29 de diciembre de 2025

UN PROBLEMA DE AÑOS

UN PROBLEMA DE AÑOS. Un río dragado con un tapón: cómo el Salado, el Quinto y el Vallimanca vuelven a inundar el centro bonaerense

Más de 400 kilómetros de obras no alcanzan si un tramo clave sigue sin resolverse. El cuello de botella entre Roque Pérez y Bragado vuelve a frenar el agua y expone los límites del Plan Maestro del Salado.

Entre Roque Pérez, Bolívar y Bragado, los campos vuelven a estar bajo agua pese a años de obras sobre el río Salado. El aporte del río Quinto y del arroyo Vallimanca se encuentra con un tramo sin dragar que funciona como cuello de botella y pone en evidencia los límites de un plan hídrico que avanza a medias.

Los caminos rurales vuelven a cortarse y la hacienda pasta con el agua hasta la panza. En Bolívar, el desborde del arroyo Vallimanca baja desde las grandes lagunas del sur del partido y se encuentra con un Salado que no termina de escurrir por un tramo sin dragar entre la ruta 205 y el puente Ernestina-Elvira.

Ahí reside la paradoja. La Provincia lleva intervenidos más de 400 kilómetros de la cuenca, pero un "tapón" en la zona de Roque Pérez y las demoras en el llamado Nodo Bragado mantienen al centro bonaerense atrapado en el ciclo eterno de las inundaciones.

El Quinto: un huésped incómodo que suma presión

El río Quinto llega desde San Luis y Córdoba cargado de excedentes que históricamente anegaron el noroeste bonaerense. A través de un sistema de lagunas y canales -Vidania, Cuero de Zorro, El Hinojo-Las Tunas- ese caudal termina conectado al canal Jauretche-Mercante-República de Italia, que descarga en el Salado.

La integración buscó darle salida al mar a un sistema cerrado, pero también le sumó presión a una cuenca que ya venía complicada. Cuando esos aportes del oeste confluyen con los tramos todavía angostos y poco profundos del Salado, el agua no tiene por dónde ir y busca la cota más baja. Es decir, los campos.

Un Plan Maestro que no llega a tiempo

Presentado como la obra hídrica más ambiciosa de la provincia, el Plan Maestro del Salado prometió intervenciones sobre más de 600 kilómetros y alcance en 59 municipios. En diciembre de 2025, la Provincia dio un paso administrativo clave al declarar ambientalmente apto el Tramo V, que abarca unos 100 kilómetros entre Junín y Alberti.

Mediante la Resolución 569/25, la Subsecretaría de Control y Fiscalización Ambiental aprobó las obras que pasarían por Chacabuco y Bragado, con ampliaciones de cauce y modificaciones en puentes. Su ejecución demandaría unos 730 días... una vez que esté el financiamiento.

Mientras tanto, tramos anteriores fueron reactivados con tareas de dragado. Pero el cuello de botella entre Roque Pérez y Ernestina-Elvira sigue ahí. Se trata de un sector con capacidad limitada que frena toda el agua que baja desde el oeste y desde las subcuencas internas.

El Nodo Bragado y la ciudad en la mira

Más abajo, en la cuenca media, Bragado se convirtió en uno de los puntos más sensibles. El denominado Nodo Bragado apunta a ordenar los aportes de canales y arroyos -entre ellos el Jauretche, el San Emilio y el Saladillo- y mejorar su conexión con el Salado.

Según la información oficial, el proyecto tiene el diseño técnico aprobado, pero su ejecución está supeditada al financiamiento y a que se completen tramos anteriores. El resultado es que cada vez que se juntan lluvias intensas, suelos saturados y un nuevo pulso de agua desde el oeste, la ciudad vuelve a contener el aire.

Vallimanca: el doble problema de Bolívar

Bolívar sintetiza otra cara de la crisis. El arroyo Vallimanca recoge el agua de lagunas del sur del partido y de Daireaux -como San Luis y Pay Lauquén- y desborda campos ganaderos antes de llegar al Salado.

Cuando ese aporte local se encuentra con un tramo del río que aún no tiene la capacidad de escurrimiento prometida, el agua se acumula aguas arriba. Así, Bolívar sufre una doble condena. Por un lado, el exceso que baja por el Vallimanca; por otro, la falta de salida rápida en el cauce principal.

Emergencia repetida, solución postergada

La cuenca del Salado atraviesa 59 municipios y concentra una porción clave del campo bonaerense. En ese contexto, el Ministerio de Economía provincial prorrogó hasta el 28 de febrero de 2026 el estado de emergencia y desastre agropecuario en distritos como 25 de Mayo, Saladillo, Bragado, Lincoln y el propio Bolívar.

La medida les da un respiro fiscal a los productores, pero no cambia la ecuación de fondo. Mientras las obras avanzan a destiempo y los tramos críticos siguen pendientes, el agua vuelve a encontrar el mismo obstáculo. Dragaron kilómetros, pero sin continuidad hidráulica, el centro bonaerense sigue atrapado en el mismo ciclo. El tapón, por ahora, le gana al plan.

Por Mariela Nazar.

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