Fue la primera, y seguramente habrá muchas más, si atendemos al compromiso de las organizadoras/es, esto es estudiantes de la carrera de Psicopedagogía que se dicta en el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 27, y algunas de sus docentes, con el respaldo del área municipal de Políticas para Personas con Discapacidad y la asociación civil Juegan Todes.

La jornada Sexualidad sin barreras se llevó a cabo, con una buena concurrencia de interesados, el viernes en el Cine Avenida (planta baja). “Derribar prejuicios para construir con otros nuevos saberes y sentidos”, fue el núcleo de la idea, como fue explicitado por las convocantes el miércoles en una conferencia de prensa publicada en estas páginas.

Una invitación a pensar, ver y sentir la diferencia, que se montó a través de paneles con conceptos pedagógicos sobre cómo viven su sexualidad y su deseo -y el sentirse deseadas- las personas que padecen algún tipo de discapacidad, con la guía de estudiantes de la carrera, que dialogaban con todo aquél que se interesaba en saber un poco más y en involucrarse en una nueva toma de sentido, a partir de abrirse a incorporar otros saberes.

También fue una forma bien práctica de aportar a la construcción de una sociedad más inclusiva -o verdaderamente inclusiva-, una frase políticamente correcta pero que suele, paradójicamente en el hacer de quienes se llenan la boca con ella, vaciarse de sentido. Contra eso fue Sexualidad sin barreras.

Una propuesta con un claro contenido político, toda vez que puso en cuestión el modelo hegemónico en materia de sexualidad. Porque hay otros modos de estar en el mundo, otras corporeidades, lo que se entiende como ‘normalidad’ no es más que un dato estadístico que, como tal, fríamente expresado, no dice demasiado, ni mucho menos entraña una verdad como algo en lo que sólo resta encajar, explicaron Cecilia Luna y Sol Gutiérrez, psicólogas además de docentes de la carrera, en la aludida conferencia de prensa del miércoles en el Instituto.

Durante dos horas de la tarde del viernes el público fue pasando por las distintas instalaciones montadas en el amplio salón de usos múltiples del Avenida, un lugar que, dicho sea de paso, ojalá comience a usarse mucho más. Se ofrecieron testimonios e información ‘para visibilizar prejuicios y barreras en torno al deseo en las personas con discapacidad y su lugar como sujetos deseados’, fue otro de los fundamentos de las convocantes acerca de lo preparado.

“Hay personas a las que no les falta nada en su cuerpo y no tienen felicidad. Lo que busco y necesito es la paz, la fuerza, el disfrute, la fe, y esas cosas no vienen por tener brazos o piernas”. Esta frase, que lució pegada en uno de los paneles de exhibición, lo dice todo.

Chino Castro