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jueves, 16 de mayo de 2024
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Un neurocirujano bolivarense comenzará a atender su especialidad en Bolívar

Lo hará en forma quincenal en los consultorios de LALCEC. Se trata de Ramiro Rodríguez, quien se desempeña en el Hospital Penna, de Buenos Aires.

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La llegada de profesionales jóvenes a Bolívar, formados, con experiencia, siempre es una buena noticia. Cuando esos profesionales son nuestros, es decir nativos de esta ciudad, ese valor se incrementa notablemente. Porque además de venir a su pueblo natal con el bagaje de conocimientos adquiridos, lo hacen desde una posición espiritual diferente y con una apertura al vecino que surge natural, espontánea, amigable y para nada exenta de la solidaridad, que debe ser una premisa indispensable para la relación con el prójimo.

La reflexión la disparó la charla que mantuvimos este lunes con Ramiro Rodríguez, médico neurocirujano de 36 años, hijo de Liliana Ochoa y Luis Rodríguez, quien terminaba de mantener una entrevista con autoridades de LALCEC filial Bolívar, entidad que le ofreció sus consultorios para que, al menos una vez cada quince días, comience a atender su especialidad entre nosotros.

Marquemos ante todo que no hay muchos neurocirujanos a nivel país. Según explicó el propio Ramiro son algo más de 1000 nomenclados por la Asociación Argentina de Neurocirugía. Es una especialidad médica que, a veces, se la confunde con la Neurología. Sin embargo, es muy clara la diferencia ya que la Neurocirugía es una especialidad quirúrgica. “Tenemos diferencias que son muy sistemáticas -se encarga de aclarar nuestro entrevistado- ya que ellos (los neurólogos) se encargan del tratamiento, la educación y rehabilitación de las enfermedades clínicas del sistema nervioso central, periférico, columna espinal y médula espinal y nosotros del tratamiento quirúrgico. Eso nos define”.

Es una especialidad que llama a la admiración, porque quien abre un cerebro a los ojos de quienes no sabemos nada de medicina nos parece alguien muy especial…

“Tiene algo de eso, si. Pero es una especie de mito. En realidad es una especialidad de alta complejidad. Muchas de sus patologías deben tratarse en un ámbito muy cuidado para su abordaje y planificación. No es lo mismo operar una patología oncológica de cerebro que un traumatismo de cráneo, que tiene también su complejidad porque uno está trabajando con las estructuras del cerebro, pero tienen valencias distintas en su abordaje en relación a la asistencia de la tecnología, la previsibilidad, la planificación, etc. Pero es cierto que todo lo que está en el cerebro siempre fue un poco más privado y el tema, a lo largo de la medicina –por el pensamiento mágico/religioso que siempre nos acompañó- ha generado esa mitología”.

La medicina en general ha registrado avances impresionantes en los últimos años. Entiendo que la Neurocirugía en particular también…

“Si, en los últimos 25/30 años ha sido impresionante. Especialmente porque ha habido todo un abordaje de las patologías mínimamente invasivo y el desarrollo de tecnologías que acompañan al diagnóstico, la prevención, el tratamiento que antes –como el sistema nervioso es el que habla- uno venía con un problema y quizás el tratamiento era tardío, inoportuno. Hoy eso ha cambiado mucho porque hay mayor accesibilidad. Siempre hay esfuerzos institucionales  tanto desde el espacio público, como privado o mixto para que se pueda acceder a un diagnóstico y hasta llegamos a diagnósticos incidentales, porque muchas veces se piden estudios con una finalidad por otra especialidad y termina en el neurocirujano porque se realizó un hallazgo. La medicina está empezando a dar esas respuesta también”.

Ramiro (quizás debiéramos decir el Dr. Ramiro Rodríguez pero nos gusta más el trato más llano) estudió en la Universidad Favaloro de Buenos Aires y decidió la especialidad de Neurocirugía “sin saber demasiado bien lo que era. Tenía claro que debía ser cirujano. Cuando tuvo contacto con la Nurocirugía fue un amor a primera vista. Las especialidades quirúrgicas son más pragmáticas, se toman decisiones rápidamente y uno lleva a la concreción del acto -más allá del período analítico que corresponde- muy inmediatamente. La clínica tiene otros tiempos aunque también es resolutiva. Pero todo tiene que ver con el carácter y la personalidad de cada uno. Esto de hacer algo con las manos y de utilizarlas como un instrumento es maravilloso”.

Tiene mucho de artístico…

“Sí, claro que lo tiene. Para quienes admiramos la historia de la medicina y los avances y curvas temporales entre lo médico y lo cultural es apasionante. Yo creo que lo que el cirujano hace es arte. Y no es casual que muchos cirujanos, ya sea como hobbie o como entretenimiento, realicen otras actividades que les obligue al uso de las manos. Rene Leriche, quien fue un personaje muy polémico de la medicina, un gran cirujano de fin del siglo XVIII, decía que la mano del cirujano no se separa nunca del espíritu que la guía. Es una manera de ver la mano como prolongación del espíritu en el acto médico. Sencillamente genial”.

Se lo nota apasionado por lo que hace. Cree que, además de abrirse a nuevos rumbos (o viejos tal el caso de Bolívar) con la finalidad de poner su profesionalismo al servicio de la gente, también es necesario hacer docencia para que cada vez esté más claro el campo de acción de la Neurocirugía. Formado como tal en el Hospital Penna de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, allí se desempeña en la actualidad, además de también hacerlo en ámbitos privados y, como queda claro, desde los primeros días de marzo ya estará atendiendo a quien lo requiera en los consultorios de LALCEC, donde su madre lo hace como nutricionista. “Está bueno que se entienda que lo nuestro no es solo el cerebro. También lo es toda la patología de los nervios periféricos, de la médula y de la columna vertebral en toda su extensión. Porque uno a veces tiene dolor de espalda y va al traumatólogo y pocas veces al neurocirujano y ésta un área que muchas veces compartimos con el traumatólogo. Lo que quiero decir es que le damos respuestas a muchas más patologías que las que están asociadas al cerebro”.

Además de tu vinculación con LALCEC, que ya vemos que fue exitosa, el desarrollo de tu trabajo necesitará de una buena integración con la comunidad médica, para que te lleguen derivaciones a tu consultorio que quizás se estén haciendo en otros lugares…

“Sin ninguna duda. Yo estoy absolutamente dispuesto a trabajar de manera coordinada, interdisciplinaria y de máxima cordialidad con los colegas. Así que haré un primer acercamiento y veremos cómo fluye todo”.

¿Vas a atender por obras sociales?

“Voy a estar abierto a todo tipo de atención. LALCEC presta el espacio físico y en mi caso estaré disponible por todas las modalidades de atención. Yo pasé por los tres sistemas: el privado, el público y el mixto. De modo que estoy abierto para que, quien no tenga una cobertura, poder igual ayudarlo y dar una orientación en salud. Primero somos médicos antes que especialistas”.

¿Has tenido contacto con el hospital local? y, además, teniendo en cuenta que tu especialidad reina dentro de un quirófano ¿está preparado el hospital de Bolívar para que se realicen allí, eventualmente, cirugías de esta especialidad?

“Si, he tenido contacto y lo conozco, por supuesto. Para la gran mayoría de las patologías, de acuerdo a su ámbito de aplicación y con las condiciones de bioseguridad mínimas que tiene que tener un servicio de salud, sin ninguna duda que sí, que está en condiciones. De hecho he estado en contacto con profesionales del servicio de Terapia Intensiva y son gente muy formada, muy confiable, y eso para nosotros es muy importante, porque necesitamos una buena calidad del post operatorio. Nuestro acto quirúrgico puede ser una maniobra muy bien llevada a cabo pero necesita el soporte médico para que ese paciente curse un post operatorio de manera segura”.

La misma pregunta cabe en relación a los sistemas de diagnóstico por imágenes disponibles…

“Hoy nos alcanza con lo que hay; aunque hay determinadas especificaciones que tiene la especialidad que, cuando se requieren, pueden solicitarse fuera de Bolívar, como podría ser el electromiograma, que se utiliza para patologías muy puntuales. Nosotros somos imágenes dependientes para tomar decisiones y todo eso está funcionando. Especialmente tomografía del cerebro y resonador. Con esas dos cosas alcanza”.

Está seguro Ramiro Rodríguez de que, también, el hospital cuenta con personal de enfermería y de instrumentistas quirúrgicos de eficiencia y profesionalismo. Y que esos instrumentos que se utilizan, muy particularmente en Neurocirugía y que puedan faltar en el sector de salud están disponibles vía compra o alquiler. “Además, cada uno de nosotros ha ido adquiriendo los suyos y por supuesto siempre los ponemos a disposición”, enfatiza.

La charla derivó, se hizo más extensa y quizás pudo haberse dilatado muchísimo más, porque Ramiro tiene mucha capacidad docente para explicar lo que es el foco de su gran pasión: la medicina ante todo y su especialidad en forma inmediata. Da gusto encontrase con gente así y ojalá, como el gran Leriche lo manda, pueda con su mano extender los alcances de su alma al servicio de sus vecinos de siempre. VAC

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