SALUD. Día Mundial de la Higiene: un compromiso que también se construye en comunidad

La higiene es mucho más que una cuestión personal: es una herramienta de prevención. El lavado frecuente de manos, la correcta manipulación de alimentos o la limpieza de los espacios compartidos son medidas simples que reducen notablemente la propagación de enfermedades respiratorias, gastrointestinales y de la piel.

En el ámbito de la salud, los profesionales insisten en que reforzar estas prácticas resulta clave, sobre todo en épocas donde los virus circulan con mayor intensidad. Centros de atención primaria y hospitales suelen acompañar esta fecha con campañas de concientización para recordar que la prevención empieza en lo cotidiano.

Las escuelas también son un espacio fundamental para enseñar y reforzar estos hábitos. Desde el lavado de manos antes de comer hasta la importancia de mantener útiles y aulas en condiciones, los docentes deben transmitir a los más chicos la idea de que la higiene es un cuidado personal que repercute en la salud de todos.

A nivel comunitario, la higiene urbana cumple un rol decisivo. Mantener limpias las veredas, separar residuos y evitar la acumulación de basura son prácticas que favorecen no solo la salud colectiva, sino también la convivencia y el cuidado ambiental.

El Día Mundial de la Higiene recuerda que la prevención no siempre requiere grandes recursos, sino constancia y conciencia. Incorporar pequeños gestos diarios permite construir entornos más saludables y seguros, algo que se fortalece cuando la comunidad, las instituciones y cada persona trabajan en conjunto.