Desde un homenaje a Chavela, la actriz y cantante Isa Moreno fue tomándole el gusto a lo dramático en materia musical. Así descubrió que ciertos géneros la invitaban a “usar el cuerpo, explorar la faceta teatral”, y a promover un “espacio de mucha catarsis” que convida al deshago colectivo. Amplió la ‘base Vargas’ a rancheras y también boleros, mayormente propios, y con ese plan recalará en Vamos de Nuevo este jueves.
¿Por qué rancheras y boleros, cómo alguien llega allí? Dos estilos que tienen en común, acaso junto al blues, el ser canciones de corazones rotos.
-Tal cual. Y muy alcohólico, el género (por la ranchera, pero en blues y en el bolero tampoco es que toman agua saborizada, je). Música alcohólica le digo a la ranchera. No es lo único que hago, yo soy actriz -y “actriz dramática, además de clown”, precisa-, y esto de las facetas me encanta: todo comenzó como un homenaje a Chavela Vargas que hacíamos, y me gusta eso de lo dramático. Ahora me estoy acompañando con la guitarra, pero este show lo hacía con otros músicos que me acompañaban, lo que me permitía poder usar el cuerpo, dramatizar; es un espacio de mucha catarsis, y pasa en los shows que la gente llora, y me agradece poder llorar. Me gusta explorar esa faceta, que es más teatral, porque hay mucho para interpretar.
Isa “conectó” con Vargas y su obra a través de Javier Solís: “Recuerdo que, siendo muy chica, di en casa con un disco de él, que sonaba en un tocadiscos. Uno naranja era aquél tocadiscos, ahí escuchábamos mucho folclore, y también rancheras. No sé por qué ese disco de Javier me gustaba mucho, y lo escuchaba y escuchaba”. Muchos años después, ‘tropezó’ con Chavela, se levantó y la abrazó: otro norte musical se abría para ella. “Empecé a estudiar mujeres del siglo pasado, me gustan mucho Tita Merello, Violeta Parra, Chabuca Granda, las del jazz, es decir Billie Holiday, Ella Fitzgerald, cantantes importantes y con una voz muy particular a la hora de interpretar. En el blues y rock, Janis Joplin. Del jazz, Holiday, que tiene una voz muy chiquita comparada con la de Ella que es una voz grande, de sonido perfecto”, enumeró con fresco entusiasmo en charla con este diario, mientras la sala de Vamos de Nuevo, esa auténtica fortaleza de libros donde está desde el lunes, iba acostumbrándose a su presencia, a su voz y su cadencia.
Todas mujeres fuertes, en un mundo más machista que el actual. Habrán tenido que pelear para hacerse un lugar, no habrá sido sólo una cuestión de voz, de canto, sino de personalidad para hacerse valer…
-Totalmente. Totalmente. Yo vengo del rock, y a mis 16 años tuve mi primera banda, estudié música y soy guitarrista, y ese también es un mundo en el que hay que hacerse lugar. Tuve esa experiencia, fui tocando rock, después blues, y me gusta mucho el jazz, aunque no hago ese estilo, lo escucho mucho pero no lo trabajo como artista, sí el bossa nova. Entonces me quedé con dos shows: uno ecléctico, donde hago variado y temas míos, que no son rancheras, y este otro, que empezó con lo de Chavela Vargas y ahora lo amplié a rancheras mías y boleros míos también, ya que hace poco incursioné en componer dentro de ese género.
“La música va adelante y yo corriendo detrás; pero el teatro es un mundo que me quiere”
Isa Moreno es marplatense. En su ciudad se formó como música, “y cuando empezó esta dificultad con el cuerpo, de cómo encarar ser una frontwoman”, apareció el teatro como una puerta hacia el futuro y una plataforma para una formación más completa o integral. “Siempre me tocó estar al frente de una banda como cantante (en esos años sólo cantaba), y en la adolescencia empieza esa dificultad de cómo pararte, cómo poner y usar el cuerpo, cómo agarrar el micrófono. Entonces decidí meterme en el teatro, como una cosa secundaria”, pero que la llevó por un andarivel diferente, mucho más rico en términos de seguridad escénica. “A los 19 empecé, y el teatro me apasionó”, enfatizó.
Descubriste un lugar que era para quedarte, y no necesariamente de paso, sino para ir un escalón más allá, también como cantante.
-Exactamente. Hice la carrera de Arte Dramático, y ahí conocí el sistema Milderman. Me formé como instructora (de hecho, hoy martes dictaba en Vamos de Nuevo el seminario El cuerpo y la voz), y a partir de ahí hago todo el resto de las cosas.
“Cuando cantaba tenía una voz chiquita, y cuando hacía un personaje me salía un vozarrón”
¿Y ahora el teatro y la música están a la par?
-Pasa algo muy gracioso: es como que la música va adelante y yo siempre voy corriendo detrás suyo. El teatro es como un mundo que me quiere, y no tengo que estar corriendo, las cosas fluyen allí más naturalmente para mí. Y todo este camino de la voz que hice, fue a partir de una investigación que llevé a cabo: cuando cantaba, y canto desde adolescente, tenía una voz más chiquita que cuando debía hacer un personaje. Mi cuerpo era el mismo, pero cuando componía personajes en el teatro, me salían terribles vozarrones, mientras que con la guitarra haciendo mis canciones, no lograba ese volumen, esa potencia ni esa proyección. Pasaba algo raro ahí. Entonces comencé a trabajar la conexión psicofísica de la voz. Así empezó mi trabajo con la voz, y después ya me especialicé en eso. Pero fue y sigue siendo una búsqueda, porque todo el tiempo se van aprendiendo cosas y el trabajar y dar talleres, facilitar, hace de espejo y siempre te van cayendo fichas, y vas ampliando. Es maravilloso el trabajo.
¿Cómo elegís qué cantar de un repertorio como el de Chavela? Habrá cosas que considerás que no pueden faltar, y otras que sentirás que te ‘quedan mejor’ a vos…
-Yo siempre todo lo que hago es desde el corazón, desde algo que me expresa, que me representa. Hay cosas de Chavela que no me interesa tanto cantarlas, y otras que sí. Y hay géneros como el jazz que a mí… digamos que todavía no canto jazz porque aún no le encuentro la vuelta, no me queda bien. La ranchera me queda muy bien, el rock me queda muy bien. Otros géneros… bueno, el inglés ya es una dificultad. Yo me la paso escuchando jazz: escucho muchos trompetistas, saxofonistas, guitarristas. Pero es una música en la que no me siento como pez en el agua.
“Hay cosas que nos quieren y aceptan; empezás a cantar folclore y brota”
Claro, porque no se trata sólo de cantar, sino de decir, de ser capaz de transmitir algo. Si sólo estás cantando, quizá no pase demasiado. No alcanza con una gran voz y con ser afinado.
-Claro. Yo siento que en el jazz no tengo un buen resultado. Hay algo que tiene que ver con cuál es nuestra fuerza y nuestra herencia. Hay cosas que nos quieren, que nos aceptan; el folclore, por ejemplo. Yo no quería saber nada con el folclore (era el género que amaba su papá, también músico), sin embargo hay algo en el ADN, que cuando uno empieza a cantar folclore, brota, y hay una fuerza ahí. Lo mismo que con los flamencos. Uno puede estudiar todos los géneros, pero hay cosas donde está la fuerza, más allá de uno. Y a mí me pasa con el folclore, yo recién ahora me estoy amigando con él, porque tengo una fuerza importante ahí, que no la tengo en otras músicas.
Siempre se ha dicho que ‘el tango te espera’. Bueno, seguramente también aplica al folclore. Así decían los viejos tangueros a los jóvenes, padres como los tuyos cuando no querías saber nada con el folclore, en tu caso.
-Yo creo que sí. Creo que hay una madurez en las vivencias, que te lleva ahí.
Estás impregnado de esa sustancia, y en algún momento ‘te enterás’. Sea como oyente, como cantante, como instrumentista.
-Es tal cual.
El concierto ocurrirá desde las 21.30, en Falucho 780, la casa que comparten la Biblioteca Cabrera y Vamos de Nuevo. Como invitados, se presentarán Ana Laura Maringer y Abel Diego Peris, que tocarán/cantarán lo suyo y seguramente acompañarán a Isa en un par de canciones. Las entradas tienen un valor de 4000 mil pesos, y se ofrece una promo de 2 por 7000.
Chino Castro
