COLUMNISTA. De esto y aquello

Es cosa de locos lo que se ve cuando se mira en profundidad y después de leer que por lo que se y al parecer todo va bien; cuando, en realidad, todo va y en el mejor de los casos más o menos bien. Y la verdad es que para algunos muy bien y para otros muy mal; que es lo que sucede ni más ni menos y aunque parezca mentira desde hace más de medio siglo; y no falla, por la simple razón que son siempre los mismos; los cuales han demostrado y con creces que nada saben hacer, al menos a favor de la patria. Y aunque algunos cambian de nombre son calcados a los de siempre, que al parecer, debe existir algún semillero por el país donde los hacen. Y aunque cambien son los mismos de quinquenios atrás. En la actualidad, ha sucedido lo habitual, es decir, que con este señor, han salido ganando los habituales; y alguno más que ha entrado, que por lo regular son extranjeros, aunque los secretarios son de por aquí. Y sin embargo, lo llamativo, es que hay más pobres, gracias a muchos que se han caído del sistema; como se ve con solo mirar en derredor.

Todos los que estaban en los bordes se han caído pues si en algo se ha esforzado este presidente es en no dar trabajo cuando en Argentina todo está por hacerse, salvo las minas y el petróleo, que por lo regular y como es habitual está en manos extranjeras. No hace mucho se decía que querían llevarse el agua; y no sé de donde salió tal cosa, pero lo que si es cierto, es que se están llevando la tierra. Pero no me refiero a la tierra de los chacareros, sino a las tierras parecidas a las de Ucrania, que eran ricos y por dárselas de nazis, se están quedando sin tierras. Las que valen. Además de las grandes extensiones para trigo y girasol. Y la vida es así porque la mayoría de los vivos nunca tienen la precaución de conservar su vida. Y la prestan siempre o casi siempre al mejor postor; y en conclusión, hace años, muchos años, que Argentina está en la lona. Claro que siempre la lona la pone alguien; y en eso son maestros.

Y por si no bastare todos embebidos de democracia. O sea, que se hallan abocados a ganar. Todos quieren ganar. Y poco han hecho cada uno de los que se presentan. En la provincia tres cuartos de siglo con lo mismo y siempre pasa lo mismo; o sea, nada. Y en los sitios de enfrente todos contentos en estar bajo el paraguas del genio. No van a alcanzar los puestos para tantos y la abundancia de dineros va a ser mermada, que va ser imposible que haya para tantos. De todas maneras en esta hora histórica se están gastando los dineros que debieron estar en carreteras o trenes o lo que sea, y no hay nada. Eso sí, siempre hay algo nuevo más allá de si sirve para algo. En los últimos meses o mejor dicho desde que asume Milei se constata una especie de huida, y a lo grande; cantidades de hombres y mujeres de los distintos partidos tradicionales se arriman a Milei o más que arrimarse izan los pulgares y hablan de un futuro juntos.

Al punto que se parecen a las grandes traslaciones de antaño a la búsqueda del oro que pocos lo encontraron; y por estas pampas, sucede más o menos lo mismo; es decir, que los mismos de cada sitio se hacen los mismos en el nuevo sitio. Y casi, casi, las listas se hacen a palo limpio. Es decir, que todos quieren conducir la nación y sacarla del marasmo, pero a la primera mirada, se constata que buena parte de ellos no dan la medida y son mismos, que al cabo, es lo único que importa; solo quieren, una gran mayoría, sacar provecho de ella. De la patria. Porque a poco se mire causa asombro que la mayoría de los que están, ya era la mayoría de los que estaban; y en conclusión si antes no hicieron nada, tampoco harán ahora. Y eso es lo triste, porque en definitiva, siempre se habla del mismo y de los mismos y al cabo el pescado sin vender; y peor todavía, pues alguien se lo lleva y recién pescadito. Que es lo que sucede desde hace más de medio siglo, que se dice pronto, y que en tanto tiempo nada, es decir casi nada, haya cuajado para el bien de todos. Cuando veo que el bolsón de pobres pobrísimos de Lomas lo tienen para ganar con ellos y por un mendrugo y tal asunto viene de lejos, porque se revuelven las tripas pero ahí están todos los días hablando de lo que hay que hacer que nunca hicieron ni van a hacer. Qué pena que no hay resurrección; porque podrían volver Sarmiento y Roca y no quedaría una posadera sana.

Porque eran expeditivos que es lo necesario. Y lo más asombroso por lo violento, es que en varias oportunidades me dicen y el otro día me lo recordaba un señor, mayorcito él, que serían necesarios los que los demócratas no quieren para cambiar el país por la fuerza. Una fuerza sana me decía. Y uno no dice nada mientras mira a buena parte de lo que hay con años y años a sus espaldas sin hacer nada por todos, salvo por ellos mismo, y uno se pregunta por la vastedad del tiempo; y que el correspondiente se corresponda con medio siglo, o si gusta más, diez y ocho mil doscientos cincuenta días; que equivalen a más o menos quinientas mil horas. Y casi todas perdidas, total o parcialmente. Y por si no bastare, gracias a los mismos, que ahora detentan el poder casi en su totalidad del país, y quieren continuar con él. Con el poder, claro.