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El futuro aún se incuba en la obra de Piazzolla

Homenajearán al genial compositor, a un siglo de su nacimiento.

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Los guitarristas Alberto D’Alessandro y Maximiliano Molina, el dúo Tango en Blanco y Negro, ofrecerán un concierto en homenaje a Piazzolla, en el que recrearán una selección del vasto repertorio del bandoneonista y compositor que en marzo del corriente hubiese cumplido cien años. A tono con los cientos de tributos a Astor que vienen realizándose en todo el mundo. Será en el coqueto auditorio de la Biblioteca Rivadavia, el sábado, convocados por la Asociación Musical.

D’Alessandro ha ofrecido su música en un par de ocasiones en nuestra ciudad; para Molina, su colega radicado en Sierra de la Ventana, será su primera vez acá.

El concierto contará con una invitada de excelencia: la cantante bolivarense Maia AcostaMolfese, quien interpretará junto al dúo la Milonga de la anunciación, también conocida como Tema de María, de la operita María de Buenos Aires. “Haremos muchos de los clásicos de Piazzolla, y también algunos tangos tradicionales”, adelantó D’Alessandro vía telefónica con este diario, desde su hogar en Bahía Blanca, su pueblo.

¿Cómo definen el repertorio? ¿Tocan lo que cabría suponer que el público quiere escuchar, es decir las piezas más clásicas y difundidas de Piazzolla, o lo que ustedes prefieren de su obra? O quizá se da una convergencia…

-Yo creo que un poco las dos cosas. Igualmente yo acostumbro a hacer lo que deseo, lo que me da disfrute y tengo necesidad de tocar. Pero siempre pensamos mucho en el público. Si bien haremos Piazzolla, tocaremos unos tangos tradicionales muy conocidos. De Astor interpretaremos algunos de los más nombrados, y otros que no tanto.

El espectáculo tendrá una primera parte conD’Alessandro en plan solista. Abordará Verano porteño, Milonga del ángel, La muerte del ángel y la menos popular Chau París. Luego se incorporará Molina, y juntos ofrecerán sus versiones de Oblivion y Libertango “en combinación con Milonga de mis amores, un tango tradicional”, entre otras piezas, adelantó el eximio guitarrista. Esa mixtura para “mostrar que el tango contemporáneo, nuevo, como le gustaba decir a Piazzolla, se nutre de la fuente”.

“Ya no hay muchos ejemplos de asociaciones como la bolivarense”

En sus anteriores visitas, el bahiense también recaló aquí invitado por la Asociación Musical. “Me parece bárbaro lo que está haciendo, porque ya no hay muchos ejemplos, por lo menos que yo conozca, de ese tipo de organización. Muchas veces lo masivo no es lo mejor, y ellos están preocupados por una música de calidad, abstrayéndose de lo que son las modas”, elogió.

Con respecto a algunas músicas no es cuestión de opinión: más allá de que puedan no gustar, está comprobado que reúnen una serie de características que las tornan de gran calidad y que por eso enriquecen, mejoran, a quien las escucha. La opinión en ese caso pasaría simplemente por si me gusta o no. La Asociación Musical de Bolívar pone la tilde allí, no en el rédito económico, al margen de que es obvio que necesita recurso para poder seguir organizando conciertos, porque sus miembros no son filántropos sino laburantes.

-Es exactamente eso lo que pienso de este tipo de asociaciones. Más allá del rating, del marketing y de lo lucrativo, siempre apuestan a la buena música, aunque por supuesto que deben solventarse como organización. Yo no conozco alguna asociación así, ha de haber pero no las conozco. Quizá en Buenos Aires, pero no en el resto del país.

“Hay compositores que hablan por uno”

Usted ha dicho: “Yo tocaba música popular y música clásica al mismo tiempo, siendo un niño, y no distinguía entre géneros mayores y menores. Creo que uno tarda en descubrir qué es lo que le queda como anillo al dedo en cuanto a repertorio. Uno interpreta y transmite mejor las obras que mejor siente, no importa que sean fáciles o difíciles”. ¿Ya descubrió qué es lo que le va como anillo al dedo?

-Me llevó varios años te voy a decir, muchos años darme cuenta. Sigo pensando eso que dije. A mí el maestro de mi pueblo, Coronel Pringles, me marcó una huella, porque nos hacía tocar música clásica y música popular, y crecimos con esa idea. En otras épocas, no ahora, existía la división entre la ‘alta’ música y la de menos nivel. Estaba la música clásica, y después todo lo que fuera popular era considerado de menor categoría. Pero yo me crie de otra manera, y siempre he mantenido ese estilo de tocar clásica y popular.

Cuando uno dice que algo le queda como anillo al dedo, quiere decir que hay algo dentro que se pone a vibrar con lo que suena musicalmente, como que uno entra en comunión, hay alguna fibra interna que se conecta de forma muy especial con la música. Y yo he descubierto que las obras folclóricas, de tango, las contemporáneas argentinas, como las de Máximo Pujol (le van como anillo al dedo). Recuerdo cuando en un seminario en Porto Alegre escuché por primera vez a Máximo Pujol, que tenía 18 años, haciendo unas obritas medio rockeras. El impacto que me produjo esa música fue tremendo. A partir de ahí empecé a tocar muchas obras suyas; son de las que me quedan como anillo al dedo digo yo.

Ya un poco más adelante, si bien conocía a Piazzolla, nunca se me había dado por tocarlo en la guitarra. Entonces empezaron a aparecer arreglos y adaptaciones a la guitarra, y me puse a tocar. Lo fui descubriendo, y cada día más. Aquello de que hay obras que uno dice que le vienen como anillo al dedo, se puede traducir en otras palabras: hay compositores que hablan por uno. Piazzolla es una fuente inagotable; tiene tanta cantidad de obras, y de distinto tipo, de diferente carácter…

Las ciudades, los edificios, la gente y su trajín

Hace años, Spinetta recordó que de pibe discutía con miembros de su familia que eran tangueros pero no aceptaban a Piazzolla. Luis les decía que en Piazzolla él veía el futuro, los altos edificios, el tráfico, avenidas, la gente en la calle haciendo sus cosas, una modernidad urbana. ¿Astor sigue siendo el futuro?

-Recuerdo haber leído algo de Spinetta al respecto. A mí me representa exactamente lo mismo que a él. Igual que Máximo Pujol, un porteño que me habla de las bocinas, los ruidos, el trajinar durante todo el día de las personas, el correr, y por ahí un espacio de tiempo para uno, el de la melancolía. Y lo mismo pasa en Piazzolla. Aún hoy me sigue representando eso. Piazzolla cuando con su quinteto hace unos ruidos extraños con el violín, como si fuesen gritos, o en otraspartes representando las bocinas delos autos, en otras el ritmo frenético de una ciudad, que por ahí se vuelve más lento. Está la rapidez de los cotidiano pero de pronto la persona necesita estar tranquila, y entonces ya no hay tanto ritmo estresante, se encuentra consigo mismo y aparece la melancolía. Veo todos esos rasgos tanto en Máximo Pujol como en Piazzolla.

El concierto será a las 21. A 400 pesos para socios de la entidad organizadora y 500 para no socios, las entradas están a la venta a través de los miembros de la Asociación Musical.

Chino Castro

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