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Un perfil de Bolívar según el cristal de Kile Zabala

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Una veintena de imágenes urbanas de Bolívar son expuestas en el Salón de Fotografía Permanente de la Cámara Comercial, que organiza la subcomisión de la Mujer de la institución y cura Felipe Martínez Pérez. Pertenecen a Kile (Héctor Marcelo) Zabala, fotógrafo y también dibujante bolivarense radicado en La Plata.

Fue el propio Kile, que tiene 51 años y es arquitecto (trabaja en una empresa constructora de ‘la ciudad de las diagonales’), quien armó la colección a partir de la convocatoria de FMP. Ya ha expuesto en el Salón, en 2018. Esta vez, seleccionó imágenes registradas en sus últimos viajes al pueblo en el que nació, adonde cada tanto regresa a visitar a su familia y amigos.

Hay fotos de la ciudad, del campo y de la laguna San Luis; de un perro frente a una reja verde; de una escalera en la Sociedad Rural, y otras. Cada cual tiene su título, para informar al espectador. Sólo en ocasiones Zabala titula sus obras, “hay veces que la imagen tiene tanto valor que no hace falta”, y que incluso más que sumar, las palabras restan, argumentó en charla con el diario. 

La colección se despliega en una línea temporal de cuatro años, y se compone de imágenes que Kile acumuló en caminatas. “Si te gusta la fotografía es porque sos curioso, y entonces encontrás detalles que quizá el trajín de la vida cotidiana no te permite descubrir”, señaló el retratista, que con sus fotos recorre los salones del mundo viajando por las redes sociales.

No es una exposición conceptual, aclaró Zabala. Si habláramos de música, diríamos que se trata de un compilado o recopilación. “No me gustan las series sobre un tema, me terminan cansando. Prefiero ir ‘salpicando’, cambiando. Así un poco soy”, se definió el artista, que hace dos miércoles visitó su propia muestra, que permanecerá abierta al público en el hall de la Cámara al menos durante la semana que viene, y puede vérsela en horario de trabajo de la institución.

 

“Dibujo para disfrutar el proceso, no para terminar una obra”

Además sos pintor y dibujante, y tu intención es poder mostrar tus obras en la ciudad.

-Sí, es otra de mis pasiones. Cuando no existían las redes expuse en Urdampilleta y Henderson, en ferias artesanales. Me encantaría exponer en Bolívar, sí.

 

Tu especialidad es el dibujo hiperrealista. Me suena a posverdad, pero la posverdad es mentira, y lo tuyo es arte, es decir que es real.

-Claro (se ríe). Tiene sus críticas, sus detractores. He discutido mucho sobre eso, pero es lo que me gusta hacer. Básicamente es reproducir algo, que en mi caso son los retratos lo que me interesa -de personas, de animales-. Es llevar el realismo al plano más fotográfico que se pueda. Reproducir una fotografía, y ahí radica la crítica. Desde que se inventó la cámara de fotos, es como que el dibujo hiperrealista no sirve, pero es lo que hice desde la primaria, cuando empecé a dibujar próceres. Es lo que me gusta, por lo visto a la gente también le gusta, y yo me quedo con eso. No tengo ninguna pretensión artística, lo que hago me tiene que gustar a mí, en principio. Si también le gusta a la gente, ya está.

(Zabala recuerda con cariño su etapa formativa, los días de descubrir, cuando siendo un niño en el campo empezó a experimentar con el dibujo, estimulado por su madre, ‘Lita’ Piccirillo.)

 

Es que si te gusta a vos, seguramente la obra gustará.

-Sí, es así. Por lo menos veo eso. Aunque les pasa a muchos artistas, muchos músicos, que llega un momento en que te replanteás para qué hago esto, y para quién. Cuando no sos conocido, no lográs que lo tuyo llegue. Pero cuando aparecieron las redes sociales hubo un cambio gigante.

 

¿Y qué te has respondido?

-Me respondí que si me gusta a mí, lo seguiré haciendo. Es lo principal, porque yo no dibujo para terminar una obra, sino para disfrutar el proceso. Con eso y con escuchar música, me siento cumplido. Te decía de la influencia de la redes, porque antes era más engorroso: la fotografía era analógica, se tornaba más difícil armar una exposición. Hoy tirás un dibujo en la red, y automáticamente un tipo en China, al instante, te comenta algo. Las redes generan sus grupos de dibujantes, sus grupos de fotógrafos. Todo es muy instantáneo, lo que para mí es muy bueno, más allá de las discusiones al respecto, ya que grietas hay en todos lados. Para mí, las redes sociales son mucho más positivas que una página web estática.

 

¿Hiperrealismo es reproducir una fotografía con lápiz y papel, así trabajás, o también interviene la computadora?

-No, la computadora no. Incluso hay algunos que proyectan el dibujo para no errarle con las proporciones, pero yo no. Yo dibujo desde cero un bosquejo, que luego voy perfeccionando. Con lápiz, que era lo que tenía a mano cuando aprendí, el lápiz grafito (para trabajos en blanco y negro). Después incorporé bolígrafos, acuarelas. Probé tintas… El dibujo en colores se hace así desde cero. Lleva su trabajo, por los matices, la luz. Por ejemplo, no hay un color piel, ese color se logra de una mixtura. Hay muchas cosas a tener en cuenta, por caso que en un retrato la punta de la nariz es lo que recibe más luz, tiene reflejos casi blancos, o que en la zona de los ojos y los pómulos generalmente hay sombras, es más oscura. Para lograr el color piel se usan el rosa, naranja, marrón, algunos rojos…

No tiene formación académica, quizá se trate de una deuda, reconoció. “A veces quiero soltar la mano, hacer más bosquejos, aprender a pintar con óleo sobre tela, porque la tela le da a la obra más brillo, más presencia, la ubica en otra categoría. Pero uno se va estructurando mucho…

 

“La música te transporta a tu planeta”

Puede dibujar casi en cualquier lugar. En este tiempo, ha montado su atelier en un sitio muy particular: el auto, para aprovechar los ‘tiempos muertos’ de espera. Claro que le resulta sencillo porque el dibujo hiperrealista no requiere el despliegue que le demandaría la pintura. “Si tuviera que llevarme los caballetes, pinceles y demás elementos al coche, sería muy complicado, haría un gran desparramo y ensuciaría mucho”, exageró, entre risas.

Sus momentos del día preferidos para trabajar son el atardecer y la noche. En especial, de los fines de semana. Y la música es un ingrediente que no puede faltar. “Es el motor, y por ahí algún tintito o algo así, ayuda. Pero la música me transporta a otro lugar, te lleva a un planeta, tu planeta. (La definición parece inspirada en el slogan de la FM BitBox, que dirige Bobby Flores y se puede escuchar por internet: Otro planeta en este planeta.) Para mí, no hay situación mejor que estar dibujando y escuchando música, que puede ser muchas cosas: desde tango a folclore, pasando por el pop de la década del ochenta”, enumeró. “Por eso te decía que no dibujo para terminar una obra, sino para disfrutar el proceso”, remató el artista, que admira a “la gente que tiene pasión por las cosas, se trate de escribir, tallar una madera, construir y remontar cometas, lo que sea. La pasión es un motor, y eso no se compra”.

Chino Castro

 

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