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Yo vengo de otro siglo

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Escribe: Mario “Chiqui” Cuevas

Dicen que veinte años no es nada, al menos eso creía Alejandro del Prado que hizo una pausa discográfica de veintiún años entre “Fotos de una ciudad” (1987) y su cuarto y hasta ahora último disco, “Yo vengo de otro siglo” (2008).

Porteño, nacido en Villa Real, Alejandro del Prado es hijo del dibujante Calé. A los 16 años acompañaba con la guitarra a Osvaldo Ardizzone, poeta, periodista y recitador con quien fecundaron una amistad entrañable. En 1974, junto a Cristina Ghione, Hugo Romero y Jorge Santiago, del Prado forma Saloma, interesante agrupación que cultivaba por igual el tratamiento vocal, la instrumentación bien cuidada y la musicalización de la poesía. “El nombre espantoso es de Raúl Carnota, él tiene la culpa, nos lo cedió”, recordaba Alejandro acerca del vocablo Saloma que significa canto que acompaña al trabajo. “Había una práctica vocal linda donde hacíamos negros spirituals, folklore y cosas tradicionales, hasta que comenzaron a pintar los temas urbanos. Saloma sonaba mejor en vivo que en el disco. Fue un laburo interesante y en ese momento de resistencia.”

Saloma duró cuatro años y en su periplo contó con las colaboraciones entre otros del bandoneonista Daniel Binelli, el flautista Alejandro Santos y el percusionista Osvaldo Avena. Su único registro fue “Saloma” (1979) con músicas sobre letras de Raúl González Muñón, Ardizzone y un joven poeta que significará mucho en la carrera de Del Prado, Jorge Boccanera.

Disuelto Saloma, Del Prado parte rumbo a México a visitar amigos exiliados. Allí se encuentra con Jorge Boccanera y Litto Nebbia: el primero aportará las letras y el segundo la producción, instrumentación y la dirección musical para “Dejo constancia” (1982), valioso trabajo que merecería ser reeditado para los nuevos oyentes ávidos de calidad musical. Con ‘Si te contara’, ‘Dejo constancia’ y ‘Con los coros del lugar’ como puntos salientes, Alejandro del Prado también logra en ‘Que cazador’ juntar a Silvio Rodríguez y Litto Nebbia por primera y única vez (detalle anecdótico, o no tanto).

 

Los locos de Buenos Aires

En su estadía mexicana Alejandro compuso ‘Los locos de Buenos Aires’, su canción más recordada. “Algunos son personajes reales y los otros… también – explica – Muchos quedaron en el tintero. Anoté muchos que después no incluí. El poeta-periodista sería Ardizzone, Juan Gelman o todos. Era la época de Malvinas y ahí en crisis estando en México.”

‘Los locos de Buenos Aires’ apareció primero publicado en un disco en vivo de Nebbia, “En vivo en Obras” (1982), con el propio Del Prado interpretándolo. “La clave del tema es que estuvo hecho con un sincero afecto, un amor muy decidido. Ojalá pudiera amarlos así, decía yo. Allá cantaba y los muchachos deliraban. Y yo no veía nada en especial. Además, me parecía largo y el estribillo me parecía comercial. Después aprendí a quererlo.”

Como no podía ser de otra manera, el tema le puso nombre a su segundo disco. “Los locos de Buenos Aires”. Aparecido en 1985, incluye ‘Aquella murguita de Villa Real’, ‘Fotos de una ciudad’ y ‘Tanguito de Almendra’, una suerte de tango-rock con su autor declamando: “Te acordás cuando escuchábamos Almendra en el Winco desinflado de una siesta / Era un tiempo en que navajos preceptores perseguían nuestras noble cabelleras…”

“Me tiraron dardos sobre el ‘Tanguito de Almendra’ – recuerda su autor – En su momento no se sabía si era un tango cómico o si era el tango de un roquero. Era el tango de un tanguero. Nunca me gustó eso de ser nuevo, de ser el mejor o de ser el más original. Son títulos que te estrellan. La gloria es tocar.”

Parecía que a Alejandro del Prado le esperaba un futuro venturoso. Con dos discos sólidos, Alejandro se presentaba en todos lados. Teatros, universidades o la calle le servía para mostrar su arte junto a Susana, su esposa y cantante que fue una de las primeras que comenzó a incluir el bombo de murga en sus recitales. Alguna vez Alejandro reconoció que la virtud de esos días consistió no en haber inventado algo, sino sencillamente en haberse dado cuenta de cómo venía la mano. Pero después, toman cuerpo las intermitencias y su figura se fue desdibujando lentamente. Se recuerdan algunos de sus shows: el de 1997 en el Teatro del Globo ante trescientas personas el sólo con su guitarra; en el 2001 cuando se presentó con un espectáculo llamado ‘Tangos de hoy’ en una de las milongas que se organizaban en Palermo; alguna presentación en Oliverio Allways, otra en el Centro Rojas y después su figura taciturna se hunde en el silencio.

 

Yo vengo de otro siglo                       

Luego, dos sacudones de los que no se olvidan, uno para bien, el otro para mal, lo marcan para siempre. En el 2006 nació su nieta Amapola, hija de su hija Malena y en el 2007, fallece Susana Fernández del Prado, esposa y compañera de vida y música de tantos años. Justamente “Yo vengo de otro siglo” cierra con una versión en vivo de 1986 de ‘Si te contara’ con Susana y Alejandro cantando con el acompañamiento de una guitarra y el aporte de un bombo de murga.

Desde el tema inicial se palpa el tono general del álbum, “Yo vengo de otro siglo / con dos X y un tango / no pude ser un indio / destiño negro y blanco…” canta Alejandro en ‘Con 2 X y un tango”, demostrando que está intacto con sus declaraciones y aseveraciones: la identidad, la ciudad, el tango, la melancolía regadas con buenas dosis de baladas, tangos, milongas y murgas.

“Antes, para mí, la salida de un disco era como una botella tirada al mar – contaba Del Prado – Ahora la entiendo como poner una carta en el buzón y ver adónde llega. Ver el destino. Por ahora me han devuelto una muy buena. Incluso mientras lo grababa. Porque fue hecho mientras mi mujer estaba enferma. Yo llegaba al estudio y me quebraba. Pero salió. Ese es el misterio. Mi mujer se enfermó en la mitad de ese proceso. Mi casa terminó siendo un hospital, pero aún estando en cama, se incorporaba para escuchar los temas que yo iba grabando y le hacía escuchar. Mirá lo que hace la música, ¿no?”

“Con su jopo y su Vintén / con su miel y su gomina / su onda entre Humphrey y Artigas / su luz cenital de almacén y bar…” milonguea Del Prado en ‘Zitarroseando’, sentido tema compuesta en 1999 que el autor le dedica a Alfredo Zitarrosa (Del Prado fue guitarrista de Zitarrosa durante dos años, labor que lo marcó a fuego en su vida personal y profesional). Tampoco podía faltar otra gran influencia que recibió Del Prado, la del poeta Osvaldo Ardizzone, de quien se incluye un recitado en el inicio de ‘Yo conozco un Buenos Aires’, una canción que no podría haber sido escrita por otro que por Alejandro Del Prado y que puede considerarse como hermana de ‘Los locos de Buenos Aires’.

El año pasado se estrenó ‘Alejandro del Prado, el eslabón perdido’, documental del realizador Marcelo Schapces y el periodista Mariano del Mazo, con testimonios de familiares, amigos y del propio Del Prado, artista de culto que fue albañil, capataz de obra, preparador físico de las inferiores de Argentinos Juniors; trabajó en escuelitas, como en una de curas de Villa Soldati, pero nunca dejó la música, nunca se fue de su lugar en Almagro entre libros, discos e instrumentos. Y sobre todo, nunca dejó su real oficio, el de cantor de su tiempo a pesar de asegurar que viene de otro siglo.

 

 

 

 

 

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