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jueves, 28 de marzo de 2024
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Vamos de Nuevo cierra un año fructífero pensando en tomar la calle

El grupo de Teijón no parará por vacaciones.

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Salir a la calle con sus producciones, en principio con La empresa perdona un momento de locura, es un proyecto vital de Vamos de Nuevo para un inminente 2023 en el que no se tomará vacaciones. Un año en el que, sin dejar de traer espectáculos de afuera, se concentrará en lo propio, y para eso ya prepara cuatro obras.

¿Qué balance hacés del 2022 para Vamos de Nuevo?

Carlos Alberto Teijón, director del grupo: -Me puse a repasar, y ha sido un montón lo que hemos hecho. Mucha actividad en la sala, con público siempre, a veces más y otras menos, y creo que la gente agradeció las propuestas que trajimos, obras de afuera muy diferentes, para diverso público: stand up, infantiles, espectáculos de clown, drama, comedia, las dos funciones de Mandinga, quizá lo más destacado de afuera, la función de Potestad, también excelente.

El grupo cumplirá en marzo próximo cuatro años, un período intenso pero breve, máxime si se atiende que dos temporadas de ese total fueron dinamitadas por una atroz pandemia mundial que durante largos meses forzó la cancelación de toda actividad pública. Muchos anuncios que se caían a pedazos porque el covid resurgía, balas que picaban cerca y realizadores y público en cuarentena, sin hecho artístico que convocara a la empatía. Algo que, hay que decirlo aunque produzca repelús, puede volver a ocurrir este verano, pero muy difícilmente con confinamiento social, un tipo de medida que ya parece el desesperado signo mundial de un pasado remotísimo.

Empero, en todo este período Vamos de Nuevo logró fidelizar público, a fuerza de montar casi en modo metralleta funciones de cosas propias y ajenas, hasta volverse una sana costumbre de los fines de semana. Teijón lo ve así a medias, ya que a su criterio la fidelización es producto del andar de los núcleos artísticos vernáculos en general, concepto que incluye a todos los rubros. “Hay un grupo de gente, pero es el mismo que circula por todos los ambientes donde se produce cultura y arte en la ciudad; creo que entre todos hemos logrado esa fidelización”, analizó el teatrero.

¿Cuál fue el hito del 2022? Me permito ubicar en ‘la final’ dos propuestas: Mandinga y Potestad. Vos me dirás. (Con la brillante performance de la scaloneta bien fresquita -escribo esto antes de la ansiada final con Francia-, seguiremos un tiempito más hablando en términos futbolero-mundialistas.)

-De lo que vino de afuera, totalmente.

¿Pero quién gana?

-Mandinga vino dos veces, dos a uno.

¿Sólo por eso?

-Es odioso comparar, son dos propuestas muy buenas. Mandinga había sido probada, tuvo una presentación en marzo y volvió en agosto. Ese mes no explotó como en marzo, que fue novedad un actor negro actuando así, o no sé qué atrajo pero la gente salió maravillada, igual que nosotros, por el nivel de la actuación, con un director de una gran trayectoria viniendo a una sala chiquita y montando una puesta con lo poco que teníamos que para mí fue perfecta. Por eso repetimos en agosto, y ellos tuvieron la humildad de volver. Se dio una relación muy piola. Y Potestad (una producción pehuajense) fue una gran sorpresa. Tengo noción de haberla vista hace varios años, pero lo que se produjo esa noche con la actuación de Oscar Pérez fue increíble, para un texto de ‘Tato’ Pavlovsky que no tiene desperdicios.

¿Y de lo que han hecho ustedes, qué fue lo que más redondito salió, a tu criterio?

-En realidad, reestrenamos Esperando la carroza, con un resultado que si querés nos sorprendió, si bien sabíamos de la popularidad de ese texto. Si hablamos en términos futbolísticos, también la podíamos haber pateado afuera, porque era un riesgo hacer esa pìeza, un clásico de Jacobo Langsner. El público la aceptó, los comentarios fueron buenos y yo quedé conforme con las actuaciones, a pesar de las disparidades y desniveles de un elenco tan numeroso. Yo estoy orgulloso de lo que presentamos.

La empresa sale a la calle

En el estante de los proyectos para el año nuevo, hay uno que sobresale: salir a la calle con las obras, avisando dónde y cuándo pero sorprendiendo al transeúnte no anoticiado. Teijón recuerda que lo experimentó en sus años en El Mangrullo con Fuego de Noche, y ahora va por recrear aquella aventura con La empresa perdona un momento de locura, para lo cual ya tiene en vista un lugar: un viejo vagón incendiado del ferrocarril, abandonado en adyacencias al barrio Villa Diamante. La idea aún no ha cuajado, pero es muy probable que se plasme en enero mismo.

Con esta obra, VdN cerró una gira regional en noviembre, y no descarta ir por otra durante el 2023, anticipó el director. Pero quizá tras el verano. “Cómo fue recibido afuera este producto, también fue un lindo regalo este año”, destacó Teijón.

Periplos que son hijos de algo que también ha ido tornándose una constante estos años, promovida por los núcleos artísticos en general: abrir las salas a propuestas foráneas, no emplearlas sólo para lo propio. Si invitás te invitan, y viceversa, lo que provoca que la rueda de la cultura no cese de girar, y así es como hoy en Bolívar los espectáculos suelen ‘rasparse la frente’ en fines de semana atiborrados de alternativas que se transforman en una suerte de margarita en la mano del espectador, que, al elegir, debe también descartar. (“En la región ya se ha armado una red”, ponderó Teijón.) A considerable distancia de aquella no tan lejana época en la que los findes vacíos de arte constituían una moneda corriente en una ciudad siempre pletórica en contadores públicos nacionales, y ahora en abogados, médicos y poco a poco también en artistas.

No obstante, lo que VdN perfila para abrir el año, en enero ya que no se tomarán vacaciones, es Amarte, de Pablo Albarello, con Hernán Creado y Claudia Ané, dirgides por Teijón. Es una comedia de tintes disparatados, “que plantea una relación muy tóxica madre-hijo”, anticipó.

Finalmente, el director y uno de los fundadores de Vamos de Nuevo puntualizó que para 2023 la intención del grupo que tiene sede en la biblioteca María Alcira Cabrera (Falucho 780) no es “frenar el desembarco de producciones de afuera”, pero sí poner la tilde en lo propio. En esa dirección, “ya hemos adquirido los derechos de cuatro obras que pensamos estrenar”, puntualizó.

Chino Castro

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