoción que viven en Mar del Plata, un par en CABA, una en Mendoza, una en La Plata, uno en Bahía Blanca y algunos más en otras ciudades.
Daniel Ronzano es algo así como la "memoria viva" del grupo, dijo en entrevista con este diario Carlos Alzueta, uno de integrantes de la división, acompañado durante este encuentro periodístico por el propio Daniel.
"Él es el leitmotiv de nuestro reencuentro, fue siempre el que nos unió, el aglutinante, el que tiene una memoria prodigiosa y se acuerda de los cumpleaños, de los aniversarios, de todas las fechas significativas con una precisión asombrosa", destacó Alzueta, que reside en Mar del Plata pero mantiene sólidos vínculos con esta ciudad que de algún modo siempre será su lugar en el mundo, y donde tiene a su madre, Elena', a su hermano Eduardo Luis, a su cuñada Olga Mabel y a sus sobrinos, Gerónimo y Magdalena. "Daniel es amigo de todos, es nuestro referente de unión, el que está en las buenas y en las malas y por eso lo hemos designado como el abanderado del 'días después', de lo social", completó Carlos.
Como cada vez durante cinco décadas, en la juntada de noviembre en la quinta de Venice el grupo volvió a recordar "las mismas anécdotas", que como siempre produjeron en todos las mismas emociones y sentimientos.
Sin embargo no todo queda en el plano de la nostalgia, que acaso sería suficiente para una juntada de esta índole, toda vez que también cada quien compartió con sus viejos compañeros/as de estudio en esa etapa crucial que es la adolescencia "cómo está su vida, qué cosas le han pasado, cuáles son sus sueños, su historia y su presente. "Hablamos de hijos y de nietos, y de sus logros y proyectos, porque ya estamos en la etapa del abuelazgo", enumeró Carlos. "Quizá no tengamos entre todos una gran amistad, pero estamos muy unidos por estas cosas", enfatizó el exestudiante secundario.
Estuvieron presentes en la cita en la escuela, en la iglesia y en el almuerzo: Daniel Ronzano, Carlos Alzueta, Olga Murgades, Marcelo Volpe, Ana Marsol, Marcos Garmendia, José Venice, Fabiana Municoy, Marita Pérez, Marcelo Carballo, Liliana Blanco, José Danessa, Carlos Bríguez, Lidia Breen, César Diez y Marcelo Arredondo. Y no pudieron asistir Mercedes Salada, Susana Mena y Adriana Rojas.
La visita a las instalaciones del colegio y a la iglesia fue posible gracias a Marcelo López, directivo del Cervantes que "nos recibió muy amablemente", pusieron de relieve los entrevistados, en nombre de todo el grupo.
En 1975 eran una única división, "resultaba todo muy familiar", destacó Alzueta. Comenzaron a cursar cuarenta y tres estudiantes, y egresaron veintiuno. "La pasamos muy bien en la escuela en aquellos años, ya éramos muy unidos en una época muy diferente de Bolívar, en cuanto a las salidas, las costumbres, en un tiempo en el que además entre nosotros no existía el bullying", resaltó. Ocho de aquellos veintiún egresados, fueron compañeros desde el primer grado de la primaria en el Instituto Cervantes.
En el encuentro de noviembre recibió un pergamino Daniel Ronzano, en agradecimiento a su aporte al grupo durante estas cinco décadas. "Me temblaban hasta las pantorrillas", confesó. "Y dije frente a todos que yo ese día, 22 de noviembre de 2025, tenía diecisiete años", graficó Daniel.
En cincuenta años de reencuentros estos alumnos de ayer siempre han evocado con cariño a sus docentes, aunque nunca los han convocado a las cenas o almuerzos, y por ello no les pareció pertinente modificar esa política justo para las bodas de oro celebradas hace poco más de un mes, explicaron finalmente Alzueta y Ronzano.
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