27 de julio de 2024
Entrevista con Kevin Sánchez, el locutor del pueblo.
por
Chino Castro
Esencial
o básicamente sos un locutor profesional. Aunque muchos no lo sepan.
Kevin Sánchez: -Soy locutor
nacional, me recibí en 2021, estudié en el ISER Subsede La Plata. Terminé en
pandemia, me recibí por Zoom desde Bolívar. (Es el único bolivarense de esa
camada, "y de camadas en general", asegura. Y menciona que "tengo como colega a
Paz Rubio, que estudió en el mismo lugar que yo, y no conozco a nadie más".)
Te
ocurrirá que muchos/as desconocen que sos locutor, y toda tu formación, porque
hacés también muchas otras cosas.
-Cuando comencé a trabajar
en la Dirección de Cultura, en 2020, no me había recibido. En la carrera tenés
formación también en producción, artística y audiovisual, tanto de radio como
de tele. Jorge Fernández (director de Cultura) necesitaba justo a alguien para
producción, porque durante la pandemia acá se estaban haciendo programas por
streaming, y también uno en vivo, Entre Todos, que iba los domingos. Ingresé
para hacer la producción general de ese programa. Con el tiempo y mis
competencias profesionales, fui sirviendo para más cosas. Por ejemplo en el
canal de YouTube de Cultura tenemos 72 videos de artistas locales, los Cultura Sessions,
y a toda la producción la hice yo.
En ese período, su tarea
como locutor se redujo a algunos eventos, como los actos de fin de curso de
escuelas de danzas, a partir de sus buenas migas con las titulares de esos
espacios formativos. Pero de a poco fue lanzándose "a más". Hasta desembocar en
marzo del corriente en el escenario mayor de la música lugareña, el Me Encanta
Bolívar. Antes, había participado pero en producción, vale decir en la
logística de la Carpa de los artistas y otros menesteres pero detrás de escena
-elaboración de guiones, de glosas-, sin poner en juego el instrumento que más
le interesa usar profesionalmente. 'Pegó' en esos meses la locución de algún acto
escolar, más acá las ceremonias centrales por el 20 de Junio y el 9 de Julio
que organiza el municipio, y así fue 'haciéndose'. "Ha sido todo un proceso",
dice hoy, con la calma y la confianza de quien va dando pasos más seguros que
largos, casi siempre el mejor camino para llegar a un puerto merecido, por lo tanto
sustentable y duradero.
¿Y
te gustó? Una cosa es presentar un acto escolar, y otra -'parienta', pero
diferente- a un gran artista en un escenario enorme y frente a 10 mil personas.
-Tal cual. Sentí presión,
nervios, pero lo encaré con ganas. Los Caligaris me pidieron si les podía hacer
la locución, la entrada, una intervención en medio de su show, para que pase el
intendente Pisano a entregar una placa, y varias cosas por el estilo, y todo
eso me puso muy nervioso pero salió muy bien.
Sánchez enfatiza que "cada
locución me sale un poquito mejor que la anterior", o, al menos -se quita unas
capas de solemnidad- "es lo que quiero creer".
¿Sos
muy autocrítico?
-Sí. Por demás. Me
involucro total y completamente en el guión, en las glosas de absolutamente
todas las locuciones que hago.
Tenés
el control, no sos un tipo al que le llevan un papel y lo lee.
-No. Participo de la
elaboración de todo lo que leo. Y no es una premisa, sino más bien algo que
hago sin preguntar: agarro las glosas, me fijo cómo están redactadas y acomodo
todo lo que considero que hay que acomodar.
Bueno,
es parte de tu laburo.
-Sí, porque no solamente
pongo en juego la voz, a la vez estoy interpretando lo que voy leyendo, y no me
puedo encontrar en ese momento con algo mal redactado.
Tenés
que estar de acuerdo con lo que vas a leer, y eso no sólo incluye el fondo sino
la forma.
-Y sí. Además no me gusta
repetir palabras; trato de meter conectores, cambiar sinónimos, o usarlos. Me
gusta que las redacciones estén bien cerradas.
¿La
redacción fue parte de la formación en el ISER?
-Por supuesto. El primer
año con Expresión oral y escrita, el segundo con Interpretación Textual. Son
muchísimas materias, alrededor de 42, es una carrera súper complicada que se
despliega a lo largo de tres años si hacés el intensivo de cursar de 2 de la
tarde a 10 de la noche, de lunes a viernes. Fuimos muy pocos, creo que cuatro o
cinco de mis compañeros, los que lo pudimos hacer en tres años, los demás
venían acarreando. (El bolivarense fue además el mejor promedio de su
promoción, con 8.67.)
Locución resultó un punto de llegada: Sánchez pasó por otras experiencias y búsquedas que le ayudaron a despejar el camino, a depurar para encontrar, que siempre es encontrarse. Tras finalizar sus estudios secundarios en el exNacional, con 18 años en 2012 se fue a La Plata a estudiar Ingeniería química. Tras un primer año en el que le fue bien "con todo", sintió el llamado interior, ese al que no se puede engañar, que le exigió un sinceramiento: eso no era lo suyo. Paralelamente, cantaba en el Coro de la Universidad de La Plata, siguiendo su propia tradición de participar en agrupaciones corales. "Y también me daba cuenta de que no me alcanzaba con ese cable a tierra para seguir viviendo". Así, en esos términos lo expresa. Incluso con un elocuente gesto corporal. Encontrar una vocación, o hallar el camino propio, que está marcado pero no siempre vemos o aceptamos, algo que hacer que llene, que dé sentido y sustancia a la road movie que es vivir, resulta siempre un asunto grave, crucial. Si uno decide no esconderse, en esas elecciones le va la vida, y que nadie se asuste que no hay exageración aquí.
En esos años de I Still
Haven't Found What I'm Looking For, para ponerlo en los términos bellamente
melódicos de U2, Kev se acercaba al puerto, pero no lo sabía, en su cielo los
nubarrones aún prevalecían.
Se cambió entonces a la que
tenía como opción 2, la Licenciatura en Piscología. Cursó dos años, le fue bien
pero ocurrió lo mismo: ahí estaba, otra vez, la dentellada de su voz interior
para reclamarle que no se mintiera: eso tampoco era lo suyo. Pero justamente
esa es una carrera que "te va haciendo rever tus elecciones y tus decisiones de
vida". Así fue que un buen día entendió que si había algo que traía consigo,
era la música, por lo que se imponía menester dedicarse a algo relacionado. Por
asuntos familiares en 2015 regresa a Bolívar, y en 2016 pone otra vez proa a La
Plata para estudiar Música en Bellas Artes. Tras dos años en que cursó la
Licenciatura en composición, otro buen día de sol acompaña a un amigo a
anotarse en Locución. Al llegar, siente el impulso de pedir el plan de
estudios, y cuando lee el material la cabeza le explota pero bien: por fin
encontraba lo que estaba buscando, ya no más U2. Algunas materias lo
deslumbraron, fue eso. "La formación es integral integral. Era tan completo y
tan interesante, que me convenció desde el primer momento", marca con
entusiasmo, como retrotrayéndose a ese instante parteaguas de su life. Un dato
ilustrativo de su pasión: su amigo no terminó la carrera, pero Kev siguió, y
sigue...Su voz ya suena en el viento.
¿Te
interesa la locución en sí misma, o también como medio para conducir en radio y
tele, o participar de programas periodísticos?
-No descarto nada. En La
Plata hice la conducción del programa de televisión de Bellas Artes, y también
un podcast en una radio, Que no sea tabú se llamaba, que se cortó por la
pandemia. Ese programa de tv fue un desafío grande, era todo a resolver en el
momento, en base a lo que nos iban mandando en los carteles por detrás de las
cámaras: "Armá un argumento"; "presentá un comentario"; "hablá sobre
actualidad". Salió muy bien, muy lindo, por suerte se puede ver por YouTube.
Entonces me volví a Bolívar con ganas y con práctica. Y lo que más me costaba,
sin dudas, era la locución de eventos. Lo de radio y televisión fue algo que me
gustó mucho hacer, pero sin embargo cuando llegué acá no exploté esa veta sino
otra. Pero yo creo que más que por una elección, fue por ir tomando las
oportunidades que se me fueron presentando.
En pos de consolidar su
formación con expertises afines, el año pasado estudió la carrera de
Organización de Eventos, que se dictó en el CRUB. 'Él habla de "complejizar" su
manera de expresarse, "el lenguaje, la forma de redactar", a través de una
buena cantidad de cursos y trayectos pedagógicos. Todo, con el propósito
medular de enriquecerse como locutor, una profesión que demanda "una
capacitación constante", remarca, "para no achancharse: el que no lee en voz
alta, lo tendrá que hacer en algún momento, porque nunca es lo mismo que leer
para vos. Es como si querés escribir y dejás de leer", grafica.
En este período, las felicitaciones y el afecto no ha cesado de mimarlo, como una brisa tibia que armoniza sus días. A él le encanta saber que hace bien lo suyo, sentirse "útil". "Me asumo un locutor, más ahora que nunca", remata.
"Mientras más se pueda romper con el conservadurismo, mejor"
¿Escuchaste
o escuchás radio?
-La radio es algo que
estuvo en mi vida siempre pero de forma indirecta. En lo de mis abuelos, desde
que me levantaba a la mañana, durante todo la tarde y también a la noche, la
radio estaba siempre ahí. Ya de más grande sí escuché por interés propio.
Vínculos que fui teniendo me fueron mostrando la Rock and Pop, o a Dolina, y ya
en los años de la carrera nos obligaban casi a tener una escucha crítica de
radio, y lo mismo con ver programas de televisión. El ver y el escuchar te
enseñan un montón.
¿Qué
te marcó de todo ese consumo?
-Algo con lo que sé que no
puedo hacer nada es con el tono de mi voz. El tono de tu voz es el tuyo, y
listo. Pero a la vez, hay algunos tipos de carisma que uno puede ir
desarrollando, que le generan a quien te escucha ganas de quedarse ahí. Eso se
aprende, son técnicas y herramientas sociales que uno va incorporando, hay poco
de lo innato ahí. Todo eso le genera un enamoramiento a quien te escucha, uno
lo puede captar a través de las formas. En ese sentido, fue muy interesante
escucharlo a Dolina, a Lanata también, a mujeres típicamente de radio como la
'Negra' Vernaci, y ya después a la Futurock. Siempre fui por ese lado, por el
lado de la radio para las juventudes, y mientras más se pudiera romper con el
conservadurismo, mejor.
Analiza finalmente que "los
libros, la radio y la televisión" lo fueron moldeando como comunicador. También
las carreras universitarias que abandonó, tanto como su participación en coros
y organizaciones sociales. "Cuando estudié locución, nos decían que teníamos
que saber un poquito de todo, ser capaces de decir algo de cualquier cosa".
Me
remite a algo que dijo alguien acerca del periodismo: "Es un océano de
conocimiento... de un centímetro de profundidad".
-Tal cual (se ríe). Cuando estudié Ingeniería nos decían: "Todos los ingenieros sabemos algo diferente, pero los ingenieros industriales no saben nada y saben un poquito de cada cosa". Yo creo que los locutores somos ingenieros industriales de la comunicación.
"Cuando una persona aprende a comunicarse, le va bien en todo"
Como
locutor también te interesa ayudar, aportar a movidas solidarias en un tiempo
social muy doloroso.
-Uff, sí. Para combatir el
individualismo, esta construcción de sentido del individualismo que tenemos
encima. Yo a muchas de las herramientas que hoy empleo en comunicación las pude
adquirir gracias a generar asambleas con el MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos).
Y por otra parte, me gusta poder explicarle a la gente que no tiene nada que
ver con esto, qué es la comunicación asertiva, por ejemplo, o la forma en la
que uno recibe un mensaje y la transformación que se produce gracias a la
historia de cada uno, que no es el mensaje como te llega sino que vos lo
procesás según lo que has vivido. Hablar de esas cosas, que por lo general son
tecnicismos para quien los estudia, con la gente en situación de organización
popular, en asambleas, sé, porque lo veo, que ha mejorado mucho la forma en la
que emprenden y se organizan económicamente los feriantes. Explicar a la gente
formas de comunicación y capacitarla sobre herramientas comunicativas, la ayuda
en todo en su vida: en lo comercial, lo económico, lo cotidiano, la relación
con su familia y los demás. Cuando a una persona le enseñás a comunicarse,
después le va bien en todo, o, al menos, mejor que como le iba. Da su mejor
versión. Y además, comunicarse bien ayuda a mitigar algunos flagelos, como
malinterpretar un mensaje escrito, algo que está alrededor nuestro todo el
tiempo, 'gracias' a las redes sociales y el WhatsApp. Estamos todo el tiempo
vinculándonos con el otro por escrito, sin advertir su tono de voz ni ver sus
rasgos faciales, otros tipos de lenguajes que intervienen en la comunicación y
nos brindan pautas que por escrito no están. Explicarlo en asamblea, ante mucha
gente, abre la cabeza. A mí me recontra llena ver cómo ayuda a la gente
explicarle herramientas comunicativas.
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POLICIALES
Los hechos ocurrieron en 2019 y 2020 y detectados por una psicopedagoga del Hospital Capredoni.