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jueves, 25 de abril de 2024
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“Te convido a creerme cuando digo futuro”

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“Hay un país en rocas y ruinas bajo otro país de pan/hay una madre que camina codo a codo con su clan…” (Silvio Rodríguez).

Hoy se termina una etapa en Argentina durante la cual la pasaron muy mal los trabajadores y trabajadoras, los jubilados, los pequeños y medianos empresarios. Muchísimas personas perdieron sus trabajos, cerraron miles de fábricas y se ensanchó la brecha entre quienes más tienen y quienes no tienen nada.
En materia económica y de ingresos los resultados del gobierno de Mauricio Macri son vergonzantes: 10,1% desempleo 42%, de inflación 40% de pobreza y un crecimiento exponencial de la deuda pública que compromete el futuro del país, obliga al nuevo gobierno a empezar con una enorme desventaja frente a los organismos internacionales y sobre todo pone en jaque la soberanía del país.
Se discutirá hasta el fin de los tiempos si es que “el mejor equipo de los últimos 50 años” fue una juntada de ineptos o si hicieron bien lo que vinieron a hacer, que es dejar la puerta abierta para reformas estructurales que limiten derechos a los sectores que el gobierno de Macri y los grupos de poder que él representa, tuvo y tiene históricamente como antagonistas.
Hay además, algunas cifras que no mide el INDEC. Por ejemplo, datos que informen cuánta gente se enfermó por el estrés que provoca la incertidumbre, o porque debió dejar tratamientos por los altos costos. Los jubilados que compraban la mitad de la medicación recetada o que debían optar por el remedio para una enfermedad y dejaban de tomar otro, ¿cuántos son? ¿Cuántos quedaron en el camino como consecuencia directa de las decisiones políticas que se tomaron desde la Casa Rosada versión 2015/2019?
El descenso en el nivel de consumo de alimentos básicos como la leche o la carne también fue otra inequívoca señal de injustica social de estos últimos cuatro años. El aumento de la cantidad de comedores y merenderos también es una marca de la época. Por eso, hacer una lista de las consecuencias directas que las políticas macristas tuvieron sobre la vida de la población sería imposible, porque además de infinita sería injusta con los dolores y padecimientos de algunos y algunas.
La cuestión cultural, el sentido común dominante durante estos últimos cuatro años perdura en algún sector no poco importante. Hay un 48% de ciudadanas y ciudadanos que no tienen pudor en sostener el modelo propuesto por Ceos y empresarios, aunque los números denuncien que es un modelo a costa de la vida, la seguridad y la dignidad de otrxs ciudadanxs. “Macri se va mañana. Genial, lo conseguimos. Pero la mentalidad que lo hizo Presidente se queda. Apoyada en el odio al pobre, al negro y al indio, esa estúpida necedad permanece, toda veneno y resentimiento”, dijo en estos días el escritor Mempo Giardinelli en línea con eso.
Al mismo tiempo, existe “un otro lado”, existe otra manera de vincularse entre ciudadadnxs, con lazos fijados en la solidaridad, en la empatía y en la felicidad que provee la vida en comunidad con una distribución de los ingresos no tan desigual. La Argentina que se pone en marcha hoy, con el gobierno que encabezan Alberto Fernández y Cristina Fernández, tiene que ver con esa mirada, tiene que ver con gente que aunque no pasó hambre en estos cuatro años, sufrió el hambre de otrxs.
El modelo de país por el que votó la mayoría de lxs argentinxs ancla en esos valores; en octubre se votó por una opción que (al menos en los papeles) viene a contradecir la mayoría de los mandatos del neoliberalismo más rapaz. Hoy se dará el primer paso para desandar el caos y para desmontar las consecuencias de la falta de solidaridad, de la meritocracia y de otras bondades del modelo sálvese quien pueda.
Hay esperanza en muchos y muchas a pesar que el contexto es en cierto modo amenazante (geopolítica, intereses norteamericanos en América latina, golpes de Estado en el “barrio”, masas de ciudadanxs ejerciendo la política del odio, entre otros aspectos). Hay quienes sólo aspiran a que el gobierno no les desordene más la vida, a poder ambientar su vivienda sin terror a tener que dejar el sueldo en el pago de las tarifas, a poder planificar su futuro inmediato y a largo plazo. Y los que llegan al gobierno por “Todxs”, dijeron que vienen a poner orden ahí. Y muchos y muchas de quienes integran el gobierno que hoy asume, ya han demostrado que se pone el foco ahí, en la vida cotidiana de todos y todas.
Y la esperanza también tiene que ver con que el país ha sabido dar un paso de adultez política muy importante, con ciudadanxs con la paciencia indispensable para lograr un traspaso de gobierno en paz, con plazas llenas para despedir y para recibir, que son plazas distintas porque justamente de eso se trata, de solventar las diferencias con madurez cívica. Seguramente habrá desubicadxs de uno y otro lado cuyos comportamientos digan lo contrario, sin embargo, eso de “el amor vence al odio” parece estar pasando página, permitiendo a lxs argentinxs, reinventar la Argentina una vez más, con la certeza de que, citando a Luis Alberto Spinetta, “mañana es mejor”.
Daniela Roldán

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