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Servir a alguien

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Escribe: Mario Jesús Cuevas

El 20 de agosto pasado se cumplieron cuarenta años de la salida de “Slow Train Coming”, el disco ‘cristiano’ de Bob Dylan. Las canciones registraban la experiencia de Dylan con la iglesia evangélica Vineyard Church, profundizando sus lecturas tempranas de la Biblia, y su conversión al cristianismo.

El álbum, producido por Jerry Wexler, (productor de Aretha Franklin, Wilson Pickett y otras luminarias de la música negra), con un grupo compuesto por Mark Knopfler en guitarras y Pick Withers en batería, ambos de Dire Straits, y Tim Drummond en bajo, y los Memphis Horns, tenía un sonido depurado y de excelencia, con un Dylan con su voz intacta y sonido bien ‘negro’ (el disco se grabó en Muscle Shoals Sound Studios de Alabama).

Tanto Knopfler como Wexler no conocían la naturaleza de las canciones, cuando Dylan intentó ‘evangelizar’ al productor, Wexler le respondió: “Bob, estás tratando con un judío ateo de sesenta y dos años. No tengo esperanza. Vamos a hacer un álbum.”

Escribió Rodrigo Fresán: “Dylan se enroló en las filas de la casi fundamentalista Vineyard Church of Christianity. Cuatro días por semana para leer la Biblia. Dylan siente un particular entusiasmo con el Libro de las Revelaciones y cuando les piden a los asistentes que narren sus sueños. El resto del tiempo Dylan se la pasa fumando un Marlboro tras otro en el estacionamiento de la iglesia, con el cuello de su campera de cuero subido hasta casi los ojos. Aun así aguanta tres meses y medio. Tiempo después comentaría: ‘El período de mi conversión religiosa forma parte de mi experiencia. Era algo que tenía que suceder. Cuando yo me meto en algo, me meto a fondo. No me quedo mirando desde afuera’.”

“Slow Train Coming” abre con ‘Gotta Serve Somebody’ con Dylan cantando en su primera estrofa: “Puedes ser un embajador de Inglaterra o Francia, puede gustarte jugar, quizás te guste bailar / Puedes ser el campeón del mundo de los pesos pesados, puedes ser un socialista con un largo collar de perlas / Pero tendrás que servir a alguien, claro que sí, tendrás que servir a alguien, ya sea al diablo ya sea al Señor…”

Le sigue ‘Precious Angel’, dedicada a la actriz Mary Alice Artes, la responsable de haber conectado a Dylan con la citada iglesia evangélica. Aquí Dylan advertía que “se cree o no se cree, y no hay terreno neutral”, y en la canción final, ‘When He Returns’, decía que Jesús venía esta vez con ganas de patear templos y se había acabado toda esa tontería de ofrecer la otra mejilla.

‘Man Gave Names to All the Animals’ es el segundo simple del disco y es una suerte de fábula para niños: “El hombre dio nombre a todos los animales, en el principio, en el principio / El hombre dio nombre a todos los animales, en el principio, hace mucho tiempo / Vio un animal que le gustaba gruñir, grandes garras peludas y le gustaba rugir, con un gran lomo y abundante pelo, ‘Ah, creo que le llamaré oso’ / Vio un animal en lo alto de la colina masticando hierba hasta hartarse, vio que salía leche pero no supo cómo, ‘Ah, creo que le llamaré vaca’ / El hombre dio nombre a todos los animales, en el principio, en el principio…”El tema tuvo cierto éxito aunque algunos seguidores puristas de Dylan lo defenestraron.

La figura de Bob Dylan ha generado ríos de tinta, horas incontables de películas, documentales y todo tipo de reseñas que han celebrado obra y vida de un mito que ha sabido novelarse sabiamente.

Acompañando el inicio de la década del 60, apareció en el universo folk que por ese entonces gobernaban Woody Guthrie y Pete Seeger. Bob Dylan lee la autografía de Guthrie, ‘Bound for Glory’, y queda eclipsado por esa vida romántica de luchador incansable. Tiempo después le dedicará ‘Song to Guthrie’: “Estoy cantándote una canción que no te hace justicia / porque no hay muchos hombres que hayan lo que tu hiciste…”

Muy pronto Dylan se codea también con sus pares que están surgiendo (Tom Paxton, Phil Ochs). Grabó su primer disco en 1962. Resultó un fracaso comercial pero fue vital para su aprendizaje. Por esos días pasaban muchas cosas en Estados Unidos: J. F. Keneddy era el presidente; había recesión económica, rebeliones estudiantiles, campañas antinucleares, luchas por la integración racial (en mayo de 1961 el Movimiento de los Derechos Civiles organizó su primera marcha por la libertad), la invasión de Cuba y guerra de Vietnam. Semejante caldo de cultivo no le fue ajeno a muchos artistas, menos a Bob Dylan, que en dos de sus discos, “The Freewheelin” (1963) y “The Times They Are Changin’” (1964), despliega un increíble ramillete de canciones que pinta como nadie la realidad imperante (‘Blowin’ in the Wind’, ‘Masters of War’, ‘A Hard Rain’s Gonna Fall’, ‘The Times They Are Changin’, ‘With God On Your Side’).

Escribió Sergio Pujol en ‘Las ideas del rock’: “Dijo Marianne Faithfull: ‘Dylan es el creador de una forma de expresión que deja su impronta en nuestras conciencias’. Es muy cierto. Pero esa forma de expresión no puede ser abstraída de ciertos temas que en la voz del cantautor rezuman como himno de una época. Veamos ‘Blowin in the Wind’ (1962) es la canción que identifica al movimiento de los Derechos Civiles. ‘A Hard Rain Gonna Fall’ es la canción contra la guerra fría (aparentemente escrita en septiembre de 1962, a propósito de la crisis de los misiles en Cuba). ‘The Times They Are A’Changing’ es el anuncio de que la brecha generacional es una realidad irreversible, y Dylan la estrena pocos días después del asesinato de Kennedy. ‘Mr Tambourine Man’, inspirada en las fiestas de Mardi Gras, es un canto al poder de la música, eso en lo que tanta gente cree. Y ‘North Country Blues’ denuncia, en la forma de una balada anglosajona, cómo el capital se aprovecha del trabajo.”

Como cierre, citamos uno de los tantos capítulos de la obra de Bob Dylan. ‘KnockingonHeaven´sDoor’ (Golpeando las puertas del cielo) es uno de sus grandes clásicos, y está vinculado al cine y a Sam Peckinpah, afamado director de cine norteamericano, responsable de ‘Perros de paja’ (1971) y ‘La fuga’ (1972). Peckinpah revalorizó el género western con ‘La pandilla salvaje’ (1969), ‘La balada de Cable Hogue’ (1970) y especialmente con ‘Pat Garrett & Billy theKid’ (1973). Éste último film, rodado en Durango, México, fue protagonizado por James Coburn que encarnaba a Pat Garrett, y KrisKristofferson, que era Billy the Kid. Habían sido compañeros de correrías pero luego Garrett se hizo sheriff, contratado por los terratenientes dueños de las tierras de Nuevo México, y comenzó a perseguir con saña a Billy theKid.

Durante el rodaje de la película Peckinpah le manifestó al guionista del film, Rudy Wurlitzer, que necesitaba imperiosamente una canción para una de las escenas principales. Fueron Wurlitzer y Kristofferson que conectaron a Peckinpah con Bob Dylan.Como el director no conocía al músico, lo cito a su casa para que le mostrara algo de los que tenía preparado. A Peckinpah le gustó tanto lo que escuchó que le brindó la anuencia para escribir toda la banda de sonido, además de una participación en la película como ‘Alias’, un ladero de Billy que lanza cuchillos.

“La música parece estar esparcida y usada en otros lugares menos en donde debería estar…”, explicó el músico sobre su banda de sonido, que no tuvo mucha repercusión, el público esperaba un álbum de canciones de Dylan y se encontraba con música instrumental, con la excepción de ‘KnockingonHeaven’sDoor’.

 

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