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jueves, 28 de marzo de 2024
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San Carlos de Bolívar

Siempre Alejandra

Escribe Mario Cuevas.

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“Yo hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo…”

Y un día en Sin Fronteras (Sábados de 19 a 21 hs, en la 101.5 Mhz o en la web: www.radiofederalbolivar.com.ar.) un grupo de bolivarenses celebramos la figura y la inmensa obra de Alejandra Pizarnik junto a seis damas que hicieron suyas sus poemas: Ana Gracia Jaureguiberry, Lorena Mega, Nadia Marchione, Anneris Aranas Escalada, Melina Cardoso, y Clara Tiani que fue un poco más allá y creó junto a Nico Holgado una belleza de canción. También contamos con el invalorable aporte de Andrea Volpe y José María Alabart, sinónimos de gestión cultural, teatro y poesía por estos pagos, para brindarnos un panorama de Pizarnik.

“Alejandra Pizarnik encaró a fondo, y hasta el final, una época de gran vitalidad, los años 60, época rica en debates culturales, políticos y poéticos – dice Andrea – Es raro encontrar hoy una conciencia como la suya, tan persuadida del contacto de la belleza con lo tenebroso, no como una moda literaria sino como una propiedad de la vida misma. Alguna vez leí que Alejandra no vino a ubicarse dentro de la poesía argentina sino que vino a desubicarla, y no solo a la poesía argentina, también a la contemporánea. Creo que esto es la que la vuelve tan única a la voz de esta poeta.

Es necesario apreciar la figura de Alejandra Pizarnik en toda su complejidad, en ella está patente el sello de lo trágico pero también encontramos el humor, la preservación de la infancia, la reflexión sobre la música, la pintura, el silencio, y la mirada crítica sobre la tradición literaria.”

Por su parte, José María Alabart, nos cuenta: “Ana Becciu, amiga de Pizarnik y también poeta, fue a visitarla a su casa de Buenos Aires en la calle Montevideo el domingo 24 de septiembre de 1972, el día anterior a su suicidio. Esa tarde Alejandra le dijo a Ana que desde hacía unos años estaba escribiendo un diario íntimo y que le gustaría hacer una selección para publicarla.

Treinta años más tarde Ana Becciu se ocupó de preparar el material para su edición. Dice Ana Becciu en la introducción de ‘Diarios’: ‘De esto trataran sus diarios hasta el final de su vida, de amor y de sexo, de angustia, de elegir o captar o rechazarlo, habla del deseo, de las formas del deseo en ella, analizándolas y nombrándolas con tanta lucidez y claridad que la convierten innegablemente en nuestra contemporánea.

Los Diarios de Alejandra Pizarnik constituyen un paso adelante en nuestra madurez artística, colocan a nuestra literatura en el field de la modernidad. Que su lectura sirva para entender que la vida de Alejandra no fue una pose, que fue una escritora, que le dolió serlo porque casi nadie podía mirarla y comprenderla y amarla tal cuál era, y cuidarla para que pudiera seguir escribiendo esos poemas que ahora son lenguaje, porque nadie decía como ella eso que apenas si se oye entre nosotros o dentro de nosotros. Nadie decía como ella nosotros.”

La música del homenaje se centró en varios artistas que musicalizaron las poesías de Alejandra (Antonio Birabent, Roxana Amed, Gustavo Cerati, Pablo Nazar, el dúo español Gazel, Así, dúo cordobés, el cuarteto Fin del Mundo, entre otros artistas), y dos discos editados el año pasado, dedicados a la poeta nacida en Avellaneda: la agrupación colombiana Pizarnik, liderada por José Gallardo Arbeláez que grabó su disco epónimo “Pizarnik”; y la cantautora y docente Florencia Lira, con “Alejandra” (2020), disco grabado en el Sello Cápsula Discos, junto a Cristóbal Menares en guitarra, con Felipe Cadenasso y Antonio del Favero en instrumentación, arreglos y producción.

“Este disco se gestó a lo largo de varios años, desde mi adolescencia siempre me sentí muy conectada con la poesía de Pizarnik, nunca pensé en hacer un disco pero fue como apareciendo en el camino, el proceso fue algo similar al disco ‘La caminante’, que realicé anteriormente con poemas de Gabriela Mistral, en el sentido que traté de conectarme desde la intuición con su poesía. La forma de musicalizar fue más cercana a eso que a una más mentalizada. En ‘Alejandra’ hay un tema que se llama ‘Del otro lado’, ese tema lo compuse una noche de año nuevo que lo pasé sola en mi casa y abrí el libro y me apareció ese poema. Me conecté con la música que había detrás y lo compuse en ese momento. En ese camino me di cuenta que tenía una cantidad de canciones como para hacer un disco. En este caso, el proceso fue diferente al de mi disco anterior, tratamos de meter más sonidos electrónicos, más ritmo; y trabajarlo de otra forma porque es una poesía bastante mántrica, muchos poemas que son muy cortitos que yo los repetí varias veces y de alguna forma esa repetición hace que cale más profundo la palabra misma.”

Ana Gracia – Quien alumbra

Cuando me miras
mis ojos son llaves
el muro tiene secretos
mi temor palabras, poemas
Sólo tú haces de mi memoria 
una viajera fascinada, un fuego incesante.

Lorena Mega – Para Janis Joplin

A cantar dulce y a morirse luego
no: a ladrar
así como duerme la gitana de Rousseau
así cantás, más las lecciones de terror
hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción, gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo
me pregunto si eso no aumentó el error
hiciste bien en morir
por eso te hablo, por eso me confío a una niña monstruo.

Melina Cardoso – A la espera de la oscuridad

Ese instante que no se olvida
tan vacío devuelto por las sombras
tan vacío rechazado por los relojes
ese pobre instante adoptado por mi ternura
desnudo desnudo de sangre de alas
sin ojos para recordar angustias de antaño
sin labios para recoger el zumo de las violencias perdidas en el canto de los helados campanarios.

Anneris Aranas Escalada (‘Noche’)

Tal vez esta noche no es noche
debe ser un sol horrendo, o lo otro, o cualquier cosa…
¡Qué sé yo! ¡Faltan palabras, falta candor, falta poesía cuando la sangre llora y llora! ¡Pudiera ser tan feliz esa noche! 
Si sólo me fuera dado palpar 
Las sombras, oír pasos
Decir “buenas noches” a cualquiera que pasease a su perro
miraría la luna, dijera su extraña lactescencia, tropezaría
con piedras al azar, como se hace.
Pero hay algo que rompe la piel
una ciega furia que corre por mis venas.

Nadia Marchione (‘En esta noche, en este mundo’)

En esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerta nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema castrado por su propia lengua
que es el órgano de la recreación
del re-conocimiento pero no el de la re-surrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa entre lo decible
que equivale a mentir (todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe.

Clara Tiani – Más allá del olvido

Alguna vez de un costado de la luna
verás caer los besos que brillan en mí
las sombras sonreirán altivas
luciendo el secreto que gime vagando
vendrán las hojas impávidas 
que algún día fueron lo que mis ojos
vendrán las mustias fragancias
que innatas descendieron del alado son
vendrán las rojas alegrías
que burbujean intensas en el sol
que redondea las armonías equidistantes en el humo danzante de la pipa de mi amor.
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