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La inocencia y la ternura invadieron la escena en un nuevo inicio de clases

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Por un lado la alegría y el nerviosismo de los chicos. Por el otro, la emoción y el orgullo de los grandes.

Familias enteras se congregaron en los establecimientos educativos de Bolívar para dar comienzo a un nuevo período lectivo.

Como contrapartida de lo que ocurrió más temprano, con la adolescencia a flor de piel manifestada por los estudiantes del secundario, esta vez fue el turno para los que empiezan en los niveles primarios.

Con las dudas a cuestas y mochilas de colores que las llenarán de aventuras y sueños, ingresan por primera vez por esas puertas enormes. Mientras sus padres, tal vez aguantando alguna lágrima, se preguntan cuando fue que crecieron tan rápido.

Leyes de la vida, inevitables como esa emoción que se respiró a flor de piel entre abrazos y besos.

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