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viernes, 29 de marzo de 2024
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San Carlos de Bolívar

Será que la canción llegó hasta Luis

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Vidamí, Las olas, Fina ropa blanca, Perdido en ti, Tu vuelo al fin y Holanda no son temas de Spinetta que uno esperaría en una selección de su vasta obra, pero la singular curaduría suma porotos a la Tupá Gruv, que con un consistente abordaje de esas perlas de la última etapa artística del ‘Flaco’, la que menos se visita, descorchó la fiesta de su recital al aire libre, el sábado en La Lomada. (Lo más añejo de ese segmento fue Fina ropa blanca, track 2 de Don Lucero, 1989, canción elegida como la mejor del rock argentino de ese año en la encuesta del en ese entonces prestigioso Sí de Clarín; ¡la votó hasta Banana Pueyrredón, y no es joda!) Después de abrir con una página propia tocaron esas piezas en el orden citado, con el fuego rockero y el groove que caracteriza al combo de funk no desprovisto de las sutilezas que reclama la obra de Spinetta. A partir de Perdido en ti, con la cantante Clara Tiani sentada a su simpático sintetizador, incorporando matices a las versiones y volviendo a exhibir que en cualquier (buen) momento podría lanzarse como solista, ya que concentra personalidad propia, poder de fuego interpretativo y canciones, o sea todo.
Antes de encerrarse a dar forma a su primer disco y a empezar a componer para la nueva etapa (la banda ya dispone de hilvanes de ideas que con trabajo crecerán), Tupá Gruv volvió a La Lomada con un show que bien podría considerarse la despedida de su primera horneada de ocho canciones, con las que se ganaron el respeto y la fidelidad del público local trajinando el circuito de bares y patios en los últimos dos años. Piezas de un funk bien cancionero que le harían mover la patita a una estatua, a través de sólidos instrumentistas que ya juegan ‘de memoria’ juntos, más unas letras bien interesantes que en general pergeña la ‘Flaca’ Tiani y que el sábado se escucharon mejor que otras veces, ya que aunque tocaron ‘de piso’ (de tierra), al aire libre y con una infraestructura mínima, el sonido fue excelente, claro y sin resignar potencia.
Tras la celebrada ‘tanda Luis’ el quinteto impuso un break, que la mayoría aprovechó para re-visitar la cantina y re-clavarse unas riquísimas papas fritas u otra pizza, mientras la cerveza y el fernet con Coca corrían por las mesas que era un contento.
Muchas perras, Los caballos, La cósmica ciudad (o la comiquicidad, como bromeó Tiani), Niño de plomo, El bar, Suecia y Disco Tupá conformaron el segundo y último bloque del recital. Varios temas decorados con solos del baterista, ‘Lolo’ Blandamuro; el guitarrista líder, Nicolás Holgado, y el bajista, Hernán Moura. El otro violero es Juani Martínez, que se escucha menos pero siempre está, complementando con buen gusto y pincelazos sutiles la pirotecnia de un Holgado al que el hard rock y el heavy le chorrean por las comisuras de los labios. No hubo ni un bis pero sí un refuerzo: para la última, Disco Tupá, se sumó en tambores Raúl Chillón, quien mientras se freía la última tanda de papas aparecía en escena con el delantal puesto para darle masa a las congas, cual un Rada más blanco pero no descolorido. Más el público en palmas, feliz de haber sido parte de otra linda noche de rock en un patio amigo.
Desconozco si la canción de la Tupá llegó hasta el sol, es decir hasta Spínetta. Reconforta creer que sí, nada nos impide pensarlo. Lo que es seguro es que pasó por nosotres.
Chino Castro

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