Demasiadas cosas claras tiene Camila Teijón a los 18 años: 1) que quiere transformar en profesión su pasión por cantar y actuar; 2) que le interesa “dejar un mensaje en el mundo”, una semilla que lo mejore, en un tiempo donde todos los sueños parecen haberse destruido para siempre y las juventudes le han tomado el gusto a imaginar distopías.
Mientras finaliza el sexto año de su educación secundaria y proyecta su despegue hacia La Plata, Cami sigue delineando un perfil artístico que comenzó a desenvolver, como quien abre un juguete, a sus 13, en el marco protector y motivador de un hogar familiar imbuido de teatro, cine y música. En un lustro fundamental, de descubrimientos y pruebas, ha actuado y cantado en un par de obras y participado de talleres formativos con Carlos Teijón (su padre) y Alicia Garmendia.
“Si mirás mis cuadernos de chiquita, vas a ver que me dibujaba cantando en un escenario, era mi sueño”, confiesa Camila al diario. “De hecho, me iré a La Plata a estudiar el Profesorado de Teatro, y desde ahí veré”, con las redes a favor ya que a diferencia de ayer un artista hoy puede constituirse en su propio productor, o al menos difundir masivamente sus contenidos sin necesidad del salvoconducto de un mecenas.
¿Te interesa más la música o el teatro como metier profesional?
-En realidad, tengo pensado involucrarme en el ambiente de la comedia musical, que fusiona ambas disciplinas. De hecho, querría irme a estudiar Artes Escénicas, que mezcla y además incluye a la danza.
Para los artistas de los pueblos, el de ayer no fue un tiempo hermoso ni fueron libres de verdad, porque tenían que ganarse la vida de otra cosa y en los momentos libres remontar el barrilete de su pasión, sin mucho sol que digamos. Hoy ya no es tan así, hay que experiencias que dan cuenta de que se puede vivir del amor. En esa senda caminará Cami. “Yo creo que ahora se puede; además, tenemos muchísimos más medios para iniciar una carrera. Antes necesitabas un productor que te impulsara, hoy subís tu contenido a las redes directamente, y la gente te conoce. En ese aspecto todo es más simple, aunque sigue habiendo gente que te mira y te dice ‘¿arte vas a estudiar, y qué vas a hacer de tu vida?’”.
¿Te pasa?
-Sí. Aún se sigue juzgando al arte desde lo económico, como advirtiéndote que de eso no vas a poder vivir. Pero bueno, está en cada uno intentarlo.
¿Y los que te interesan te apoyan? Es decir tu familia y tus amigos.
-Sí, sí sí. Mi familia es muy artística, papá es director de teatro (hoy en Vamos de Nuevo). Siempre les gustó que lo haga y me apoyaron, desde los 13, cuando participé de un programa de tv. Les encanta.
Sobre gustos
Lo que nos gusta, nos define. Ahí vamos con Cami:
¿Qué cantantes y actrices/actores te gustan, y por qué?
-No puedo elegir a alguien a quien siga y admire. Admiro a las personas que dan su mensaje a través de la música, porque para mí no se trata de cantar por cantar sino de entregar un mensaje importante para la sociedad.
O sea que la letra de una canción te importa, no es algo accesorio o que complementa una melodía.
-No, no es accesorio porque podemos dejar algo en el mundo. Mi objetivo como artista, si logro un mayor alcance, es dejar un mensaje, un aporte, como una semilla, para que las cosas sean mejores.
¿Y, quiénes te gustan?
-Hay una chica, Yami Safdie, que es instragramer, comenzó por las redes y da todo un mensaje feminista en canciones. Me parece admirable. Después, tenés artistas que prefieren no decir nada, para no armar polémicas y que los fans no se alejen, que no les digan ‘no te sigo más porque pensás esto’.
Alguien que ‘sólo’ cante bien, una gran cantante en términos técnicos, no te interesa.
-No. Sí escucho, pero admiro a la gente que defiende su pensamiento e intenta entregar un mensaje. Mercedes Sosa, que escuchábamos en casa desde que era chiquita; María Elena Walsh, que tiene su obra feminista; todos la asocian a sus temas infantiles, pero hay en sus canciones un gran contenido feminista, de resistencia a todo lo que fue la última la dictadura, el exilio…
Mercedes Sosa quizá sea el ejemplo mejor: era la mejor cantante, podría haberse dedicado sólo a entretener sin ‘complicarse’ la vida, pero se atrevió a ser también la más comprometida políticamente, la más jugada.
-Es lo más importante. Por eso admiro a ese tipo de gente que busca eso, que resiste, que da un mensaje importante y que de alguna manera cambia a la sociedad.
¿Y actrices, o actores?
-No tengo muchos… Siento que debería ver más, buscar más. Estoy más metida en eso por papá, lo que conozco es de acá y sé que debo expandirme más.
No sos cinéfila, sos melómana.
-Sí. Nosotros teníamos el videoclub (Séptimo Arte), nos la pasábamos viendo películas, pero si me preguntás, no me acuerdo de ningún nombre de película. Las veo, las disfruto, pero termina ahí, no soy fan.
Está bastante claro que tu gran pasión es la música, y todo lo otro complementaría.
-Sí, yo creo que sí. Igual el teatro me encanta, pero tal vez no conozco lo suficiente para escoger a alguien o una referencia en ese mundo. Pero si tuviera que elegir sería a mi viejo, por la pasión y esmero que pone en cada proyecto. Aunque mi sueño sea la música, el teatro me va a brindar una mayor capacidad para interpretar y transmitir el mensaje que quiero dar. Una de las cosas más importantes para un artista es transmitir, sin eso es difícil llevar tu voz.
Y que siga la melodía de/y para la también militante feminista, que marca, por último y respondiendo a una pregunta, que “aunque seamos iguales ante la ley, hay un montón de cosas en la cabeza de la gente que debemos trabajar para generar un real cambio en la sociedad”.
Mucho por hacer, diría Pappo, o todo está por hacerse, retrucaría Camila, con todo el tiempo a su favor y sus ganas de crecer.
Chino Castro
