Hoy lunes 7 de agosto, Fiesta de San Cayetano, Patrono del pan y del trabajo, a las 17:30 horas se realizará procesión y misa en el Centro Catequístico Misionero San Cayetano, ubicado en Barrio Colombo y a las 19 horas se celebrará misa en la Parroquia.
La devoción a San Cayetano en nuestro país reviste un acontecimiento de permanente religiosidad popular, quizá única y peculiar en el mundo occidental por su forma expresiva y su contenido profundo de orden social. Cayetano nació en 1480, su padre, Gaspar, Conde de Thiene y su madre María Porto. Cursó la carrera de abogacía, fue delegado estudiantil en la Facultad y sus profesores lo alaban por las altas notas obtenidas. Respondía con sencillez: “Creo que valgo por lo que soy, y no por lo que los demás digan de mí”.
El Papa Julio II lo designó en la Cancillería de los Estados Pontificios, en ese rol junto a otros diplomáticos lograron evitar la guerra entre la República de Venecia y los Estados Pontificios, lo cual le permitió ganar enorme prestigio, sin embargo, sabía que su vida necesitaba seguir el camino de Jesús. Así explica: “Siento que día a día mi vida suspira por amar a Dios. Mis años de abogado me enseñaron que el pueblo necesita palpar a Dios a través de las obras de los cristianos, de su acción, de sus enseñanzas, de su entrega. Quisiera hacer siempre la voluntad de Dios: esto deseo, y a esto aspiro. Ahora voy a dar otro rumbo a mi vida. Mi camino es dejar todo sin mirar atrás. Uniré mi propia vida a la Cruz de Cristo. Seré sacerdote.”
Se propuso “no dejar de luchar hasta que vea a los cristianos correr hambrientos para nutrirse del Pan Sagrado”.
En tiempos difíciles para la Iglesia, a la propuesta de su contemporáneo Martín Lutero, Cayetano respondió con un nuevo proyecto y fundó la Orden de los Clérigos Regulares: “Creo que la Iglesia es siempre la Iglesia. Como esposa de Cristo no tiene ninguna mancha, ninguna arruga, es blanca y pura; pero por culpa de los hombres aparece corrompida… Quisiera presentar ante los ojos del clero un grupo de sacerdotes que vivan juntos, cumplan con el celibato, no busquen el dinero, sepan ser pobres… entonces el ejemplo arrastrará y comenzaremos la reforma desde nosotros mismos.” La actividad de los Clérigos Regulares en Venecia consistía en la atención de hambrientos y enfermos (gran sequía y peste de 1529 a 1532); ayuda a los presos y servicios religiosos y asistenciales.
