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Bomberos y una guía práctica para evitar la intoxicación con gas

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En el marco del período más frio, climáticamente, del año, desde Bomberos Voluntarios salieron ayer a brindar algunos consejos y precauciones con respecto al manejo de los aparatos de calefacción de los hogares, dado que se trata de una época proclive a que se produzcan intoxicaciones por inhalación de monóxido de carbono que puede llevar a la muerte.

“No todas las familias y vecinos tienen la posibilidad, quizás por razones económicas, de contar con todos sus aparatos y artefactos en condiciones, pero hay que tener en cuenta muchos factores para calefaccionarse” sin poner en riesgo la vida de los ocupantes del hogar, puntualizó en el introducción de la conferencia de prensa Franco Rojas, quien junto a Emanuel Hernández Paladino recibieron a los medios en el cuartel de Bomberos a media mañana de ayer.

Ventilar bien los ambientes es una de las claves, que suele olvidarse o ignorarse en los días más fríos del año. Parece algo mínimo, pero resulta fundamental como medida precautoria contra la intoxicación con un gas que es “complicado, peligroso e incluso letal”, ya que no emite olor, lo que operaría como alarma, señaló Hernández.

Cocinas, calderas, estufas a gas que combustionan mal, podrían desencadenar una tragedia. “Cuando empezamos a inhalar ese gas, de a poco nos va intoxicando, y no nos damos cuenta. Suelen confundirse los primeros síntomas con los de un estado gripal o los provocados por algún trastorno digestivo (dolores de cabeza, algunas náuseas)”, por lo que no se presta la debida atención mientras el gas continúa envenenándonos silenciosamente, advirtió el servidor público. Proseguir inhalando la sustancia “empieza a paralizarnos. Nos va contaminando todo el cuerpo, desplaza el oxígeno que requieren nuestros órganos vitales y ya después es imposible reaccionar”, avanzó el bombero.

Las personas que padecen algún trastorno en sus pulmones o de tipo cardíaco, los niños y los adultos mayores son quienes están más en riesgo si se produce una intoxicación por inhalación del monóxido. 

En cuanto a cómo nos podemos dar cuenta de que estamos en peligro, Hernández indicó que suelen ser los propios artefactos los que denuncian la mala combustión. Por ejemplo, “en ocasiones aparecen sobre los calefactores manchas tipo de hollín, producto de una mala combustión, o el color de la llama se torna amarillento, lo que señala lo mismo. Además, muchas veces a partir de la exposición prolongada los vidrios pueden adquirir también ese tono”. En cuanto a los automóviles, “una mala combustión puede provocar una suerte de explosión del motor, o mucho humo”, enumeraron.

Por tanto, se recomienda revisar antes de cada invierno los artefactos con que nos calefaccionamos, vales decir calefactores; no emplear las hornallas de la cocina -o el horno- para confortarnos contra el frío”, en cuyo caso es fundamental abrir alguna ventana para que ingrese aire, “y si se utiliza calefacción a gas, ventilar toda la casa aunque sea una vez al día”. En cuanto a termotanques y calderas, “deben estar en lugares ventilados. Alguna gente ubica un calefón a gas dentro de un baño chico, ha habido muchos casos de personas que mientras se duchaban han caído desvanecidas” por una mala combustión del aparato, que en los peores casos ha llevado a la muerte, advirtieron Rojas y Hernández. Lo mismo con las estufas garraferas que algunos usan para calentar un ambiente. “El efecto es acumulativo, depende la cantidad de tiempo que estés inhalando el monóxido. Depende del organismo también, pero en lugares chicos la inhalación es mayor”.

Por otra parte, “en muchos hogares las ventilaciones y las salidas son las adecuadas según lo que exige Camuzzi, pero por ahí los propios ocupantes de la vivienda tapan con cartones y bolsas esos orificios, porque ingresa frío, y eso es muy malo toda vez que todo lo que no sale, queda adentro, y es acumulativo no solo en el cuerpo sino en el ambiente en cuestión”, alertó Franco Rojas. Por ello, conviene dejar incluso en las horas de la noche una hendija en alguna puerta o ventana, para que continúe circulando algo de aire nuevo.

Otro riesgo estriba en que “los días de lluvia la gente suele poner a secar prendas sobre los calefactores o en sillas cerca del aparato, o enciende un caloventor en un sitio donde hay nylon o ropa. Hay que tener mucho cuidado, porque ahí tenemos un incendio latente, y puede suceder que cuando nos damos cuenta” ya el siniestro se ha desatado, y para cuando llegan los bomberos las pérdidas son mayúsculas, aseveró Rojas. “Hoy, a un incendio en una casa tipo, moderna, lo tenemos generalizado en un tiempo que va de los cinco a los ocho minutos. Las pérdidas en esos casos a menudo son totales, y el tema es que los materiales de una forma u otra se recuperan, pero la vida no”, completó el servidor público. 

Encender el auto dentro del garaje, con todo cerrado, es otra práctica que debería evitarse, agregó finalmente Emanuel Hernández.

Ch.C.

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