Aunque el lunes el grupo dio a conocer que repondrá la obra en octubre, el domingo El Mangrullo cerró la serie inicial de tres funciones de Dinosaurios, de Santiago Serrano, llevada a tablas con la actuación de Myrian Román, como Silvina, y Pablo Villanueva, en el papel de Nicolás, con dirección del propio Villanueva.
‘Hay grandes y pequeños milagros, los pequeños siempre se cumplen si se desean con el corazón’, reza el eslogan que encabeza el volante de difusión distribuido por el grupo, y de ello trata una obra que habla sobre esos encuentros que constituyen una nueva oportunidad cuando todo parece sucumbir bajo la herrumbre de días insulsos, de los que nada se espera.
Él está recién separado de una mujer violenta, ella ha consagrado su vida al cuidado de su madre, que agoniza en un hospital. Ambos carecen de audacia, no están hechos para grandes cosas, pero ese encuentro en el andén de una estación desolada en plena noche podría cambiarles la vida… si se atreven a soñar. Sin nada mejor que hacer van conociéndose y compartiendo una orfandad que, si se lo proponen, al repartirse podría ‘vestir’ sus magras existencias.
El texto apela a las emociones básicas del espectador, en un tono coloquial matizado con lo humorístico.
La sala de Venezuela 536 lució una muy buena cantidad de espectadores en la función del domingo, y la concurrencia también acompañó en buena forma el viernes y el sábado.
No fue una obra más, ya que con Dinosaurios El Mangrullo encendió el motor de lo teatral tras la partida en marzo de su director por casi veinte años, Carlos Alberto Teijón, por lo que, al igual que Nicolás y Silvina, el grupo más longevo del teatro local está volviendo a andar en lo relativo a su actividad principal, construyendo una nueva oportunidad, y en esta etapa con las beneficios que supone el confortable hogar propio.
La ficha técnica se completa con: Fabio de la Iglesia (escenografía); Hernán Hernández (iluminación); Enrique Carlos Vázquez (sonido), y Melina Gómez (fotografía).
Chino Castro
