Asume que está a muy pocos días de la posibilidad por la que soñó desde que era muy chico. Pero transita este tiempo con mesura, sin permitirse desbordes emocionales porque al fin de cuentas también se ha preparado para eso.
Juan Carlos Morán, de él se trata, sabe que aquel juego infantil al que siempre jugaba y que llegó al extremo de preguntarle a sus maestras primarias del paraje La Protectora si lo iban a votar el día que fuese candidato a intendente de Bolívar está muy próximo a quebrar la última valla que le queda y, dependiendo de la voluntad general, transformarse en su realidad más anhelada.
Falta tan poco y al mismo tiempo falta tanto. Como un jugador de tenis que se enfrenta a la instancia del cierre del partido, trata de no pensar en ello y simplemente jugar ese último punto para después sí, si la suerte cae de su lado, permitirse el festejo eufórico aunque quizás breve, porque de inmediato comenzará otro desafío, mucho mayor por cierto y en el que siempre quiso estar como protagonista.
Nos lo cuenta en tal vez la última nota periodística con este medio antes de las elecciones del 22 de octubre durante la cual, más allá de repasar algunas de sus ideas centrales, nos permitimos conducir el diálogo por otras aristas. Al fin de cuentas, todos debieran saber a estas alturas las principales directrices de su plataforma política y hasta sus mismísimos slogans, a fuerza de haber sido repetidos con la intención de ser grabados a fuego.
Se nos ocurre que tu construcción como político es inversa a lo que es común ver en la política argentina. Porque en general quien aspira a hacer una carrera utiliza de algún modo el escalón local para saltar desde allí a otras plataformas más elevadas. Sin embargo tu verdadera vocación siempre fue, lo sabemos, ser intendente de Bolívar y tu paso por la función pública en diversos escenarios te ha servido como formación para enfrentarte a esta posibilidad que hoy se abre…
“Es así. Desde muy chico ese fue mi gran sueño. Y en cada paso que fui dando, tanto en cargos partidarios como en funciones provinciales o nacionales, fui sintiendo que eso era nada más que preparación para llegar a ser intendente de Bolívar. Me tocó estar en una mesa chica de 12 personas en el Comité Radical Nacional con la presidencia de Raúl Alfonsín. Yo era el secretario de la Juventud y estaba sentado al lado de 3 gobernadores. Tenía poco más de 20 años. Me tocó ser uno de los diputados más jóvenes, premiado por Francia como el político joven del año en el 2004; fui diputado nacional a los treinta y pico y tuve que tomar la decisión de trabajar en lo legislativo o en el control del Poder Ejecutivo. Elegí ese segundo camino porque nos enfrentamos a un gobierno que generó muchas irregularidades en la obra pública. También participé en el Ministerio del Interior de la Nación y asumí el compromiso de manejar 3800 personas en el RENAPER. Pero todo eso es una trayectoria que me ha dado vinculaciones y en todo ese camino fui viendo lo que se puede hacer o copiar para hacer en Bolívar. Iba a Entre Ríos a entregar viviendas, por ejemplo, y copiaba el modelo para replicarlo en Bolívar. Así con todo. Investigando el precio de las obras, por ejemplo, pensando con ese dinero todo lo que se podía hacer aquí. Siempre he tenido una formación municipalista. Las cosas se dan cuando se deben. Y espero que todo eso sirva para ser un mejor intendente para Bolívar”.
¿Es cierto que jugabas de chico a ser intendente?
“La señora Norma, Norma González, mi maestra y Marta Urrutia de Gallo, otra de mis maestras de escuela primaria siempre me han dicho que yo les preguntaba si me iban a votar cuando fuese candidato a intendente. Las dos lo mencionan, así que debe ser cierto. En el año 83, yo iba a Séptimo Grado y en la escuela La Protectora, la escuela de campo a la que yo fui, hubo una resolución que imponía la actividad del voto. Allí fui candidato a Presidente y gané. Tuve que hacer discursos, hablar con los compañeros en los recreos y esas cosas”.
¿Te emociona este momento?
“Sí, pero soy muy racional. Cuando me ha tocado ocupar cargos los he asumido con convicción y cuando tuve que volver a la actividad privada lo hice sin problemas, como en este momento en el que me encuentro trabajando en mi estudio jurídico y viviendo de él. Y sigo estudiando, capacitándome políticamente. Porque entiendo que la política no sólo se ejerce desde la función pública. Allí hay una gran diferencia en punto a lo que Milei califica como “la casta”. Habemos muchísima gente que tenemos una gran vocación política y eso no significa que ganemos un sueldo por ello. Al contrario, cuando la política se hace desde la función privada lo que generalmente sucede es que hay que poner plata para ello.
“Yo a todas las cosas las veo como un paso racional. Acepto la emocionalidad porque es parte de la vida y es inevitable que vengan a la cabeza imágenes y nombres y el hecho de estar haciendo lo posible por dejarle un mejor lugar a nuestros hijos impacta. Pero lo que quiero es que mi sueño se transforme en un sueño colectivo que es el de poner a Bolívar como marca en el centro de la provincia de Buenos Aires. Que volvamos a ser una ciudad pujante, atractiva en todos los sentidos y que sea un polo de atracción para quien quiera venir aquí a estudiar, a trabajar, a hacer su vida y ayudarnos a crecer. Eso es racional, por supuesto, pero también emocional desde la arista de querer el pueblo que pensaron nuestros viejos y merecen nuestros jóvenes”.
CAMBIO Y ORDEN, DOS PREMISAS PARA UN NUEVO TIEMPO
Morán viene insistiendo en la necesidad de un cambio de conducción y enfatiza permanentemente la palabra orden, como primer paso para lograr un municipio diferente. Presupone entonces que, en caso de llegar a la Intendencia, encontrará un gran desorden administrativo y de gestión.
“Con sólo ver una parte de cualquier fenómeno se adivina el desorden. Ves las máquinas cómo están funcionando y ya adivinás cómo está todo. Todavía te falta ver los talleres, el cementerio de maquinarias destruidas, arrumbadas. Uno ve la ciudad y la ve sucia, pero eso es solamente una parte. Hay que analizar que el intendente actual y el propio Bucca sembraron un basural en cada barrio. Vemos el desorden del tránsito en cada esquina y cuando analizamos el mapa de siniestralidad el desorden que se ve es mucho mayor, un verdadero desastre y así con todo: caminos viales, hospital, centros de atención primaria de la salud, etc. Todo está atravesado por algo que se llama administración que es lo primero que hay que organizar. Este municipio año tras año ha gastado más de lo que tiene y eso en algún momento explota. Por eso es necesario que el nuestro sea el gobierno más austero de la historia de Bolívar, porque la reconstrucción de la relación entre la política y la sociedad pasa por allí. Nos podrán perdonar errores y correcciones, pero nadie debería perdonar la inexistencia de ejemplaridad política. Empezando por achicar el plantel de funcionarios políticos, que esta administración triplicó”.
En esa línea, Juan Carlos ya anunció que no cobrará su sueldo durante el primer año de gestión, que el Municipio ya no pagará los costos de celular de los funcionarios políticos, que todos ellos deberán presentar sus propias declaraciones de ingresos como condición sine qua non para acceder a esos cargos y que, personalmente, él no utilizará vehículos oficiales. “Se trata de gestos que reclamo como símbolos de la ejemplaridad política que exijo. El intendente tiene que ser un ciudadano más de la comunidad. Con una responsabilidad mayor, con otra función, pero seguir siendo un ciudadano más”.
EQUIPOS DE TRABAJO SOLIDOS, LA GRAN CLAVE
“Más allá del resultado de las elecciones, sé que hemos logrado mucho. Especialmente en lo que concierne a que el 90 por ciento de la dirigencia de Juntos por el Cambio esté acompañando. Marcelo Salamanco es un caballero que está trabajando con una onda espectacular. Con Nico estamos participando juntos en entrevistas y recorridas, siempre con mucha alegría, Ariel Alomar es otro gran tipo que aporta desde su simpleza y desde el conocimiento del sector del campo. Y mucha gente que participó en la lista de César Pacho, como Gualberto Mezquía y varios más que se han integrado a los equipos técnicos. A eso se suma los tres presidentes de partidos, los ex intendentes José Gabriel Erreca y Alfredo Carretero y el propio Julio Ruiz con quien estuve reunido y me aseguró su acompañamiento al igual que Juan Carlos Simón. Todo ello está asentado sobre dos pilares: que el votante que no me acompañó en las PASO sólo tenía alguna diferencia de carácter interno que se pudo solucionar y la dirigencia siempre tuvo un juego limpio ajeno a intereses personales. Eso ha sido tierra fecunda para una unidad de acción como la que ahora gozamos.
“NO SE PERCIBE EN PISANO GANAS DE CONTINUAR”
“Está muy claro que Pisano y Bucca violan la ley electoral con sus actos de campaña. Lo hacen permanentemente y eso disparó la denuncia de los concejales de la oposición y del presidente de la UCR. Hay limitaciones precisas desde el 25 de septiembre. Ya lo habían hecho con la entrega de viviendas en las PASO. La ley establece una veda para la realización de actos públicos que está siendo flagrantemente violada. Pero en fin, creo también que la gente se da cuenta que las inauguraciones, los cortes de cintas, los anuncios y las promesas a diez días de la elección son todas mentiras. Sinceramente entiendo que a Bali, que está como mascarón de proa de un Pisano que no aparece en la campaña, la gente no le cree, porque arranca no creyéndole a su propia candidatura. En ese punto tiene mucha razón Sergio Croce cuando le dice que, si quiere que le creamos, debería renunciar a la Senaduría con fecha 10 de diciembre. Si no es así, todo se trata claramente de una estrategia para blindar a un intendente en el que no se percibe ganas de continuar. Está tan alicaída su gestión que parece como que el colectivo quiere continuar pero el intendente no. No se ven en él garra, ni decisión ni acciones en ese sentido”.
