Carlos Rodolfo Devito es bisnieto del iniciador de esta dinastía de constructores que se afincaron en Bolívar, llegados desde Italia, allá por 1896. Francisco Rodolfo Devito fue el primero en arribar a estas tierras y comenzar en el rubro; a él sucederían sus hijos, Antonio y Francisco, y con ellos –y sus descendientes- comenzaría a gestarse una historia que quedó plasmada en papel a partir de la iniciativa de Carlos.
‘Devito, el apellido de la construcción en Bolívar’, en co-autoría con Miguel Gargiulo, se titula el libro que será presentado esta tarde, a partir de las 19:30 horas, en la sede de La Cultural (Av. San Martín 1065). Recopila la historia de la empresa, haciendo un racconto detallado de las obras, emblemáticas muchas de ellas, que aún perduran en la ciudad y son parte ya del patrimonio histórico bolivarense.
El Pórtico, el edificio del Club Social, el Mercado municipal, la Glorieta del parque Las Acollaradas, el portal de ingreso al Cementerio, el colegio Jesús Sacramentado, las delegaciones de Urdampilleta y Pirovano, la sede Molinos Río de la Plata, el edificio San Martín, la sede del Banco Provincia, el monumento a San Martín, entre muchas otras fueron algunas de las obras en las que la familia Devito puso su sello. También construyeron casas particulares de vecinos conocidos como la de los doctores Gagliardi y Capredoni, casas comerciales como Casa Mazzuca, o establecimientos de servicio público como la sede de la Farmacia Fal. De todo ello se da cuenta, por caso, en el documental que el Archivo Histórico Municipal hizo sobre la construcción del monumento al ‘padre de la Patria’.
“Siempre tuve conciencia de la importancia que tuvo la empresa en Bolívar, porque a cada paso se encuentran obras realizadas por Devito. Además, podría decirse que es algo innato en mí; desde pequeño me interesó guardar cosas relacionadas con mi familia, por ejemplo, cuando tenía 7 u 8 años guardé todas las llaves que eran de la casa de mi bisabuelo”, comienza por contar Carlos, consultado sobre los orígenes de su inquietud por preservar la historia de la empresa y, ahora, volcarla a papel. Un antecedente de ello lo constituye El Andamio, un pequeño museo que Carlos supo armar en la sede comercial de la firma, sita sobre calle Sarmiento, en homenaje a su familia, en el cual reunía fotografías, documentos, libros de la empresa e incluso algunas herramientas.
“¿Por qué un libro? Porque considero que es la única forma de trascender en el tiempo. Todos sabemos de la finitud de nuestras vidas y escribir un libro es una manera de perdurar, en este caso, un libro para que las próximas generaciones puedan conocer una empresa que fue importante en Bolívar”, cuenta con satisfacción.
“Fui guardando documentos, planos, incluso en los años ’70 se me ocurrió hacer fotografías todas las construcciones que había hecho la empresa (las hice fotografiar con un aficionado de esa época, Fiore). Esas fotos son las que luego doné al Museo”, relata. Carlos donó al Museo ‘Florentino Ameghino’ y al Archivo Histórico Municipal innumerable cantidad de elementos del patrimonio familiar.
La elección de Miguel Gargiulo para que fuera el co-autor de la obra data de hace años, y el proceso de investigación y escritura fue realizado en varias etapas. “Yo tenía la documentación pero faltaba la otra pata, alguien que escribiera. Para 2005/2006 contacté a Miguel y comenzamos con el trabajo pero fue interrumpido porque mi señora estaba enferma. Hicimos un ‘parate’ hasta el año 2008, más o menos, seguimos otro poco. Otra vez la enfermedad de mi señora se agravó e impidió continuar con esto. Y retomamos en 2020, ahí empezamos a trabajar de firme con Miguel, nos reuníamos todas las tardes”, explica Carlos quien agradeció la colaboración que recibió de parte del staff del Archivo en la búsqueda de información.
Carlos quedó muy conforme con el producto logrado. “Ahora comprendo bien lo que significa para un escritor poder publicar un libro, es un nacimiento. Estoy muy contento. Es un libro de 380 páginas, con fotografías, documentación, estoy muy feliz”, define.
La presentación de la obra será esta tarde, en La Cultural, uno de los tantos lugares en los que la familia Devito dejó su sello. “Elegimos este lugar porque me siento muy cómodo, es como mi casa, el edificio fue construido por mi abuelo”, explica Carlos. Los ejemplares -de los cuáles Carlos prevé donar a las bibliotecas de las escuelas de la ciudad- saldrán a la venta esta tarde, en la misma ocasión de la difusión del libro.
V.G.
