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sábado, 20 de abril de 2024
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San Carlos de Bolívar

Un recorrido por las lagunas, en busca del rey de los peces

Relevamiento y un par de consejos.

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Pasada la pandemia y tal vez como producto de un “descanso obligatorio” del que se beneficiaron los espejos de agua, hay una notable recuperación de muchos de ellos que aseguran cantidad y calidad. Relevamos 7 lagunas cercanas a Bolívar, todas ellas con excelentes resultados.

Una de las actividades más tradicionales, sanas, divertidas y con connotaciones artísticas toma vuelo cuando los fríos comienzan a enseñorearse en la pampa húmeda bonaerense: la pesca de pejerrey en los magníficos espejos lacustres de la provincia. Los pescadores se cuentan de a miles, casi todos ellos profesantes de similares rituales y poseedores de tácticas y estrategias que se van pasando de boca en boca.

Sin dudas que el primer detalle a considerar es la elección del lugar elegido para la próxima pesca. Quien posee el dato más certero, acercado por alguien que ya lo probó, por ser amigo del dueño del campo por donde se ingresa o por la simple casualidad, habrá ganado la primera de las batallas y quizás la más decisiva a la hora del recuento final de piezas. Y será esta circunstancia la que le permita luego, en el asadito de la peña, en la buseca del club o en cualquier otro mentidero entre los que se destaca la charla de taller, ser algo así como el “oráculo”, el conocedor al que hay que escuchar, el que la tiene clara.

En Bolívar hay una tradición de pesca que viene desde su misma historia. Quizás influidos sus habitantes por la gran cantidad de lagunas cercanas, por el arroyo Vallimanca que regaló desde siempre ese inmejorable fruto plateado en forma de flecha para quien quisiese ir a buscarlo o por las canalizaciones que se fueron haciendo a lo largo de los años para aliviar efectos de inundaciones provocadas por lluvias en exceso, es que hay una inmensa pléyade de hombres y mujeres cultores del arte de la boya y al anzuelo encarnado.

Para ellos todos ellos, entre los que nos sumamos por supuesto, proporcionamos este relevamiento periodístico obtenido de mano de pescadores amigos que nos dejaron sus conclusiones, de nuestra propia experiencia en algunos casos y de datos aportados por redes sociales chequeados para asegurar veracidad.

SAN LUIS, EL PATIO DE CASA

San Luis es mucho más que una laguna de pesca para nosotros y por eso comenzamos por ella. La definimos como el patio de casa, por su cercanía, porque todos aprendimos a pescar allí y porque cada tanto volvemos. Pisar ese lugar es como hacer una pasada por la cocina de la vieja, allí donde se juntan los olores de la infancia.

La buena noticia es que está muy buena la pesca de costa, a pesar de que no es la especialidad que más nos gusta. Pero vale como dato para los que gustan de tirar la línea mientras se dora el asado. En este sentido hay que decir que toda la costa de la laguna permite conseguir ejemplares y también el propio arroyo, pasando la compuerta, está en un momento rendidor.

Embarcados hay que buscarlo al pejerrey, que está y de muy buen tamaño. Amigos tandilenses completaron la cuota de 25 cada uno en 3 horas el fin de semana que pasó. Luego se levantó mucho viento y tuvieron que desembarcar, pero ya con la pesca hecha.

Hablamos de pesca a flote, por supuesto. San Luis permite, por su baja profundidad, hacer muy pocas pruebas bajando brazoladas y casi siempre se localiza al pejerrey a no más de 40 centímetros. Una muy buena opción que felizmente se recuperó y que allí está a menos de 30 kilómetros de la planta urbana. Vale la pena elegirla.

BLANCA GRANDE, DIFÍCIL PERO CON BUEN RINDE

Todos lo sabemos: Blanca Grande tiene un pejerrey difícil y eso la hace muy atractiva. Tanto es así que hay algunos pescadores que, a esta altura, ya son “especialistas” en Blanca Grande. Con sus líneas “tramposas” y mucha paciencia para esperar que el pique sea franco suelen hacer diferencia.

El pique se ha venido dando muy bien en este espejo, también muy cercano a Bolívar, aunque el frío intenso de los últimos días ha aletargado un poco al pejerrey que, cuando el agua se enfría demasiado, no se alimenta con la fruición que necesitamos los ansiosos.

Sin embargo, según el reporte obtenido, sigue siendo bueno el rendimiento y con tamaños que no son demasiado comunes para esta laguna. Todos de medida y alguno de hasta 500 gramos se pudieron ver en la canasta de pescadores que informaron a este medio.

COCHICÓ, LA REINA DE MOMENTO

Si no tienen problemas en viajar y si los recursos económicos no interfieren demasiado para ello, a no dudarlo, Cochicó debiera ser el próximo destino. Además de las comodidades que ofrece el pesquero en cuanto a infraestructura (bajada de lanchas, proveeduría, venta de carnada, etc.) difícilmente haya pescadores frustrados al final de la tarde.

Aquí la experiencia que contamos fue propia y vivida el fin de semana que pasó. Ingresamos al agua a las 11 de la mañana y pescamos flojito durante 90 minutos. Lo buscamos un poco y, para las 4 de la tarde, decidimos volver porque la pesca ya nos conformaba demasiado. Muy buenos pejes, de muy buena calidad aunque ningún “matungo” de los que fuimos a buscar. Apenas un puñadito superaban los 500 gramos pero eso fue, simplemente, porque no pudimos o no supimos encontrarlos.

La envidia nos sacudió en el desembarco. Muchos pescadores retornaban con excelentes ejemplares (vimos al menos 2 superiores al kilo). Ninguno de ellos estaba en nuestro balde; pero igual nos fuimos muy conformes. La pesca se dio mayoritariamente al garete y a una profundidad de entre 30 y 50 centímetros, aunque también escuchamos a algunos que utilizaron paternóster y les fue bien.

Para quienes nos saben llegar, les contamos: hay que llegar a la rotonda de Guaminí por la ruta 65 y allí tomar hacia la derecha. 10 kilómetros más adelante, aproximadamente, está la entrada al pesquero, sobre mano derecha, muy bien señalizada.

Recomendación: aconsejamos la bajada de lanchas que se ubica cerca de la proveeduría, frente al camping. Muy buena atención y excelentes precios.

LA GLORIETA, DAIREAUX

Juancho es uno de los espejos de agua más emblemáticos de la zona y La Glorieta representa el pesquero mejor organizado e instalado de la inmensa laguna. Recibe afluentes de agua por el canal Huáscar que vienen de la zona de las sierras, merced a las obras realizadas aguas arriba, más precisamente en el Partidor Piñeyro.

La Glorieta está administrada por la Municipalidad de Daireaux a través de su Dirección de Turismo y eso garantiza los muy buenos precios que allí cobran, tanto para la utilización del cámping como para la bajada de lanchas, que son uno de los mejores de la zona.

Como siempre, conviene embarcarse allí y tratar de pasar hacia El Tordillo, buscando “La casita del té” una vez sorteada la zona de juncos. Como en casi todos los lugares relevados, la pesca está siendo muy buena en este comienzo de temporada, tanto en cantidad como en calidad de pejerreyes.

De acuerdo a datos aportados, se están dando piques muy francos y notables, siempre utilizando “chatitas” como carnada. Si bien no ha habido reportes de ejemplares sobresalientes en cuanto a tamaño, no hay demasiados registros de piques de pejes pequeños, por lo que es relativamente sencillo llegar a la cuota y superarla incluso en pocas horas de pesca.

El frío está también allí haciendo su trabajo, por lo que no es aconsejable ingresar a la laguna demasiado temprano en la mañana, ya que cuando el sol comienza a calentar un poco el agua es cuando la actividad se da mejor.

LOS GRANDES ESTÁN EN GUAMINÍ

La Laguna del Monte, en Guaminí, es la que está dando mayores satisfacciones en estos momentos y en la zona cercana, cuando se trata de buscar calidad de pejerreyes. Se da la paradoja de que también salen muchos peces pequeños, dificultando de alguna manera la labor de los que buscan los “matungos”. Si esto sucede es aconsejable cambiar rápidamente de lugar en tramos cortos o utilizar la técnica del gareteo hasta que aparezca el primero de los gigantes. En ese caso conviene anclar y persistir probando diferentes profundidades.

Como el pejerrey es un gran consumidor de oxígeno, especialmente los ejemplares grandes (que tienen mayores requerimientos en este sentido) aprovecharán los momentos de viento para comenzar a comer. Cuando hay viento el agua se oxigena más, sobre todo en superficie y eso abre la puerta a que aparezcan los monstruos.

Con la técnica que sea, o aunque más no sea apelando a un golpe de suerte, lo cierto es que Guaminí guarda bajo sus aguas gran cantidad de pejerreyes que obligan a sacar la balanza y es todo un desafío ir por ellos con la ventaja de que por estas horas es bastante común verlos. El pesquero (al igual que el de Daireaux) también está administrado por la Municipalidad, en este caso de Guaminí y por eso los precios son también satisfactorios.

La bajada de lanchas, si bien plantea algunas dificultades porque baja casi a pique por el borde del canal, está muy bien atendida por gente que recibe al pescador y lo despide con una sonrisa. Conviene salir muy lentamente porque hay piedras que pueden romper alguna hélice y luego sí, a fondo a probar suerte.

LAGUNA DE GÓMEZ, UNA QUE VOLVIÓ

Está ubicada en la ciudad de Junín, a exactos 200 kilómetros de Bolívar. Es un inmenso espejo que sufrió una disminución brutal de la pesca antes de la pandemia pero que, quizás como consecuencia de la misma, comenzó a recuperarse a finales del año pasado y que, esta temporada, ya tiene registros de muy buenas jornadas.

Algunos la llaman “la indomable” porque todas las técnicas de pesca coexisten allí y ninguna de ellas asegura nada. Hemos llegado a pescar de flote con brazoladas de 1,5 metros para encontrar sus muy sabrosos pejerreyes y también lo hemos hecho con bajadas de no más de 20 centímetros. Aclaremos que somos fundamentalistas de la pesca de flote y que no tenemos plomadas en nuestra caja, apenas algún paternóster por las dudas, lo más parecido a la pesca de fondo que nos permitimos.

Así las cosas, hay reportes fresquitos de muy buena cantidad de pejes y una recuperación sorprendente de los tamaños, si bien también es cierto que no hay matungos disponibles. Si alguno tiene intenciones de ir, recomendamos ingresar al agua por el último de los servicios ubicados en la zona de embarque. Ya navegando, una vez finalizado el canal y a pocos metros se divisará “la isla”, que hay que evitarla rodeándola hacia la izquierda. Unos 15 minutos más de navegación (si usted tiene un motor más o menos grande) lo dejarán cerca del final de la laguna y ese es un lugar siempre muy rendidor.

LOMA ALTA, HINOJO GRANDE, UN CLÁSICO

Si la elección o el pálpito se dirige hacia el oeste, recomendamos sin dudarlo Loma Alta. Llegando a Berutti, por la ruta 5, más exactamente en el kilómetro 421,5 encontrará un camino de tierra, hacia la izquierda, en excelentes condiciones. Son solamente 900 metros el recorrido por allí para desembocar en este magnífico pesquero perteneciente a la cuenca de Hinojo Grande. Una proveeduría de excelencia le garantiza ir sin nada, porque todo puede conseguirlo en ese lugar y a muy buenos precios, incluyendo la carnada.

Hay botes para alquilar (puede llevarse un motorcito pequeño y listo); pero también es buena la bajada de lanchas, con gente que lo ayuda y le asegura que ingresará al agua sin mojarse los pies.
En lo que se refiere a cantidad, la pesca está garantizada. El pique está muy activo y le bastarán un par de horas para llenar el balde. Pero lo mejor viene por el lado del tamaño. En el último día del mes de abril, pescadores de Buenos Aires se llevaron un ejemplar de 2 kilos, tal como lo informa la propia fan page de la laguna y conocidos nuestros reportan varios que superaron el kilo en los últimos días. Será nuestro próximo destino, por estas razones y por repetir un escenario del que nunca nos retiramos con la cara larga.

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