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Una leyenda viviente: los cincuenta años de Patita Suárez en la música

Escribe: Mario Cuevas.

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Su figura entrañable ya es una marca registrada en Bolívar. Jorge Patita Suárez surca día a día las calles de nuestra ciudad repartiendo a sus clientes y allegados diarios, revistas y libros.

Hoy lo convocamos porque este año Jorge cumple cincuenta años como músico. Cree que su puntapié inicial fue en junio de 1972, entre el 15 y el 20 (cuando comenzó a tocar tenía una agenda en la que anotaba todas las fechas de los showspero en una mudanza la perdió).

Patita estaba estudiando con Fratacho Di Francisco cuando Oscar López, líder de la agrupación The Wonderfullle invitó a integrar la banda (hacían versiones de temas de Los Náufragos, Los Iracundos y otros temas que estaban de moda).

“Debuté en un paraje muy perdido en medio de La Pampa, se llamaba La Sofía, en Carlos Casares – recuerda Jorge – Hicimos 200 kilómetros en camino de tierra en auto con el carrito de los instrumentos, yo tenía un entusiasmo y unos nervios que casi me muero.

Era una banda under dentro del under de la música bailable, tocábamos mucho en fiestas y en la última época llegamos a participar en los carnavales del 73 en la Sociedad Italiana en lo que se llamaba El baile de las pulgas. Los cuatro años tocando con The Wonderfull fueron para mí cuatro años de Conservatorio, a veces tocábamos con Oscar, los dos solos, en fiestas; íbamos al campo. En la inundación del 74 perdimos todas las fechas, sólo hicimos una en Del Valle, tuvimos que entrar en un carro tirado por un tractor”.

Antes de ser el baterista que todos conocemos Patita quería ser cantor, hoy todavía bromea diciendo que le apagan el micrófono cada vez que lo intenta.

“A mis seis, siete años me recuerdo cantando Changuito cañero en una fiesta de fin de año en Dorrego y Bernardo de Irigoyen, en la casa de los padres de mi tío Poroto. Allí se juntaba todo el barrio a cenar, y después se ponía música y se bailaba. Tres o cuatro años después lo descubrí a Francis tocando en un baile del club El Fortín. Me quedé parado toda la noche mirándolo y me dije, yo quiero tocar la batería. A partir de ahí, como casi todos los bateristas, armé una batería con tarros en el patio y le pegaba todo el día”.

Unos pocos días después Jorge se encontró con Fratacho di Franciscoen el Cine Avenida y le preguntó si podía darle clases, y Francis, tres años mayor que Patita, accedió. “Estuve casi dos años estudiando con él – relata – Me mostraba discos, un día puso el primer disco de Manal y me voló la cabeza, a partirde ahí salí a tocar.Tuvo otro mentor que fue Alfredo Flaco Mellado, lo conocí en 1968, tocaba la guitarra en el Trío Cascote con Francis en la batería y Daniel Croce en el bajo. El Flaco me mostraba discos de Cream, Jimi Hendrix, Ten Years After, De más grande conocí a Los Beatles por otros amigos, luego vino el folklore andino, y mucho jazz”.

En marzo de1976 Patita ingresó a Los Diamantes Negros, se retiraría en 2013. Recuerda con mucho orgullo su tema Valiente por amor, un éxito en el repertorio de Los Diamantes. Lo grabaron principios de los 90 junto con otros tres temas en los estudios Cab en Buenos Aires. Cuenta Jorge: “Valiente por amor me dio muchas satisfacciones por parte de la gente, por ejemplo, ir por la calle y que pasara un flaco silbándolo. Es un tema que hoy suena muy fresco, Juan Carlos (Polito) se ha cansado de pasarlo en la radio, en los bailes la gente lo pedía, a mi madre le gustaba mucho, también a mis vecinas. Es una canción de amor, con la letra exacerbada por lo que uno siente por una mujer, ¿quién no haría eso por una mujer?” Jorge estuvo treinta y ocho años con Los Diamantes Negros, codo a codo con otro hermano que le dio la música, Juan Carlos Polito. Los dos últimos shows los dio en La Pampa, siempre conserva la imagen de la gente bailando y aplaudiendo cuando anunciaron que se retiraba. Fue una decisión difícil porque la pasión por tocar estaba intacta, pero necesitaba descansar, la rutina de tocar todos los fines de semana, muchas veces fuera de Bolívar se le hacía cuesta arriba.

“Con Los Diamantes nos empujábamos el uno al otro, con Juan Carlos la peleamos mucho para imponer nuestra música, hicimos siempre las cosas con respeto, trabajamos mucho afuera, y si bien en el último tiempo éramos tres sonábamos como veinte. Yo le ponía el mismo profesionalismo como si tocar rock u otro género. Para mí es música, pero en un principio fue marginal, la cumbia era música de negros. Yo estaba mal visto por los rockeros porque hacía cumbia y también por los cumbieros porque tocaba rock. Ahora eso se terminó, los músicos se juntan, se mixturan los géneros y la cumbia pasó a ser, como fue siempre, una buena música. Siempre llevo el recuerdo de los Diamantes, de Juan Carlos y de mucha gente que ya no está. Durante la pandemia fallecieron dos compañeros muy queridos, los integrantes originales ya no están, quedamos muy pocos, los más jóvenes”.

Jorge también estuvo en la última etapa de La Fase, allí estaban Eduardo Real en guitarras, Marcelo Luit en bajo, un Juan Manuel Fagnano muy jovencito en teclados y Daniel Marcón en voz.

“Yo lo llevé a La Fase a Daniel, se habían ido el bajista y el cantante, así que se lo recomendé a Eduardo. Daniel integraba un coro, sabía mucho de rock, hacía arreglos sin saber música, lo probaron y quedó. En la última etapa de La Fase entré yo, eran muy buenos músicos, en un momento tocábamos a dos baterías con el Pato Sánchez”.

Patita es músico, pero también es melómano, cinéfilo, amante del teatro; es autor de un libro de poemas y en los 90 participó activamente en Artecon junto a Eduardo Real, Daniel Marcón y Fratacho y otros músicos. Allí se dio el gusto de cantar junto a Real en la obra para niños Sucedió en la vía (1998), también aportó la letra de la canción que lleva el mismo nombre de la obra de DuilioLanzoni, Historias de irse siem pre (1992). “Lo que digo en esa letra es que a mí me tocó quedarme – nos cuenta – ya tenía una hija, mi padre había fallecido, pero se fueron un par de amigos a vivir a otro lugar. En esos años, por la crisis de los 90, hubo un éxodo muy grande, viajabas o ibas a la estación de trenes y encontrabas mucha gente yéndose de la ciudad. Yo elegí quedarme y no me arrepiento, lo mío está acá y ahora que tengo nietos más todavía”.

Historiar los cincuenta años musicales de Patita en una sola entrega es virtualmente imposible: La Caravana Reggae, Supernova, Piedra Azul, Colesterol (de Urdampilleta) son algunas de las bandas en las que Jorge estuvo, y por supuesto, está su actualidad con Los Cohetes Lunares y La Destilada.

Nos despedimos de Jorge Patita Suárez con la palabra más que autorizada de algunos de sus amigos músicos.

Juan Carlos Polito: “¿Qué decir de Patita? Estuvimos casi cuarenta años juntos. Hemos pasado cosas muy lindas y recorrido miles de bailes con mi amigo”.

Jorge Moroni: “Patita es un músico super profesional, una gran persona, un gran trabajador, un modelo de ciudadano a seguir con elevadísimo conocimiento de lo que es el arte en toda su expresión…”.

Eduardo Real: “Patita es una leyenda viviente que nos enseña cómo salir todos los días al sol, a la vida”.

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