Información General. Y una noche Ferrari volvió a ganar

En el último concierto 2023 de Cable a Tierra, Quique Ferrari Quinteto rindió alto tributo a su disco Grave, a veinte años de su lanzamiento. Fue en el marco de una gira celebratoria por el interior bonaerense, que de la mano de Dani López llevó a la banda al auditorio de la Biblioteca Rivadavia, primera vez de la productora allí.

Ante un buen marco de público (no sala llena), Ferrari volvió a mostrar sus dotes en un nuevo concierto en una ciudad en la que ha tocado varias veces en esta década y media, casi con la misma alineación pero en diferentes escenarios. Esto es su virtuosismo como instrumentista y su capacidad para el groove en composiciones que navegan entre el jazz, el funk y el rock, casi todas instrumentales, en lo que conforma un amasado con sello propio. No le van en zaga sus cumpas, con los que en estos años ha orbitado alrededor de las músicas de Grave pero sin volver a tocarlas, mientras producían el material para los siguientes álbumes de Quique, de una época que ya parece pretérita frente al advenimiento de las plataformas digitales -en detrimento de lo físico, el otrora venerado objeto disco- y la cultura del single.

De Grave, tocaron, entre otras, Waltz for Sara, Pobre Blues, New Disco (el “hit”) y Centro Grave, esta última dedicado a Mauricio Exertier, colega bajista y amigo de Quique, que por supuesto estaba en la sala como en cada desembarco bolivarense del eximio bajista nacido en Azul y una suerte de embajador regional que se mueve como en casa entre su casa, Tandil, Azul, Olavarría y podemos sumar a Bolívar.

A lo largo de la noche, cada instrumentista lució su pericia en solos siempre puestos en función de la canción: Pablo César Passini, en guitarra; Nico Tigri, en saxofón; Fran Margueritte (el nuevo), en bajo y muy en especial el ‘Colo’ Juan Simón Madío, en batería, dibujan una formación de lux para sostener el lucimiento de Ferrari al frente de la nave con su poderoso bajo a modo de timón (sí, el recital fue a dos bajos). La elaboración se completa con esos fraseos y scats tan personales que el bajista hace mientras toca, en las pocas canciones suyas que tienen “letra”, una suerte de jerigonza ‘a la minuta’, y que quedan como si espolvoreáramos azúcar impalpable en un postre. 

También interpretaron piezas de otros discos de Quique, por ejemplo Piolín Piolita y Lux de Luxe, de Imperfecto (2009); Feliz así, flamante tema publicado hace días, y hasta un anticipo de la próxima horneada de canciones que echará a volar en plataformas, ahora que álbumes a la vieja usanza no tiene pensado lanzar.

Abrió la velada Mamba Negra, el quinteto local que fusiona y cohesiona blues, soul y otros estilos de música negra, con cinco cada vez más sólidos instrumentistas que juegan a ganar por demolición, ya que así se saborea mejor. A las canciones te las debo, no presentaron una sola y quien esto escribe no es Mario Cuevas. En las últimas dos, se sumó como invitado Juani Lobos en saxo. Se sumó, digo, a Tico Álvarez, en saxofón; Nico Holgado, en guitarra; Lorenzo Blandamuro, en batería; Bruno Irastorza, en bajo, y Daniel Zuccarino, en teclado.

Organizó, con la eficacia habitual, Cable a Tierra Producciones, lo que incluye el impecable sonido provisto por Sergio Ramírez y Hernán Moura.

El título alude a la Fórmula 1, en la que Ferrari no puede ganar hace rato, e incluso ha llegado a protagonizar papelones, absurdos diferendos entre sus pilotos y algún episodio más por el que ha sido noticia antes que por un rendimiento deportivo que sigue sin ser digno de su prosapia. Sin embargo, en música y en Bolívar, la noche del jueves Ferrari volvió a triunfar, como ha vencido cada vez acá.

Chino Castro