Felipe Mártinez Pérez, sí, el doctor, el de “Esto y Aquello”, el investigador, historiador, escritor, etc., ha sacado a la venta un nuevo libro. Se trata de un texto que sitúa a la Laguna Cabeza del Buey en el mapa en tiempos en que Argentina todavía no era Argentina, como para tener una referencia histórica de lo que estamos hablando.
Hoy muchos atraídos por el glamour de un moderno restaurante recorren los pocos kilómetros de tierra que separan la avenida Calfucurá de ese médano con doble curva situado casi en línea recta a la cuidad, a una legua, más o menos. Pero pocos conocen la historia, historia de indios, de conquistadores y de porteños que la tenían como referencia de paso obligado en el viaje a las Salinas Grandes.
Felipe, atraído desde su llegada a Bolívar por la historia lugareña, tomó este tema y lo investigó y desarrolló hasta convertirlo en un texto, su último libro hasta ahora, en versión papel, que se puede adquirir en Mundo Gurí.
En su casa-consultorio de la calle Arenales, Felipe recibió a LA MAÑANA, con noticias de la radio francesa de fondo (en francés, obviamente), para hablar de este nuevo libro.
Uno habiendo leído a Alvaro Martínez y otros historiadores bolivarenses, y ahora este libro suyo, se encuentra con que los bolivarenses hemos descuidado un lugar que aparece en los mapas en tiempos del Virreynato: la Laguna Cabeza del Buey…
– Yo hablo de los indios de la pampa, es decir que hablo de tiempos del Virreynato, y tengo que empezar diciendo que había dos indios, uno el español, porque esto era España, por más que no le guste al indio, y otro a partir del 25 de Mayo de 1810 donde quiere ser Argentina, y tarda en ser Argentina gracias a un indio jodido, así de sencillo; pero no es historia que no me interesa en ese momento.
En la pampa no había indios, ellos estaban tirando a la montaña, ahí estaban todos. Del Río Salado hasta las salinas y estibaciones de la Sierra de la Ventana, no había nada. Pongo en el libro un relato de alguien que hizo varios viajes a Salinas Grandes y vive diciendo que “no hemos encontrado leña”, eso quiere decir que no había árboles.
Estaba esta ruta, que es la que importaba para conseguir la sal, pero también estaba la otra que interesaba tanto y que llevaba a Carmen de Patagones, adonde iban por mar, pero decidieron ir por tierra que era más interesante; pero había indios en la Tandilia y en la Ventana.
La Laguna Cabeza del Buey fue medida en 1786, en un parate en una de las expediciones a las salinas, y la midieron para ver de hacer un pueblo, seguramente, que no se hizo nunca, es curiosísimo, y que recién se están haciendo cuando pasa Roca, pasaron 100 años más para hacer un pueblo.
Las expediciones que se armaban eran casi todos los años hacia las salinas, eran caravanas de muchísimas carretas (alrededor de 400), soldados, y así como de niños íbamos a la estación a ver cómo llegaba el tren, no a ver quién llegaba en el tren, los indios iban a la laguna a ver pasar a esta caravana, y había abrazos, y se sentaban a comer; pero a la noche dormían a unos 100 metros de distancia, había una cierta desconfianza.
La laguna empieza a trascender mucho antes…
– Esa pregunta que te estás haciendo tú, me la he hecho montones de veces, y tengo que decir que he tratado de ir hacia atrás escarbando y escarbando para saber quién fue el primer español que le puso el nombre, porque el buey ellos (los españoles) no lo conocía, cabeza como tal puede haber una traducción.
Esa laguna forma parte de un patrimonio histórico de este Partido, ya que ha quedado dentro de Bolívar. En primer lugar ha quedado muy cerca de lo que después sería la ciudad.
¿Qué lo incentivó a escribir esto, y desde cuándo está con el tema?
– La conquista para mí es una cosa muy importante desde hace mil años. Cuando Santos Vega me pidió que escribiera para el libro de la Batalla de San Carlos me di cuenta que había que buscar la parte española, porque los españoles no mataron a nadie, eran temerosos de Dios, por lo tanto para ponerse a hacer una carnicería hay que llamarse Lutero, Calvino, es otra cosa; pero no España.
A la información más o menos la tenía en la cabeza, investigué mucho en el Archivo General de la Nación. Lo escribí en un año y pico, el libro está escrito desde hace unos siete meses.
Y lo editó en papel, algo que no hizo con el tercer tomo de su trilogía…
– Este termina siendo un libro porque da para que sea un libro, y el otro que da para que sea un recontra libro, y tuviera 100 individuos que me van a pagar lo que valen, lo haría.
¿Dónde se puede comprar el libro?
– Se puede comprar en la casa del Dr. Martínez Pérez y en la librería Mundo Gurí. Angel Pesce
